El convento se sumía en la quietud de la mañana, con un aire de solemnidad que llenaba cada rincón. Los rayos del sol se filtraban a través de las ventanas, iluminando el interior del edificio de piedra centenario. Mientras los residentes del convento comenzaban a prepararse para el importante día que se avecinaba, Jimin encontraba algo de consuelo en la familiaridad de su labor en la cocina.
El cálido aroma de los alimentos que preparaba llenaba el ambiente, pero su corazón estaba lejos de sentirse igual de cálido. Había pasado la noche anterior repasando la dolorosa conversación que había tenido con Jungkook bajo la lluvia, una conversación que los había llevado a la dolorosa conclusión de que su amor no podía ser correspondido.
Jimin no podía evitar pensar en la soledad que se avecinaba. Si bien su amistad con Taehyung era un regalo, había un vacío en su corazón que no podía llenar. Cada pensamiento sobre Jungkook, cada palabra compartida, le recordaba lo que no podía tener.
Cada recuerdo era como una herida abierta en su corazón, una herida que no dejaba de sangrar. La promesa de Jungkook de seguir su camino religioso lo había dejado atrás, y Jimin se sentía solo en el convento que alguna vez había llamado su hogar.
El día avanzaba lentamente, y Jimin seguía con su trabajo en la cocina, tratando de mantener su mente ocupada. A pesar de su esfuerzo, su mente seguía volviendo a Jungkook y la inminente ceremonia. Estaba preocupado por su amigo, por la decisión que estaba a punto de tomar.
—Taehyung, ¿has visto a Jungkook hoy? —preguntó Jimin mientras preparaba una bandeja de pan recién horneado.
Taehyung, quien estaba ocupado en la preparación de la ensalada, quiso ayudar a Jimin en la cocina, su trabajo en el coro había terminado y qué buen día para molestar y alegrar a Jimin.
—Sí, lo vi temprano en la mañana. Estaba en la capilla, orando. Parecía nervioso, Jimin.
Jimin frunció el ceño. Sabía que el día de la ceremonia se acercaba rápidamente, y la tensión debía ser inmensa para Jungkook.
—Está a punto de hacer una elección importante en su vida —murmuró Jimin, más para sí mismo que para Taehyung.
—Sí, lo sé. Será un sacerdote —respondió Taehyung—. Pero, ¿Qué elección estás a punto de hacer tú, Jimin?
Jimin con los ojos abiertos como platos, se quedó en silencio un momento. ¿Cómo sabía? ¿Por qué Taehyung estaba preguntando eso?
—No... no sé por qué yo tendría que hacer una elección —intentó desviar la conversación.
Taehyung se llevó una mano al pecho en una expresión teatral de drama.
—Vamos, Jimin, no intentes engañarme. Es tan obvio lo que pasa con ustedes dos y más si ustedes reflejan su amor frente a un solterón como yo. —Suspiró dramáticamente—. Son muy crueles. Se alimentan frente a un pobre ciervo como yo.
Jimin no pudo evitar reír ante las ocurrencias de su amigo, pero su sonrisa pronto se desvaneció.
—Jungkook y yo no somos nada —dijo Jimin en voz baja, la tristeza pesando en sus palabras.
Jimin sabía que debía ocultar sus verdaderos sentimientos, aunque el dolor que sentía era abrumador. Se mantuvo ocupado en su trabajo en la cocina, pero su mente seguía divagando hacia el futuro incierto que le esperaba.
La voz de Taehyung interrumpió sus pensamientos.
—Jimin, sé que esto es complicado, pero no puedes quedarte atrapado en el pasado. Lo que sea que venga, enfrentémoslo juntos. Eres mi amigo, y siempre estaré aquí para ti.
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Amor Prohibido /Kookmin
RomanceJeon Jungkook, de 20 años, se encuentra en la recta final de su formación como sacerdote bajo la tutela del Padre Namjoon, a quien admira desde la infancia. Sin embargo, su mundo da un giro inesperado cuando conoce a Park Jimin, un joven que despier...