Capítulo 2

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- Esta bien, acepto tu propuesta Stephs- Dije.

El chillido que hizo Stephanie me pegó un susto impresionante que pensé que me iba a quedar sin audición durante 3 horas.

- ¡Qué emoción!, Vamos a emborracharnos hasta perder el conocimiento- Comentó.
- Ehhhh... Espera tantito, hasta por allá no, pero sí podemos beber, que la verdad necesito un chupito, como para medio pasar el hecho de lo que me dijo mi ahhh... Ya no sé ni qué somos.
- Bueno, vamos a ver qué es lo que nos ponemos.

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- ¡Pero, que guapa!- Dijo Stephs y acto seguido me dió una cachetada en mi trasero.
- Ay, eso dolió.
- ¿Qué? ¿Mi comentario o lo que hice?
- Claramente, lo que hiciste.

Veo mi reflejo en el espejo y me veo muy hermosa, ese vestido de lentejuelas que apenas me cubre lo necesario.

< Aunque tú también luces muy hermosa, Stephs.
- Gracias querida.
- Mejor vámonos para ir a buscar el taxi.

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- Gracias- Dijimos al unisono después de pagarle al taxista.
Nos bajamos del taxi y Stephs dice:
- Entrando y gozando de ¡La vida Loca!

Estallo en risa cuando Stephs comienza a cantar la canción de Ricky Martin.

- Stephs menos mal que no te dedicas a la vida musical, o sino, te estuvieras muriendo de hambre.
- Bueno, ya, mejor entremos.

La entrada de la discoteca es muy llamativa, parece una discoteca un poco lujosa, falta ver si es lo mismo por dentro. Entrando a la discoteca me fijo en el alto volumen de la música y sobretodo en la canción que está sonando.

- ¿Conoces esta canción?- Dije.
- Obvio, vamos a mover el bote.

Stephs y yo comenzamos a sacar nuestros pases prohibidos, los minutos pasan, me olvido de todo y todos (parece que le sucedió lo mismo a Stephs, porque la perdí de visita). Los chupitos van y vienen, mis movimientos de cadera también.
De la nada me siento un poco mareada que decido ir al baño, así que, le pregunto a un hombre que parece que ronda los 30 años dónde queda al baño, su respuesta fue una mirada lasciva por todo mi cuerpo (algo que me incomodó), luego me contestó que tenía que seguir derecho por un pasillo y era la primera puerta a la izquierda, le seguí sus instrucciones y salí de ahí casi que corriendo, cuando llegué a la puerta del "baño" me encontré con dos mujeres esnifando un polvo blanco, inmediatamente pensé "Es droga", pero lo que más me impresionó fue el aspecto que tenían los que la consumían, tenían unas caras un poco  desencajadas como si no hubieran comido en días, los ojos tenían un aspecto muy raro, tenían los ojos rojos, las pupilas dilatadas, sus cabellos no tenían brillo, su piel estaba casi que en los huesos, sus caras parecían carabelas, en resumen, parecían Zombies.
Después de ver todo se me olvidó todos los males que tenía, el motivo por el cuál fui al baño y pensé: "¿Piernitas para qué te tengo?".
Comencé a correr a la puerta y es que se dieron de cuenta de mi existencia, di media vuelta, pero se me olvidó hasta cómo abrir una puerta, después de como mil intentos, logré salir corriendo de allí, y me tropecé con algo duro, por inercia caí. Alcé la vista y ví la silueta de un hombre fornido, seguí con mi scaner hasta que ví esos ojos color miel tan atrayentes, se me olvidó que estaba tirada en el suelo en una posición para nada elegante y él me dijo:
- Pareció como si hubiera visto el Inframundo- Dijo Mr. X, como ya lo apodé.
- ¿Ahh?
- Lo que le dije, a ver ¿qué fue lo que vió que la dejó pálida, parecía un papel?- Comentó con una mirada inquisidora.
Quedé embobada con esa mirada, tanto que se me olvidó hasta lo que ví y que todavía estaba en el suelo, cuando reaccioné al cabo de unos segundos, me dí cuenta que él no tenía ni la más mínima intención de darme la mano para levantarme a lo que opiné mentalmente: "Cuanta caballerosidad desprende este tipo".
Decidí levantarme y levantar un poquito de mi dignidad que seguía espachurrada en el suelo.
- Emm...
- ¿Me va a contestar la pregunta?- Dijo.
- Creo que debería saber el por qué de su pregunta.
- A ver señorita, si usted cree que yo le  quiero acosar o hacer algo que no es bueno bajo la moral occidental, está muy equivocada. Pero si usted me autoriza medir su pulcritud, por mí no hay problema.
Con ese parlamento que me dió, me impresionó tanto que creo que nada más faltaba que se me cayera la saliva de la boca.
Iba a decir algo cuando dió media vuelta y se iba de la zona donde estábamos.
- Disculpe, pero no fue mi intención ofenderlo. Además, contestando a su pregunta, lo que pasa es que entré al sanitario, encontré dos mujeres que estaban esnifando droga, pero lo que me causó un estado de shock no fue eso, sino era su aspecto, era tan deprorable, no es por exagerar, pero parecían Zombies.
(Decidí ignorar el resto que me dijo, por respeto a Timothé).
Su mirada parecía un escáner, analizando todo lo que decía.
<Bueno, me tengo que ir, porque supongo que ya es bastante tarde y tengo que ir a la residencia.
- Si quiere yo la acompaño a la salida.
- Gracias.
En el camino a la salida inspeccioné todo el establecimiento, pero por ningún lado ví a Stephs, así que saqué mi celular del bolso y le marqué, después de mis llamadas me envió un mensaje diciendo que no me preocupara que ella estaba ocupada haciendo "cositas", cuando leí ese comentario no pude evitar sonrojarme, algo que notó Mr. X, cuando ya estábamos a las afueras del local.
- ¿Y su novio?- Dijo.
- Estamos en pausa, espere cómo sabe usted que tengo novio.
- Porqué se sonrojó.
- Ah, pero no fue por él.
- Entonces, tiene un amante.
- No, sino que yo vine con una amiga y bueno, la perdí de vista, me escribió un comentario un poco gracioso. Eso es todo.
- Uhmm...
Sacó una caja de cigarro del bolsillo de su chaqueta, y lo encendió. Ignoré el hecho de que detesto el humo de cigarrillo.
- ¿Quieres?
Me señaló el cigarrillo con la boca.
- No, gracias. Yo no fumo.
Asomé una tímida sonrisa.
- Se nota...
Apagó el cigarrillo y dijo:
- Bueno, señorita, yo la dejo.
Volteó todo su cuerpo para irse a subir a un Mclaren. En ese momento ví toda la calle, no ví ni un taxi. Y enseguida decidí salir corriendo tras de él para preguntarle:
- Sé que es un poco atrevido de mi parte, pero es que no veo ni un taxi, ¿será que por favor me puedes llevar a la parada de bus o metro más cercana?
Miró su reloj y contestó:
- A esta hora no hay parada de bus ni de metro.
- Y ¿si me puede acercar a dónde voy?
Su mirada fue como la mirada que le dedica un policía a un criminal.
- ¿Qué pasa si le digo que no?
- Va a llevar un gran cargamento de consciencia.
Su risa fue lo único que escuché en ese lugar, algo que me confundió.
- Entonces, tengo que ayudar a la damisela en apuros.
- Pues sí.
- Súbase antes de que me arrepienta.
Da media vuelta y abre la puerta del conductor.
- Gracias- Dije y acto seguido abrí la puerta y me subí al aciento del copiloto.

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