Gran tentación.

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El día siguió avanzando veloz, ya habíamos lijado las tres paredes que íbamos a pintar, ahora solo hacía falta el color, pero yo ya estaba muy cansada para hacer eso.

-Vaya, por fin acabamos de lijar-. Dije dejándome caer en el sillón.

-Lo se, pero vamos arriba, hay que tratar de acabar con esto-. Me impresiona la prisa que tiene por acabar, pensé que trataría de tardar mas, para poder tener más motivos para verme, pero lo veo muy comprometido en ayudarme a terminar con esta idea.

-Estoy cansadísima, ¿no quieres un vaso de agua?, no hemos descansado desde que empezamos, mas que para comer-. Me miró con compasión, tal vez y si estaba logrando hacerlo cambiar de opinión.

-Esta bien te aceptaré un vaso de agua-. Dijo mientras caminaba al sillón y se dejaba caer, se veía cansado pero se hacía el terco en querer acabar todo esto hoy.

Abrí el congelador, mis ojos se toparon con los chocolates, (Enserio son una gran tentación, tiene mucho que no como uno) saque los hielos y también la caja de chocolates, le servi agua en un vaso y le puse tres hielos, hice lo mismo con mi vaso, y de allí abrí la caja, nunca me ha gustado comer sola así que decidí tomar dos chocolates y ofrecerle uno a el, guarde las cosas y camine con los dos vasos hacia el sillón.

-Toma-. Dije mientras le entregaba el vaso, él lo tomo y sin pensarlos dos veces, de un solo trago se lo termino, me sentí mal, quién sabe desde que horas tenía sed y supongo que por la pena de pedirme agua se aguanto las ganas.

-Muchas gracias-. Me senté a su lado, no tan junto pero si lo suficiente para dejarle aquel chocolate de envoltura dorada en su mano, el me miró confundido, yo evite la mirada poniendome el vaso en la boca para tomar agua.

-Y esto que?

-Se me antojo, y no me gusta comer sola-. El me regaló un sonrisa, yo solo evite su mirada.

-Pues gracias otra vez-. Le di otro trago al agua y después deje el vaso en el suelo, para también abrí mi chocolate.

Y así ambos con solo el sonido de la música comenzamos a comer lentamente la pequeña bolita de chocolate que tanto me encantaba.

-Mmm está delicioso tal y como lo recordaba-. Dije cerrando con fuerza los ojos, recordando aquellos días cuando comenzaba a conocer a Jack.

Desde que Jack supo que me gustaban estos chocolates siempre trataba de comprarme el paquete de tres en cuanto se le cruzaran en frente, pero dejo de hacerlo cuando se dio cuenta que me estaban comenzando a salir espinillas a causa de tanto chocolate, a el no le gustaba que tuviera la mas mínima imperfección, y al darse cuenta que los chocolates me las causaban dejo de comprarme, no sin antes explicarle la razón.

Si me había dado cuenta de esos granitos rojos que me estaban saliendo pero jamás pensé que serían algo que le molestará, pensaba que los ocultaba bien con el maquillaje, pero al parecer a Jack nada se le escapaba.

En fin, quite esas ideas de mi cabeza y decidí solo concentrarme en el esquisto sabor de este manjar (jaja ya se sueno bien exagerada) pero esque ya tenía bastante que no me daba un gustito así.

- ¿Quieres que te prepare algo de comer?-. Dijo de la nada Noah, supongo que tenía hambre.

-Creo que tengo pan para sandwich, yo los preparo.

-Dejame ayudarte -. Dijo mientras se levantaba del sillón.

-No, esto es súper fácil, no tardaré nada haciéndolos.

-No me gusta estar sin hacer nada-. Y sin darme cuenta ya lo tenía al lado de mi, ya está claro que es un terco.

-No me queda otra opción, toma-. Le di la tabla y el cuchillo. -Ponte a picar las cosas yo voy preparando el pan-.

Y así con su ayuda terminamos rápido de preparar la comida, el se preparó 4 mientras que yo con dos se me hicieron más que suficientes.

Y sin decir más comenzamos a comer.

-Ahora solo falta la pintura-. Dijo mientras volteaba a ver la pared.

-No estarás pensando en hacerlo ahora, ya es muy tarde.

-Siento que sería genial que esto quedará terminado hoy.

-No inventes estoy cansadísima-. El me sonrió, yo solo lo mire por unos segundos antes de volver a evitar la mirada.

-No te preocupes, descansa un rato y cuando te sientas mejor me alcanzas.

-Oye no es necesario que lo terminemos hoy, aún me quedan unos días más de vacaciones.

-Osea estás diciendo que quieres verme más días aquí??-. Sentí como las mejillas comenzaban a enrojecerse (Maldita sea).

-No!! Yo Solo... Yo...-. No pude formular una frase coherente, (tal vez y si quería seguir viéndolo aquí) El solo me miró mientras comenzaba a reírse.

-En verdad, eres tan linda, más cuando estás nerviosa.

-Callate, no estoy nerviosa, tienes razón hay que acabar estoy hoy, para ya no vernos nunca más.

Dije mientras me levantaba de la mesa, decidida a empezar a pintar, destape la cubeta de pintura, (que debería tomar, una brocha o un rodillo?).

El me alcanzó.

-No sabes ni con que empezar?-. Dijo burlándose de mi.

-Si se, primero es el rodillo.

-No.

-Claro que si.

-Lo que yo siempre hago, es hacer los detalles con la brocha.

-Como que detalles?? -. Pregunte confundida.

-Por así decirlo el marco de la pared, para que a la hora de pasar el rodillo, todo se vea uniforme y podamos saber cuál es nuestra limitante para no salirnos del marco que hicimos con anterioridad.

Supongo que el sabe lo que hace, así que no puse resistencia y deje que lo hiciera como el decía.

-Okey te creo, tu has eso y yo descansó un rato aqui-. Dije mientras me sentaba en el sillón.

-Observa bien, porque no cualquiera tiene el privilegio de verme trabajar así.

-jaja si me imagino, con eso de que eres todo un holgazán.

-Que no lo soy-. Dijo mientras sumergía la brocha en la bandeja donde había colocado un poco de pintura. -Y te lo estoy demostrando-.

-Jaja lo que digas.

Se agacho, para alcanzar la parte más baja de la pared, y con delicadeza comenzó a pintar la línea del borde, lo hacía con tanta presión que hasta parecía que tenía una regla pues se veía super recta la línea que estaba trazando.

-Vaya eres bueno en lo que haces.

-Claro que si-. Dijo sin apartar la vista de la pared.

Hace un rato que estaban sonando canciones en ingles bastante relajantes, y el hecho de que Noah estuviera tan concentrado sin intenciones de hablar, hizo que me relajara tanto que no me di ni cuenta en qué momento me quedé dormida.

Después de El...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora