Cap 24

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Las noches para cierta chica peliblanca se volvieron odiosamente eternas, las comidas insipidas y las clases tediosas. Caminaba sola los largos pasillos de la escuela, veía a todos andar entre risas y charlas felices.

Le dolió pero dejó ir a sus amigos, estos intentaron acercarse o sonreírle pero ella ya había puesto una alta muralla entre ellos. La profesora McGonagall trataba de sacarla de su burbuja insistiendole en acompañarla para calificar trabajos, sin embargo, cada peticion fue negada por la joven.

Su cabello se había vuelto muy largo, llegandole hasta la cintura, sus labios estaban muy lastimados al igual que la parte interna de sus mejillas, había adquirido el maldito habito de morderse dormida.

Dejó caer su libro, molesta se hagacho. Pasos comenzaban  a inundar los pasillos. Recordó su horario, hoy iria a la clase de defensa, el profesor Etienne odiaba la impuntualidad, con rapidez se dirigió a la clase. Se detuvo al toparse con una escena para muchos tierna, casi a escondidas se encontraba una pareja dándose regalos con sinceridad, el corazón de Rellish se detuvo pues tenía a Snape y Evans.

Lily estaba muy feliz y un poco sonrojada por el lindo regalo de su mejor amigo, este la miraba  emblesado, atento a todo lo que era Evans. Cuando volvió a recibir cierto control de su ser, soltó la fría pared que sostenía con dureza, clavando sus uñas. No entendió a que se debía tal cosa. Se escondió al ver cómo la pelirroja se ponía de puntitas para besar la mejilla de Snape, Rellish trato de alejarse dando pasos hacia atrás.

Ahogo un grito cuando la tomaron de la cintura, sintió la respiración de alguien en su cuello. Unos dedos comenzaban a apartarle el pelo.

-Eris no te pongas celosa- esa voz suave la tenía atrapada, salto de la impresión cuando le dieron un beso en el cuello. Logró safarse del agarre.

-Bellatrix no se supone que los mayores deben asistir a cierta reunión para que puedan escoger su futuro- le levantó la ceja, tocando ligeramente el área del beso.

-Así es, una pérdida total. Sabes bien que nuestro estatus viene con cargo- le sonreí la pelinegro. Se acercó hasta tomar las mejillas de Rellish, acto que comenzaba a amar -Tu pequeña acromantula eres un amor-

Siempre que estaba con esa chica se ponía nerviosa, la mayor de las hermanas Black se acercaba y comenzaba a decirle apodos o brindarle caricias que en la perspectiva de otros podía llegar a confundir.

-Bellatrix yo debería marcharme-

La detuvieron unos brazos que ahora tocaban sus costillas, su cuerpo comenzaba a fallar. Tartamudeo sin dar una frase coherente. Bellatrix le dio la vuelta al espectáculo. Aun estaban esos dos.

-Me pregunto si la sangre sucia sabrá que ese chico estúpido la desea- comenzo a pasar sus manos por la silueta de la chica. Una mano tímida la detuvo, no le molesto el gesto. -Es hora de que mi acromantula haga lo suyo-

Eris no entendió a que se refería. Bellatrix con una sonrisa le dio una gran palmada en los muslos de la chica. Esto provoco un sonrojo profundo en la peliblanco. Salió tratando de disimular su sonrojo, quiso que la tierra se la tragara cuando unos ojos verdes y negros la quedaban viendo. Con las piernas temblorosas logró sentarse en el primer asiento. La mayoría ya estaban ahí, la puerta se cerró cuando entraron Severus y Lily.

Rellish estaba sola, Alice ya tenía otra compañera de asiento, el profesor Etienne no tardó en aparecer. Dictando órdenes las sillas comenzaron a moverse. Los libros fueron apilados en el escritorio del docente.

-Bueno el día de hoy les enseñare a como utilizar los campos de protección como armas en caso de ser necesario- se puso enmedio, levantó su varito y sin pronunciar un brillo plateado salió -Cada escudo es diferente, recuerden no funciona con ciertos hechizos- vio a un muy confiado Sirius Black, lo señalo. -Venga joven Black y demuestre su puntería-

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