¡Capitán! | Zolu

¡¿Dónde esta?!

Capitulo III

Los días habían pasado y la convivencia se había hecho cada vez mejor, divirtiéndose al jugar con el nuevo infante del barco. Aunque si tenían que preguntarles, dirían que no había real diferencia con el Luffy más grande por lo que no se les hizo complicado volver a formar lazos fuertes. En estos momentos el pequeño estaba con Usopp y Chopper jugando a las escondidas, el niño había decidido colarse en la cocina junto a Sanji, quien al verlo se rio un poco al verlo tan encimado en encontrar un buen escondite, por lo que sin decir nada siguió con su trabajo, hasta que unos tirones en sus pantalones hizo que bajara la mirada para poder observar como el menor había decidido utilizar su cuerpo como escondite, arrodillado delante de su cuerpo mientras se hacía bolita.

—Capitán ¿Qué hace? —algo burlón le preguntó, bajando el cuchillo en manos para apoyar sus manos en el mueble. El niño negó con la cabeza y llevo su dedo hacia su boca, serpenteando su lengua hizo un "shuuu" pidiéndole que haga silencio. Se rió un poco antes de asentir y seguir cocinando.

Pasaron unos minutos así hasta que la puerta fue abierta con fuerza por Usopp quien cargaba en su espalda a Chopper que ya había sido encontrado de su escondite y gritando se presentó: —¡Sanji! ¿Haz visto a Luffy?

—Nop ¿Jugando a las escondidas?

—¡Si! —respondió Chopper con alegría.

—Aunque me preocupa que Luffy se haya tomado en serio mis palabras del otro día —debatió Usopp mientras se rascaba la cabeza con pesadez—. Le dije que era pésimo escondiéndose y me juro que la próxima no lo encontraría nunca.

—Bueno, entonces deberían de ir a buscarlo, no queremos que nuestro capitán no aparezca nunca ¿Cierto? —casi riéndose miro hacia abajo, notando como el menor se tapaba la boca para no estallar de la risa.

—Hmm...tienes razón —suspirando Usopp se despidió junto a Chopper avisando que seguirían buscando.

—¡Gracias Sanji! —festejo el niño mientras le sonreía enormemente, el rubio se sonrojo un poco ante el agradecimiento y chasqueando la boca miro hacia otro lado con "fastidio".

—No importa capitán... —miro hacia la tabla para cortar y pasando a la verduras pensó un poco hasta que volvió a hablar— Se podría decir que ¿Soy su favorito?

Mirando nuevamente hacia abajo encontró al niño extrañado con su pregunta, pero después de pensar unos segundos abrió la boca, cerrándola al instante, pensó unos momentos más hasta que volvió a sonreír y con los brazos alzados le gritó: —¡Sanji cocina muy rico! ¡Eres increíble!

Sus ojos se abrieron de par en par y sonriendo recordó como su capitán solía asaltar sus sueños para llevarlo a la cocina, siempre con sus antojos nocturnos y mientras cocina para él, este solía divagar con sus pensamientos, llegando a la misma conclusión "Desde que conocí a Sanji siento que no podría vivir sin su comida, al menos se que estaría muy triste si dejara de comerla, no me gusta estar triste, así que nunca dejes de cocinar para mi ¡Eres mi cocinero!" Y aunque nunca lo dijera se sentía enormemente agradecido por las palabras de su capitán, quien lo trataba con tanto cuidado y aprecio, también agradecía nunca haber flaqueado ante su deseo de cocinar, ya que si lo hubiera hecho nunca hubiera sido capaz de ser el cocinero de aquella tan maravillosa tripulación. Sonriendo continuo cortando las verduras.

—Y yo sé que nuestro capitán es el mejor.

Media hora había pasado desde que Usopp había pasado por la cocina, el suficiente tiempo como para hacer olvidar a Luffy que estaba jugando con ellos, durmiéndose a los pies de la cocina mientras que era arropado por el saco de Sanji quien estaba completamente entretenido en la preparación para la cena. Estaban tan olvidados del mundo real que no eran conscientes de lo que ocurría afuera. No era exagerar decir que era una total anarquía.

Desde que Usopp les dijo que Luffy no aparecía por ningún lado todos se pusieron a buscar desesperados su ubicación, Zoro había saltado al mar casi muriendo al intentar ir hasta las profundidades, tuvieron que rescatarlo con el buceador. Nami se encontraba desesperada buscando al niño con Usopp quien lloraba a mares seguido de Chopper lamentándose de hasta respirar. Brook junto a Franky estaban buscando entre las salas inferiores, sin éxito alguno. Mientras todo esto ocurría Robin se reía recostada en una silla de playa siendo protegida por una sombrilla que evitaba que los rayos del sol chocarán contra su cuerpo y es que ella había estado observando al pequeño Luffy desde que habían empezado su juego para evitar cualquier accidente, podría decirles a los demás que su capitán estaba bien, pero aquello era más divertido.

No fue hasta que Sanji les llamo a cenar y miró como levantaban baldes buscando por debajo de estos, que supo que estaba buscando al menor. El rubio se rió en sus caras hasta quedarse sin aire y entre risas los llamo al comedor, casi a nada de golpearlo, todos le siguieron, cayéndose se espaldas al ver que el ser que tanto buscaban con desespero estaba durmiendo encima de dos sillas acurrucándose con la ayuda del saco negro del cocinero.

—Por lo que se, quería demostrarle a Usopp que podía esconderse mejor que todo el mundo —les dio a saber mientras colocaba los platos de comida en la mesa. Todos voltearon a mirar a Usopp con recelo, este miro hacia otro lado silbando. Cuando terminó de colocar todo en su lugar les hizo unas señas para que se colocarán sus lugares mientras que él se dedicaba a despertar al niño—, capitán despierte, ya está la comida.

—¿Comida? —murmuró adormilado removiéndose de su lugar.

—Si, comida... —repitió tomándolo de la espalda para ayudarle a sentarse en una de las dos sillas, colocándose él a su lado.

—¡Comida!

Ya todos estaban más relajados al verlo tan enérgico devorando todo lo que tenía al frente. Riéndose todos ante la calma de saber que no se había perdido o caído del barco.

—Ah, cierto capitán —hablo Nami mientras cortaba su carne—. Pronto llegaremos a una isla poblada y por lo que muestra la vivre card es probable que Ace este en ese lugar.

—¡¿Enserio?! —con la comida en la boca les sonrío, le terminó de dar un gran mordisco y masticó rápido para poder seguir hablando— Ya quiero verlo ¡Muchas gracias señorita mandarina!

—No pasa nada capitán —sonrió alegre mientras continuaba comiendo.

Por otro lado entre la oscuridad se encontraba un hombre envuelto de prendas por todo su rostro, siendo imposible de ver su identidad siguiendo de cerca los pasos de un traidor, cada vez más cerca de encontrarlo y poder cobrar la deuda que tenia con su adorada familia.