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Miento bastante bien, o eso es lo que siempre me dice mi madre. Tiene razón, porque llevo haciéndolo durante bastantes años. Le digo que salgo a la calle junto a mis amigas casualmente mientras ella y mi padre están trabajando, pero no lo hago, me quedo en casa porque no tengo a nadie con quién salir.

No quiero nada. No quiero estar en un lugar y sentirme que no le importo a nadie, que eso es algo que me pasa todo el tiempo.

Prefiero quedarme en casa, viendo la televisión, leyendo un libro o escribiendo estas cartas antes que salir y sentirme tan miserable.

Y me duele. Me duele porque nadie viene a mi puerta, nadie me llama, nadie me pregunta porqué me excuso para no quedar con ellos.

En definitiva, cada día me doy más cuenta que aquellos que creía que eran mis amigos no lo son.

Cartas de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora