17.- Frío Espectral (3/3)

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Tomé mi bolso y me dirigí a las duchas junto a Serva. Éramos las únicas ahí a esa hora, así que teníamos todas las duchas para nosotras. Solas Serva y yo.

—Vamos progresando rápido ¿No crees?— le comenté, más que nada para romper el silencio.

—Mmm— gruñó ella.

—Todavía no puedo alcanzar tu tiempo, pero puede que algún día estemos igualadas.

—Ya estamos en el mismo nivel— me comentó.

Admito que no me esperaba su respuesta, para nada. Por eso me tomó unos segundos recobrarme y continuar.

—¿De qué hablas? Tú siempre me ganas, además tu campo de animitas dura más tiempo.

Mas Serva negó con la cabeza.

—Eso es lo de menos. Las peleas no se ganan con números, sino que con desempeño. Esta vez gané porque te pegaste en la rodilla, la próxima vez podría tocarme a mí. Es verdad que tengo una ventaja, pero solo es un mínimo porcentaje de ganarte. La gracia de los porcentajes es que no importa si tienes 99% de posibilidades de ganar, ese otro 1% sigue siendo posible.

—Creo... que no te entiendo muy bien— le espeté— ¿Hablas de futuras prácticas?

—Hablo de cuando nos enfrentemos a muerte.

—¡No nos vamos a enfrentar a muerte!— alegué.

—Eso mismo dijiste de volver a pelear, y hoy volvimos a pelear.

Hice memoria rápidamente. Recordé la noche en que me dieron de alta después de haber usado casi toda mi alma en mi primer enfrentamiento con Trenak. Al volver a nuestra habitación, habíamos discutido y yo le había dicho eso a Serva.

—¡Me refería a que no volveríamos a pelearnos de verdad! ¡Las prácticas no cuentan!

—Di lo que quieras.

Se metió a la ducha y dio paso al agua. El sonido hizo difícil seguir hablando. Odio cuando la gente usa algo externo para cortarme en medio de una discusión, qué acto más cobarde. Pero teníamos que ducharnos; yo también entré a la mía y eché a andar el agua. Ambas nos duchamos y nos secamos rápido.

—Oye, Serva— la llamé mientras nos vestíamos— Noté que te veías bastante contenta después de que termináramos de pelear ¿Es porque te gusta?

—Me gustan las peleas satisfactorias— admitió— si el enemigo es muy débil o mucho más fuerte que yo, no hay posibilidad de disfrutarla. Creo que tú eres la que más se me ha acercado... así que sí, estaba contenta.

—No sabía que a los lontes les gustaran las peleas como a los nonis— comenté.

—No conozco a muchos otros lontes, pero los que conozco, prefieren cazar animales chicos a pelear.

—¿Entonces es algo tuyo?

—Supongo...— en eso se detuvo y me miró extrañada— ¿A ti por qué no te gusta? ¿No lo encuentras satisfactorio?

—Para nada— aseguré— prefiero mil veces hablar o bailar.

—Ah, como los vole.

No entendí muy bien su comentario. Había visto todo tipo de vole, no me parecía que a todos pudiera gustarles hablar y bailar. Entonces me di cuenta de la similitud entre su comentario de los vole con mi comentario de los noni.

—Disculpa, no quería generalizarte. Me llamó la atención, es todo.

—¿De qué hablas? Los nonis son unos tontos violentos, eso es sabido.

La Helada Garra de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora