3. Ruido de Guerra

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Estuvimos ocupados hasta tarde la noche anterior debido a algunos compromisos

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Estuvimos ocupados hasta tarde la noche anterior debido a algunos compromisos. Carlos, a mi lado en las gradas, no encontraba solución a una tarea que tenía que presentar en la clase siguiente e intentaba ayudarle como podía,

–De verdad, no sé qué más inventar– dijo al final–. No entiendo ni mierda.

–Revisa los datos entonces, porque a mí tampoco me dan los números.

Miró a la cancha de fútbol donde nuestros compañeros jugaban.

–Deberíamos jugar. ¿Por qué no entraste?

–Me quedé a ayudarte, y no te conviene bajar otra materia. Así estarás jodido para final de semestre y apenas empiezas.

–Tú tranquilo, yo nervioso, mi amigo. Dime, qué es lo que te molesta tanto. Ya no te van a coger tus cosas nunca más.

Un grupo al otro lado de las gradas gritó cuando uno de los equipos casi anotaba un gol, pero la pelota chocó con el poste. Rebotó hacia otro jugador y esta vez anotó de una patada.

–Me vale un comino el maletín– admití–, pero sé que no fue gratis. Y no me molestó el dinero que costó, me molestó lo que le costó a mi mamá ganarlo porque sé que estudiar es un privilegio. Aquí y en China, aunque digan que es un derecho hay gente que muere por hacerlo, y asesinan a muchos por intentarlo.

–Tampoco así.

–Sabes que sí– miré a la cancha para observar el juego–. Ya perdí un año escolar y costó una fortuna, no quiero darle más gastos a mi mamá, y tú no eres mejor que el grupo de Hanna porque destrozarles la ropa es destrozar el esfuerzo de sus papás. La ropa no es nada, pero no es gratis.

Bajó la mirada un poco avergonzado.

–Pues sí, tienes razón.

–A ver cómo hacen con el equipo de volley.

–Daliah y Hanna no tienen problemas de dinero.

–No toda la gente que tiene dinero siempre lo tuvo, que lo tengan no significa que no aprecien. Menos que les guste que andén cortando la ropa y tú cortaste sus uniformes.

–¡Hijo de puta!– La chica de rasgos chinos tras de nosotros le dió un zape–. ¡Fuiste tú!

–¡Wendy, cállate!– Exclamó Carlos.

Ni hablar. Wendy salió disparada con sus amigas y Carlos siguiéndola. Bueno, ya valió todo.

Cogí lo mío y fui en la misma dirección que ellos. Gracias a los gritos, no fue difícil saber dónde estaban, nada más que no entraría al baño de mujeres.

Pronto llegaron Josué y Evan para ver a Carlos siendo sacado por las chicas con gritos de fondo. Evan intentó intervenir, pero se ganó más reclamos y gritos.

Luego Michelle nos vió.

–¡Ustedes dos también!

–No, nosotros nada– respondió Josué.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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