Capítulo 7

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La atmósfera del convento estaba cargada de tensión. Los días se habían vuelto más largos, y los rayos dorados del sol caían sobre el edificio con un calor implacable. El verano estaba en su apogeo, pero no solo el clima ardía en el convento; los corazones de los residentes también estaban en ebullición.

Jimin había pasado noches sin dormir. Sabía que Jungkook se había alejado, comprendía que tenía que completar su preparación para ser sacerdote y que lo que sentía era prohibido. Pero no podía contener sus emociones por más tiempo, tenía que confesarse, ya sea que lo rechazara o no, debía liberarse de este peso que lo había atormentado durante tanto tiempo.

Caminó por los pasillos con determinación, decidido a confesar sus sentimientos, aunque se atormentara con el temor al rechazo. Finalmente, encontró a Jungkook y se acercó a él con un nudo en la garganta.

—Jungkook, necesito hablar contigo —dijo Jimin con voz temblorosa.

Jungkook miró a Jimin, sorprendido por la seriedad en su voz y la expresión en su rostro.

—¿Qué pasa, Jimin? —preguntó, preocupado.

Jimin tomó un profundo aliento y miró a los ojos de Jungkook.

—Jungkook, he estado luchando con mis sentimientos por un tiempo. No puedo evitarlo, y sé que es prohibido. Pero necesito que sepas... —vaciló un momento antes de continuar—. Necesito que sepas que yo... yo... te amo, Jungkook.

El silencio llenó el espacio entre ellos, y Jimin se sintió como si estuviera al borde del abismo. Jungkook, sorprendido y conmocionado, se quedó sin palabras.

—Jimin, yo... —empezó Jungkook, pero sus palabras se atascaron.

Jimin esperó, sintiendo el peso de sus palabras en el aire. No sabía cómo Jungkook reaccionaría, pero necesitaba liberarse de esta carga emocional que había llevado consigo durante tanto tiempo.

Finalmente, Jungkook reunió el valor para hablar.

—Jimin, esto... es inesperado. No sé qué decir. Nunca esperé que sintieras esto por mí.

Jimin asintió, con un nudo en la garganta, sus ojos llenos de tristeza y resignación.

—Lo sé, Jungkook. Entiendo que esto puede ser abrumador y que nuestras vidas están destinadas a seguir caminos diferentes. Pero tenía que decirlo, no podía mantenerlo más tiempo dentro de mí.

Jungkook colocó una mano en el hombro de Jimin con ternura.

—Jimin, valoro mucho nuestra amistad. Eres importante para mí. Pero como sabes, estoy comprometido con mi preparación para convertirme en sacerdote, y eso significa que hay límites en lo que puedo sentir y hacer. No puedo corresponder a tus sentimientos de la misma manera.

Jimin luchó por mantener las lágrimas a raya, pero entendía las palabras de Jungkook.

—Entiendo, Jungkook. No quiero que esto afecte nuestra amistad. Solo necesitaba liberar mis sentimientos, y ahora que lo he hecho, seguiré adelante y apoyaré tus decisiones.

Jungkook asintió con gratitud y abrazó a Jimin con cariño.

—Gracias por entender, Jimin. Eres un amigo increíble, y valoro nuestra amistad más de lo que puedo expresar con palabras.

Los dos amigos se abrazaron durante un momento, compartiendo un vínculo que, aunque complicado, seguía siendo fuerte. A pesar de los desafíos y los sentimientos que si eran correspondidos, solo que Jungkook no podía decirlo.

Jimin regresó a su habitación con el corazón pesado y los ojos llenos de lágrimas. Se dejó caer en su cama y permitió que las lágrimas fluyeran. Cada lágrima era una mezcla de tristeza y resignación. Sabía que había hecho lo correcto al confesar sus sentimientos, pero eso no hacía que fuera más fácil de sobrellevar. Se sentía abrumado por la tristeza y la frustración.

Amor Prohibido /KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora