Sendero primigenio #2

†Capitulo 153† La descendiente del dios guardian de la luz

Coraline recorría con la yema de sus dedos, la cicatriz serpenteante donde había recibido el piquete eléctrico.

En aquel momento, todo su cuerpo recibió una fuerte descarga que la dejo muy debilitada...

Tal cual como lo había estado desde que llegó a ese lugar...

..Pero no quería seguir haci..

Sabía que tarde o temprano, alguno de sus hermanos intentaría rescatarla, o al menos lucharía por su libertad.

Y ella no planeaba quedarse atrás.

Con el rostro consumido por la ira y la frustración, se puso de pie y vislumbro el techo.

Diyagore se había quedado callada desde hacía unas horas.

Pero para lo que la Titan había supinido, aquella "salvaje", tenía que ser lo suficientemente fuerte como siempre estar ahí.

Por lo que su mente, ya había comenzado a maquinar el plan perfecto para su próximo movimiento...

Está vez no haría un burdo intento de escape...

No, ella necesitaba todo el apoyo posible, conseguir liberarse de las celdas y descubrir como quitarse los collares.

Pero para ello...debía esperar a la próxima extracción de energía.

..............

Para cuándo las jaulas comenzaron a descender, Coraline ya le había advertido a Endraegon sobre su plan.

El hombre al principio se mostró preocupado por lo que le pudiera llegar a pasar a la joven.

Después de todo, un castigo como el de Diyagore, era lo suficientemente quebrantador como para que nadie volviera a intentar escapar o revelarse contra los imperiales.

Pero a vistas de que Coraline era tan terca como ingeniosa...

Decidió arriesgar su propia vida con tal de ayudarla.

~Me recuerdas a mi propia hija...~.
Fue la dolorosa perdida la que lo motivo a relacionarse más con la joven.

Algo que levanto sus ganas de vivir, y le dió un verdadero motivo para aguantar la soledad y tortura.

-Preparate....-.
Le susurró la Titan en cuanto las jaulas tocaron el piso.

Está vez, la jaula de Diyagore se colocó justo al lado de la de Coraline, quién no pudo estar más contenta.

Ahora podía no solo entablar una comunicación directa con ella, si no que también podía observar su apariencia física envidiable.

Pues a pesar de su alimentación poco proporcionada, seguía conservando la masa muscular que caracterizaba a una mujer amazona.

Sus cabellos rubios estaban cerca de ser dorados, y su peinado ondulado solo mantenía un aspecto ligeramente maltratado y sucio.

Su rostro era bello y delicado, sin embargo, su mirada muerta reflejaba un espíritu roto.

-Hey tu -.
Susurró intentando llamar su atención,
pero la mirada perdida de la joven "impía", estaba perdida en la mismísima nada...esperando la tortura a punto de comenzar.