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*Maratón 1/5

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Maratón 1/5


El alfa Kim se sentía impotente al ver cómo le daban la sentencia a su mate, le dolía como si fuese a él, pero sabía que esto debía hacerse, por más que ella sea su elegida por la diosa, era una mujer malvada que al parecer no podía olvidar a Jungkook.

Ella caminaba en roba interior mientras él solo podía ver cómo muchos machos la miraban en ese estado, así que de vez en cuando podías oír sus gruñidos, las personas comenzaron a lanzarse cosas a ella, esto en señal de que no estaban de acuerdo con lo que ella había hecho.

Jungkook caminaba adelante marcando el camino, él sería quién le daría los azotes a Irene, aún no había ido a ver a Lara, él se conocía y podía entender que si iba terminaría matandola allí mismo, por eso necesitaba calmarse con Irene y bajar un poco su ira, aparte que Danrah le había pedido ir con él.

Danrah estaba aquí presente, Baba la ayudaba con la silla de rueda, aún se sentía algo débil para estar de pie, ella quería estar presente en ambos castigos, Jungkook sentía que se lo debía, pero no se iba a contener solo porque ella estaba, él le mostraría porque muchos lobos le temen.

Él se detuvo frente al escenario de madera, arriba había dos postes con cuerdas para atarla y una mesa a un lado con algunos látigos para que el Alfa escogiera cuál era el más apto para ella.

—Atenla —ordenó.

Desde abajo Tae la observaba, no podía meterse ya que podía significar guerra así que solo tenía que observar como su Mate era azotada y herida por Jungkook, su mejor amigo.

Dos Betas se acercaron rápidamente y procedieron a tomarla por los brazos, se puso escuchar el gruñido de Tae al ver a su Mate siendo tocada por otros, Jungkook sabía lo que debía estar sintiendo pero a la vez tenía que impartir las reglas de esta manada, aparte que era algo muy, pero muy serio y que ameritaba este castigo.

Los Betas la dejaron frente a Jungkook después de atarla de manos, Irene comenzó a llorar.

—Alfa, por favor, yo solo hice lo que me pidieron, solo fui a preguntar, no tuve nada que ver...

—¡SILENCIO! —el grito de Jungkook puso a todos listos para correr, Jungkook era un peligro estando molesto— Todos sabemos que eres cómplice de asesinato y no cualquier asesinato sino del hijo del Alfa, mereces ser decapitada como lo indica la ley, pero por respeto a mi mejor amigo y a qué eres su mate ambos decidimos que solo debía castigarte pero él y tú saben lo que significa.

Jungkook tomó el látigo y dió el primer golpe, el grito desgarrador y el dolor extremo que ella sintió, hizo temblar incluso a Taehyung, afortunadamente para él ellos solo habían hecho la conexión y nunca llegaron al enlace, es decir él no llegó a marcarla, por lo tanto no puede sentir lo que ella estaba sintiendo en esos momentos.

Otros tres golpes seguidos hicieron los primeros cortes en su piel, Danrah no se había inmutado, ni tampoco se había movido del lugar, decidió acercarse a primera fila para mirarla a los ojos mientras su esposo vengaba la muerte de sus cachorros.

—¡Perdóname Danrah, no quería! —no sintió nada al verla en ese estado, Jungkook la seguía azotando vez tras vez y ella solo quería matarla.

—No te creo, tu dolor no se compara con el nuestro.

Jungkook amaba verla así, decidida y llena de coraje, sin una pizca de miedo o debilidad, era digna de ser su esposa, valiente y atrevida, cada día la amaba más.

La tarde había caído e Irene había recibido más de 70 azotes, eran 100 los que tenía que soportar, Jungkook debido a la ira que aún podía sentir no se sentía cansado, bebía agua pero luego continuaba, muchas personas ya se habían ido, quedaban ya pocos y Danrah junto a Taehyung estaban allí en primera fila.

En cambio la mente de Irene ya había colapsado por el dolor extremo que le había causado los azotes, le daban agua para mantenerla despierta, el castaño no quería que ella se durmiera, algo que a Irene le causó mucha impresión es ver cómo Taehyung también lloraba y se encogía con cada azote, otra cosa era que él nunca se movió de sitio, se quedó allí dándole fuerzas.

Al caer la noche ya Jungkook le había dado los 100 azotes, pero ya Irene no estaba consiente, cuando terminó de azotarla, le cortó las cuerdas que la sostenían y la dejó caer en el escenario para que Tae la recogiera.

—Lo siento —fue lo que dijo Taehyung al pasarle un lado a Jungkook.

Luego tomó a su mate para llevarla a las Omegas, Jungkook bajó de allí y se acercó hasta donde Danrah estaba y simplemente la abrazó, no hacían falta palabras, ambos sabían que se había llevado a cabo solo el 50% de la justicia, solo faltaba la muerte de Lara.

—Vamos a casa, te haré de cenar e iremos a la cama, debes dormir ya que mañana nos espera otro día más duro que el de hoy —Jungkook sabía que tenía razón por eso la escuchó.

Al llegar a casa tomados de la mano, Danrah decisión entrar de una vez a la cocina, Jungkook no había comido su almuerzo así que seguramente tenía hambre, el Alfa llegó por detrás y la rodeó con sus brazos antes de dejarle unos besos en el cuello.

—Tienes que ir a darte una ducha, Jungkook, anda y yo te prepararé algo rápido —él asintió y se fue al baño.

Ya ahí dentro, solo se le pasaba por la cabeza todos estos sucesos, él no podía quitarse de la cabeza que tal vez tenía culpa de lo que pasó al no estar aquí.

Un toque suave a la puerta sacó a Jungkook de sus pensamientos, estaba en la tina quedándose dormido.

—¿Estás bien? —Danrah entró— No deberías quedarte tanto tiempo en el agua, ven, yo te lavo la espalda.

Ella procedió a quitarse la ropa y a entrar con él, ya no le daba vergüenza enseñar su cuerpo, ya se estaba adaptando a la vida que le había tocado, con el esposo que la Luna eligió para ella y así estaba bien, Jungkook le daba todo lo que ella siempre quiso.

—Nunca voy a dejar de pensar que tal vez fue mi culpa, no debí dejarte aquí —bajó el rostro como cachorro herido.

—No es tu culpa y ya te lo había dicho, estabas en tus labores de Alfa, aparte que no sabías que estaba esperando un cachorro y recuerda que soy fuerte, solo que nunca sospeché que me atacarían de esta manera, ahora tendré cuidado con lo que como y bebo, aparte no permito que nadie entre a la casa, no me importa si hago yo todo.

—Mañana iremos a ver a Lara, ¿Estás lista?

—Si, lo estoy, quiero ver cómo la torturas...

—Si, lo estoy, quiero ver cómo la torturas

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