Introducción.

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¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo terminamos en una guerra entre piratas? Entre personas que nunca habiamos visto en esta isla de mierda.

Mire a mi al rededor, habían tantos heridos como niños llorando... La mayoría de todo aquí; estaba destruido.

Apenas podía caminar, mi pierna tenía una herida, una profunda, ¿pero que importaba eso ahora? Solo quería poder salvar a todos aquellos heridos por esos piratas.

Aún podía ver enfermeros, y más personas las cuales estaban en buen estado así que les hice señas para que me ayudarán con los heridos, niños y damas. Solo necesitaba llevarlos lejos de todo lo que pasaba, llevarlos a un lugar donde no estuvieran tan expuestos al peligro.

— ¡Vamos, todos corran al bosque, allí podremos estar a salvó!

Al menos por un rato...

Estuvimos en el bosque, por el resto de esa noche, trate de ayudar a los heridos con algunas hierbas y demás.

Al amanecer, volvimos a la aldea, las cosas que estaban destruidas anteriormente, ahora estaban siendo arregladas, pero no por personas agradables de ver, sino por las mismas que arruinaron el lugar.

De solo verlos, mi sangre comenzo a hervir, ¿venian a arruinar todo y luego actuaban como si nada?

Tome unas cuantas piedras, (sin pensar antes en lo que iba a hacer, estaba claro) y comencé a tirarlas hacia ellos.

— ¡¡Largo de mi aldea, no los queremos aquí,!! — unas cuantas lágrimas salieron de mis ojos, ver el lugar así me causaba... Mucha tristeza. — La arruinan y ahora quieren hacerse los héroes, eso es mierda.

Un chico el cual solo estaba sentado viendo como el resto construía, me miro de arriba abajo con el ceño fruncido, cada pequeño centímetro de mí, cada pelo, cada poro, me miraba a detalle.

— ¿Tú que me mi-

El líder de la aldea puso su bastón frente a mi, lo mire confundida y el nego moviendo su cabeza de un lado a otro con lentitud.

— Déjalos, quieren remediar sus daños.

— Pero líder y que hay de-

— Kwan.

Estaba enojada, mucho, pero no podía hacer nada al respecto, el líder había hablado, y no me quedaba de otra, más que callarme.

Respire hondo y fruncí el ceño — Hagan lo que quieran.

Me di media vuelta y comencé a caminar enojada hacia donde fuera que no tuviera que verle la cara a nadie, pero luego de unos pasos recordé que necesitaban atención médica, así que tampoco podía abandonarlos por eso. Gire mi cabeza un poco, mirando por encima del hombro.

— Asegúrese de que mi consultorio este listo primero, mientras tanto, los heridos pueden venir conmigo, me ocuparé de ellos.

Entre cerré mis ojos y dirigí mi mirada a aquel hombre, y tal como él me detalló a mi, hice lo mismo para que sintiera que tan incomodo era eso.

Su sombrero el cual parecía de lámpara blanca con manchas negras tapaba su cabello, pero podía ver que su color era el negro por sus patillas sobresalientes, y la pequeña barba en su mentón. Su expresión era sería, como si estubiera enojado, llevaba su formido pecho descubierto, dejando ver el tatuaje en el; un corazón con una cara sonriente, irónico. Sus dedos y manos también tenían tatuajes, y en una de sus manos cargaba una espada algo grande, y su pantalón al parecer tenía el mismo diseño de su sombrero con manchas.

Bufé y volví a mirar al frente para seguir mi camino, mientras unas cuantas personas me seguían.

Cuando estuvimos suficientemente lejos, pude acomodar mis cosas en una pequeña cabaña la cual no había sufrido daños, y en cuanto logre esterilizar el lugar, comencé a revisar, vendar, y hacer lo que estaba en mis manos con el poco material que había podido rescatar.

— Bien señor Jung, no habrá más sangrado de su brazo por ahora, pero si llega a ocurrir llamame de inmediato.

— Gracias Kwan, no se que haríamos sin tí.

Le di una sonrisa de labios cerrados y él se bajo de la cama, para dar espacio a otra persona y justo en ese momento, de repente, desapareció la mesa a mi lado y justo en ese mismo lugar, apareció aquel pirata de hace un rato.

Tienes que estar jodiendome ¿una fruta del diablo?

Buen vendaje. — mencionó apoyándose contra la pared a mi lado.

— Lárgate. — Dije ayudando a un niño a montarse a la cama. — ¿Tú pie duele mucho, cariño?

— Si señorita Kwan.

Hice un puchero ignorando la presencia del pirata a mi lado, pero su siguiente paso, fue comenzar a revisar a las personas ahí, cosa que hizo que estallara.

— ¡Hey! — grite al levantarme de golpe de mi silla.

Él volteo a verme y enmarcó una ceja, yo camine un poco acercandome a él, con paso firme.

— Podrás hacer lo que quieras allí afuera, pero en mi consultorio no. — comencé a empujarlo poco a poco. — No toques a mis pacientes, no vengas aquí como que fuéramos amigos, tú causaste todo esto con tus amiguitos o lo que sean.

— Solo quiero remendar lo que hice.

Mi mano se movió sola, y termine dándole una cachetada, pero no estaba arrepentida de hacerlo.

— Hay más de donde vino eso, no me busques, porque me encuentras piratica, si quieres ayudar retrocede el tiempo y evita venir a esta isla, pero como no puedes hacer eso, solo LAR-GA-TE.

Cerré la puerta de un tirón, dejándolo fuera de la casa, no podía soportar el hecho de que le hizo daño a las personas de aquí, y ahora quería hacerse el "bueno" ayudando a construir y viniendo a curar a los heridos.

— AGHHHH, MALDITO PIRATA.

Solté un grito de desahogo, casi olvidando que el lugar estaba casi lleno de gente que necesitaba descansar.

— Lo siento, lo siento.

Dije susurrando mientras hacia un par de referencias para seguir atendiendo con todo mi corazón a todos en el lugar.

All For Love (Trafalgar D. Law X Lectora). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora