𝗃𝗎𝗌𝗍 𝖻𝗋𝖾𝖺𝗄𝖿𝖺𝗌𝗍.

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Alex sentía el ambiente pesado, de forma incómoda. William se había sentado frente a él, al otro extremo de la isla de mármol que hacía presencia en la moderna cocina.
La superficie los separaba, Alex podía agradecer silenciosamente aquella distancia otorgada, pero quién no parecía tan feliz de la poca cercanía era William. El castaño no ofrecía piedad, manteniendo un contacto visual constante que Alex rompía cada tanto, jugando con los huevos revueltos en su plato.
William delineaba sus detalles en silencio, desde sus movimientos hasta la forma en que sus mejillas se abultaban cada vez que tomaba alguna mordida a sus tostadas.
Alex intentaba no demostrar nerviosismo bajo la atenta mirada contraria, pero sus manos temblorosas y aquel sonrojo cálido lo delataban, similar al de quién estuvo horas tomando sol en la arena.

—No vas...¿No vas a comer?— Menciona Alexis, buscando romper el silencio e iniciar al menos una conversación poco profunda, pero sus ojos viajan a la taza de café cercana a Will, quien sólo se limita a pasar las yemas de sus dedos por los bordes de esta. Nunca fue un gran entusiasta de las manos como un elemento atractivo, pero pudo jurar que aquellas manos alrededor de su cintura se verían maravillosas.

William niega con una pequeña sonrisa ladina, que le pone los pelos del punta al azabache. Alex tiene deseos de borrar esa mueca de su rostro, de destrozar la superioridad que el castaño irradia, aún cuando tiene tan jodidamente claro que sentirse inferior al mayor solo lo mantiene más y más atraído a este.
Adora la vergüenza que siente frente al contrario en estas situaciones, mas en ninguna otra. Sabe que puede pedirle lo que sea a William y este se lo comprará en segundos, que el castaño manejaría de madrugada solo para verlo y que lo tiene perdidamente a sus pies, pero al momento en que Alex cede su confianza, Will parece transformarse, tomar la delantera como si de un piloto se tratase.

William puede pasar de admirarlo a desearlo en segundos, con un simple destello en sus luceros que delata sus intenciones. Alex sabe que aquella mirada puede pasar del artista que detalla su obra al asesino que se prepara para destruir a su víctima, y no tiene ninguna objeción cuando piensa en convertirse en su desastre. Perdido en sus pensamientos, Alex no se percata del momento en que termina su desayuno de forma casi inconsiente, toma aire y llena sus pulmones, tomando sus platos y poniéndose de pie para dejar estos en el lavaplatos.
Está distraído mientras remanga sus manos para lavarlos, ajeno a los pasos que se acercan cada vez más a su anatomía. Aquel perfume no lo confunde, William lo acorrala mínimamente, acercándose por su espalda hasta dejarlo sin mayor escapatoria. Siente aquel aliento en su nuca, subiendo hasta su oído.

—Dime, Alexis... ¿De verdad quieres dejar tu sueño como uno?

Las manos del azabache tiemblan al momento en que deja caer su taza en el lavaplatos, agradece que esta no se rompe, pero el estruendo causa una risa entre dientes de parte del castaño, quien deposita sus manos en la cintura del menor, acariciando la misma delicadamente, casi temiendo fracturarlo como si de porcelana se tratase. William podría jurar que su agarre fue hecho pensando en la cintura del chico frente a él, se siente encajar, tal como piezas del mismo rompecabezas. Alex suelta el aire retenido, dejando caer su cuerpo contra el contrario, cerrando sus ojos con deliciosa tranquilidad.
Finge pensar una respuesta, aún cuando la tuvo clara desde el momento en que fue interrogado, pero odiaría parecer desesperado, bueno, no es como si ser atrapado en medio de un sueño húmedo le diera demasiada dignidad frente al mayor, pero dejemoslo soñar.

—Uhm...No lo sé, a veces dicen que hacer realidad los sueños solo te decepciona.—El azabache sabe que no está en posición de jugar, pero la idea de molestar al contrario solo lo lleva a la maravilla de ser su objeto de desquite.

—Un poco tarde, considerando que tu existencia ya es mi sueño.

Alex se congela en su lugar, aquel sonrojo infantil vuelve a sus mejillas. Adora como William no deja aquel toque cariñoso incluso en sus momentos menos puros, adora sentirse querido por el castaño. El azabache voltea, encarando al mayor en aquella mínima separación.

—¿Alguna vez dejarás de ser tan cursi?— No es una petición en absoluto, ambos lo tienen claro.

—¿Alguna vez dejarás de quererme de aquella manera?

—Nunca.

—Ahí tienes tu respuesta, cariño.

Y si al Alex de algunos meses atrás le hubieran contado que estaría  sintiendo mariposas por el padre de una de sus alumnas, se habría reído, pero en estos momentos no podía llegar a imaginarse existir sin aquella compañía.

George está sentado en su banca favorita de aquel parque, alimentando palomas con trocitos del pan que compró en una panadería cercana

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George está sentado en su banca favorita de aquel parque, alimentando palomas con trocitos del pan que compró en una panadería cercana. Los días pasados se han sentido más reales de lo que podría explicar, pero menos conscientes de lo que le gustaría. Ha estado yendo a terapia regularmente, mientras se esfuerza en organizar un viaje a Londres para pasar tiempo con su familia. La motivación diaria es suficiente para levantarlo de la cama y orillarlo a vivir, lo cual afortunadamente quita un peso de sus hombros.

Está tan perdido en sus pensamientos que no nota cuando un pelirosa varios centímetros más alto que él se aproxima hasta que este toma asiento a su costado, George lo estudia con curiosidad, delineando aquellas facciones que se le hacen medianamente conocidas.
En silencio, sus ojos viajan por el perfil ajeno, define la línea de su mandíbula, su nariz y aquel cabello que cae por debajo de los hombros del extraño. El de ojos heterocromaticos reconoce la belleza ajena de primera mano. Siendo un chico comúnmente denominado como "bonito", podría jurar que a un costado del pelirosado se veía completamente opacado.

—¿Tienes de pasatiempo observar sin parpadear a los extraños o esto es un caso especial?— La voz profunda lo saca de su trance, George tose con nerviosismo antes de reír suavemente, rodando los ojos mientras siente su pálido rostro enrojecer.

—Parecido, mi pasatiempo es coleccionar los cueros cabelludos de extraños.— Ninguno de los dos se mira nuevamente, observando hacia el frente con pequeñas sonrisas en sus rostros.

—Interesante, mi pasatiempo es coleccionar ojos de extraños.— El extraño gira y mira hacia George, ladeando su rostro. —Y tu pareces tener un par peculiarmente bonito.

El castaño lo encara, sonriendo con un leve sonrojo extendido por sus mejillas. —Un gusto, coleccionista de ojos, soy George.— menciona mientras le extiende su mano al contrario.

—Techno, el gusto es mío. — Finalmente acepta su agarre, estrechando ambas manos con una sonrisa.

hay mucha discusión entre si es irrespetuoso shipear a c! techno o si es respetar el personaje y la libertad creativa que trae consigo, por tanto y mientras me comparten sus opiniones, ESTO NO ES SHIP 👹

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hay mucha discusión entre si es irrespetuoso shipear a c! techno o si es respetar el personaje y la libertad creativa que trae consigo, por tanto y mientras me comparten sus opiniones, ESTO NO ES SHIP 👹

 𝖬𝗋𝗌. 𝖲𝗆𝗂𝗅𝖾𝗒 𝗀𝗎𝗒. ★ 𝗤𝘂𝗮𝗰𝗸𝗯𝘂𝗿   𝗧𝗻𝘁 𝗗𝘂𝗼. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora