May
16 de agosto, 2021
Es inevitable no admitir lo obvio.
Me encontraba nerviosa.
Antes de que toda esta locura sucediera, era un milagro que me pusiera nerviosa por algo, pues estaba tan acostumbrada a mi torpeza, que, el hecho de que se burlaran de mí no se me hacía cosa del otro mundo.
Mientras que esta vez, sí me parecía algo del otro mundo.
El intentar convencerme a mí misma de que no volvería a ver a Jake, sólo sirvió para que el universo lo tomara como una especie de manifestación y bualá, ahora tengo que verlo otra vez.
El maquillaje que le hice a Jane no fue gran cosa, pero la entiendo, no sabe hacerlo ella misma. Lo que supongo, es que tuvo que gustarle mucho como para querer que sea yo quien lo repita.
Eso, con mayor razón se me hace extraño.
Empiezo a creer que es una treta por parte de mi padre para que siga acompañándolo a su trabajo y así me "enamore de su profesión", lo cuál es desgastante, y a la vez aburrido.
No sé por qué se esforzaría por algo así.
Por más loco que suene, me gusta lo que hago.
Sí, aunque eso implique regaños por parte de mi jefe.
—Ten —me tendió una cajita blanca que tomé con confusión—. Ábrelo.
Que pusiera los brazos como jarras para estar atento a mi reacción, sólo me confundió mucho más.
La abrí, topándome con un reloj rosa
—¿Es enserio? —elevé una ceja
—Es para que llegues a tiempo. Tiene una especie de alarma incorporada que hace que emita un chillido cuando faltan cinco minutos para tu hora de entrada, o sea las ocho. Significa que a esa hora ya debes estar llegando.
Resoplé
Lo saqué de su cajita y me lo puse bajo su escrutinio para que no le quedaran dudas de que había sido un excelente obsequio —nótese el sarcasmo.
Le di un toquesito a la pantalla
Tenía una imagen de una vaca
—Debes bromear de verdad —me quejé
—Ya no tienes excusa, ¿okey? Y espero que de verdad lo uses o me enfadaré.
—¿Y me amenazarás con que vas a descontarme el sueldo del mes?
Me miró con seriedad
—No, esta vez, pediré sólo fideos chinos para almorzar.
—Oye, con la comida no te metas.
—Tú lo decides, dulcesito —me dio la espalda, tarareando una canción mientras se iba a su zona de trabajo—. Fideos chinos o llegar a tiempo.
—Te odio.
—Recuerdo cuando me dijiste que es la comida que más te hace vomitar.
—Puedo aguantar la respiración mientras la como —me crucé de brazos, intentando ganar la pequeña disputa
—Bueno, a mí no me molestaría enterrar tu cadáver cuando se termine la hora del almuerzo.
Le saqué la lengua
—Tonto.
Escuché su risa, mientras yo volví a mi lugar. Observé el reloj dándome cuenta de que decoraba bien mi muñeca izquierda, además de que el color rosa era mi favorito, por lo que no me lo quité y sólo guardé la caja en mi mochila.
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Un concierto para dos
RomanceUn músico y una chica que se gana la vida haciendo tatuajes son polos opuestos, culturas distintas, tipos de arte distintos, sueños distintos. Podría decirse que son completamente diferentes, pero no era así. La vida los había separado en una ocasi...