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Capítulo 04"¡Wolf!"

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Capítulo 04
"¡Wolf!"




Me desperté con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de la habitación. Tardé un momento en recordar por qué estaba allí, en lugar de en mi propia cama.

Llevaba cinco días viviendo en la casa de mi padre. El viernes, cuando mi mamá no llegó a casa, el miedo y la incertidumbre se apoderaron de mí. Papá vino a buscarme, preocupado por dejarme sola en una casa vacía. El fin de semana no fue raro, era normal irme con mi padre, pero el lunes y el martes todo se sentía... muy raro. 

El silencio en la casa era profundo. Me levanté de la cama y me estiré, tratando de sacudirme la sensación de inquietud. Caminé descalza hacia el el cajón en donde mi celular se cargaba. Ningún mensaje de mi madre.

Decidí bajar a la cocina. Mientras descendía las escaleras, cada crujido de la madera parecía resonar en la casa silenciosa.

Me acerqué a la cafetera y comencé a preparar café. Mientras el aroma del café llenaba la cocina, no pude evitar recordar la tarde en que mi mamá se había salido que la casa, en parte, por mi culpa.

El viernes por la mañana cuando mamá no había llegado a casa, llamé a papá, tratando de mantener la calma mientras le explicaba. Su voz se tensó al otro lado de la línea, y supe que también estaba preocupado.

Papá llegó a casa rápidamente y pasamos la mayor parte de la mañana buscando por todos lados Pero ni rastro de ella. La sensación de culpa me ahogaba. No solo me sentía responsable de que se fuera sino también por perder el partido contra los de tercero.

El café terminó de prepararse, y serví una taza, sintiendo el calor entre mis manos frías. Me senté a la mesa con la taza de café, mirando fijamente la puerta. Mis pensamientos se deslizaban hacia el partido de basket que habíamos perdido contra los de tercero. Me di cuenta de cuán insignificantes eran esos problemas frente a la incertidumbre de no saber dónde estaba ella.

Papá bajó las escaleras y nuestras miradas se encontraron. Pude ver la misma preocupación reflejada en sus ojos. Sin decir una palabra, se sentó a mi lado y me dio un abrazo. Mi reflejo fue apartarlo, pero no lo hice, solo deje que me abrazara.

Cuando estuve lista para la escuela, papá me llevó en su coche. Se sentía raro después de mucho tiempo no ir en auto a la escuela. Al llegar, me bajé del coche y papá me miró con una expresión que intentaba ser alentadora.

—Si necesitas algo, llámame, ¿de acuerdo? —dijo, intentando sonreír.

Asentí de nuevo y caminé hacia la entrada. El bullicio habitual de la escuela me parecía extraño. El lunes todavía tenía esperanzas de que mi mamá solo estuviera por ahí en la playa o en algún otro lugar. Pero ya no lo sentía así. Era más temprano de lo normal así que me senté en una mesa cualquiera y saqué mis cuadernos. Sentí movimiento junto a mi pero no hice nada para voltear a ver quien era, solo esperaba que no hiciera preguntas.

¿Amigos? O... || Pietro Maggi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora