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— Tengo problemas nocturnos, Ari. — Dijo la de piel pálida, en tono bajo.
— Tranquila, yo también ronco y lanzo patadas. — Dijo, Rivers soltó una carcajada en consecuencia. Amaba la inocencia de su amiga, y la manera tan eficaz con la que podía pasar los problemas, algunas veces.
— No ese tipo de problemas. Tengo un trastorno... Extraño. — Intentó explicarle con calma, un tono de voz tranquilo y pausado, como si fuese un niño.
— ¿De qué se trata? — Cuestionó la mujer con sus cejas fruncidas y una expresión de obvia confusión marcando sus facciones.
Samantha sonrió.
— Padezco de sexomnia... — Espetó. Ari alzó una ceja confundida.
— ¿Y eso con qué se come? —
Volvió a reír.
— ¿Segura que quieres quedarte a dormir conmigo? — Le cuestionó con un tono pícaro, disfrazado de mera preocupación. Lo suficientemente creíble para Abril.
— ¿Si supiera qué es eso tendría que preocuparme? —
— Totalmente. —
— No puede ser tan malo. He dormido con Nuvia, patea y habla mientras duerme. ¿Qué te puede ser peor? — Preguntó con una sonrisa burlona y aire confiado.
— Que tengo sexo inconscientemente cuando duermo, sin importar con quien. —
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