👻 ꁅꀤꃴꍟ ꀎꉣ ꓄ꃅꍟ ꁅꃅꂦꌗ꓄ | ᴍᴀʏʟᴏʀ/ᴅᴇᴀʟᴏʀ 👻

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 —¡Hoy es el día! Espero que logren encontrar la paz con ayuda de estos caballeros. Son unos verdaderos ángeles, así que por favor cooperen, que es por su bien —anuncia Freddie, parado en la parte central del salón principal de su vivienda, mirando a la nada como si se dirigiera a un grupo de niños pequeños. 

Jim lo espera en la entrada a un par de metros de distancia, con las maletas listas en su mano, y un par de guardaespaldas. Una de las cosas que más ama de su pareja es aquel corazón de oro que no duda en compartir con todos, vivos o muertos... al final, cuando se percataron que no se hallaban solos en esa mansión antigua no dudó en traer a un grupo de expertos que le dijeran si eran o no espíritus malignos para descartar la idea de un exorcismo o una poda, y se apiadó de las pobres almas en pena, y se aprendió sus historias. 

No obstante, Jim seguía inconforme con sus compañeros de piso y le había pedido recurrir a otro tipo de profesionales. Eran cazafantasmas, según el anuncio, y si bien al moreno le había parecido agresivo el término, quien los recomendó insistía en que no eran agresivos con los espíritus pero sí contaban con el equipo para contactarse de manera más directa, y, por ende, serían mucho más gentiles que otros con menos tecnología y menos experiencia.

Estos cazafantasmas llegarán dentro de poco, y una vez dadas las instrucciones, partirían a la gira por Europa y luego al ala de Estados Unidos. Unos cuatro meses de conciertos, lejos de la energía extraña de esa casona, que Jim espera que acabe para cuando regrese. 

Jim nunca fue de creer en ese tipo de cosas, pero le conviene tener algo de fe; después de todo, las cosas sí eran extrañas en ese lugar, y a juzgar por los registros que la historiadora que Freddie contrató les presentó, había un sinnúmero de personas que podrían ser quienes deambulan por aquellos pasillos.

Sus pasillos... los de su casa, cuyo precio pagó justamente y, hasta donde estaba enterado, para la cual nadie más aportaba. Era más sencillo pensar en habitar con gente viva que pueda pagar la renta, y que no le haga morir de un infarto cada dos segundos con sus movimientos súbitos y sus ruidos de ultratumba.

Él solo quiere dormir tranquilo en la noche, eso es todo.

—Mi vida, estoy seguro de que no le van a encontrar la gracia, sea como se los pongas —se atreve a decir, pero Freddie, todo envuelto en pieles y joyas de marca, lo regresa a ver ofendido.

—¡Jim! Claro que no le van a encontrar gracia, pero no quiero que piensen que me cansé de ellos. Es una oportunidad que les estamos dando para que puedan ir a la otra vida, y ya... no quiero que nos malinterpreten —se explica, con un puchero que el mayor está feliz de borrar a besos.

Desde el balcón interno del segundo piso, nueve almas los observan en silencio, cada uno con una expresión distinta pintada en el rostro. Mientras Jane sonríe encantada, con ensueño al ver al par de mortales besándose dulcemente, el par de niños sacan la lengua asqueados, y se cubren entre ellos los ojos.