—Separa más las piernas. —Taylor le dice. —Y pon recta la espalda.
Nick lo mira de reojo. Dos dedos del alfa se presionaban sobre su espalda y una de sus piernas estaba en medio de las suyas, separándolas.
—Los codos. —Otto le señala a Delian, el cual se encuentra a un costado de él, sin dejar de mirarlo.
—La cara al frente, Nicholas. —Taylor le dice y quiere decirle que no le gustaba que lo llamara así, pero se limita a asentir y hacer todo lo que le pide.
Mike, Lucas, Adam, Delian y él, en ese orden, estaban en fila, mirando hacia enfrente, cada uno a una distancia prudente. Tenían un fusil, un M4 entre sus manos. Pudo oír el momento exacto en el que los soldados rasos y Taylor le quitaron el seguro a las armas.
—Miren hacia adelante. —sabía que el alfa estaba aprovechando cualquier momento para tocarlo.
Otto les gritó para qué dispararán y tuvo que contener un murmullo, una maldición que jamás había dicho, cuando jaló el gatillo y se fue hacia atrás. Pudo ver cómo la bala salió, impactando frente a la señal a más de 5 metros sobre un árbol seco.
—¡Terminamos por hoy! —Sam les informó.
Nick fue hasta la mesa que habían dejado ahí justamente para eso y depósito el arma sobre ella. Pronto las fueron guardando y llevándolas a la cabaña para guardarlas.
—Tienes que plantar los pies en el suelo. —escuchó a Lucas. —Puedes hacerte daño si no haces fuerza y dispararás el arma.
—Debes abrir más las piernas. —Mike dijo tras de él. —Es más difícil cuando estás recostado. Debes aferrarte al suelo.
—Claro, gracias. —le era mucho más sencillo manejar una pistola, las armas pesadas no eran lo suyo.
Llevaba entrenando casi desde que llegó a la Armada blanca y simplemente no encontraba cómo mejorar, era como si el impacto en lugar de salir hacia delante, fuera para atrás, tirando de él.
—¿Quieres venir con nosotros? —Lefy llegó.
Los chicos lo miraron. Lucían confundidos, era claro que no estaba en sus planes invitarlo.
Lefy era ese tipo de persona que decía cosas fuera de lugar y no se daba cuenta o lo hacía con toda la intención de hacerlo sentir mal. Mike siempre lo veía feo, era el primero en reprocharle y señalar sus errores, cuando no era con palabras era con miradas y empujones.
Nick sentía que, de poder crear un agujero en el suelo y hacer que se lo tragara la tierra, Mike lo haría.
—No.
—No he dicho a dónde. —insistió.
—Ha dicho que no. —Lucas puso los ojos en blanco.
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Indeleble•BORRADOR
Teen FictionDesde que miró fijamente la carta que su padre le había entregado, sabía cuál sería su sentencia. El sello dorado de la familia Galitzine adornaba el papel pergamino, una señal de la importancia de su contenido. La noticia que derramó la tinta en...