Capítulo XX

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La primavera finalmente estaba llegando, el frío ya no era insoportable y pequeñas flores comenzaban a florecer en los jardines

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La primavera finalmente estaba llegando, el frío ya no era insoportable y pequeñas flores comenzaban a florecer en los jardines. Leslie observaba como el rayo de sol matutino se colaba por la ventana, perdida en sus pensamientos y como cosa rara, disociándose de la realidad que la rodeaba.

—¿Leslie? —la voz de Ana, su terapeuta la trajo de nuevo a la realidad—. ¿Escuchaste lo que dije?

—Si, lo siento..., dijo que no era mi culpa, siempre lo dice —balbuceó con una sonrisa tímida.

—Así es, pero no importa cuantas veces te lo diga, lo que importa es que de verdad lo creas.

—Lo sé, lo intento y..., hay ocasiones en que lo creo.

—No te presiones, esto no es una carrera, pasaste por un evento traumático y las cosas irán mejorando a su tiempo, denunciarlo fue un enorme avance —Leslie se encogió de hombros.

—Eso siento, gracias.

—Casi termina nuestra hora, ¿algo más de lo que quieras hablar? —Leslie se sonrojó.

—¿Cree..., cree que estoy lista? —Ana la vio con curiosidad—. Usted sabe...

—¿Andreas? —Leslie asintió con la vergüenza plasmada en las mejillas—. Depende, ¿tú que crees?

—Creo que ha sido un excelente amigo todo este mes, no me ha presionado, siempre intenta estar allí sin pedir nada a cambio...

—¿Te sientes obligada a corresponderle? —Leslie abrió los ojos desmesuradamente.

—Oh no, no, no..., pero..., quiero. Es decir..., nunca había sentido nada igual —la terapeuta anotó en su libreta mientras escuchaba sus palabras.

—Mi consejo es que vayas despacio y trates de identificar tus emociones, no puedo darte órdenes ni prohibirte que hagas algo, todo es tu decisión y depende de ti, solo piensa antes de actuar, ¿sí? —Leslie asintió sintiéndose más confundida que antes, con Ana casi siempre era así, le dejaba cosas en las que meditar y jamás le daba una respuesta concisa o alguna instrucción—. ¿Nos vemos la próxima semana?

Leslie llevaba aproximadamente un mes asistiendo a terapia y esa mañana antes de ir con Ana, había denunciado por fin a Jason con las autoridades, quienes le pusieron una orden de restricción y prometieron "investigar" lo sucedido. Estaba segura de que nada ocurriría, así funcionaba la justicia en muchos casos similares al suyo, pero tenía que hablar, no podía quedarse de brazos cruzados, por ella misma y quizás por cualquier chica inocente que viniera después.

—Diste un gran paso, estoy muy orgulloso de ti <3 —sonrió al ver el mensaje en la pantalla de su móvil. Amanda quien la esperaba fuera del consultorio para llevarla a casa, la abrazó con fuerza viendo de reojo la causa de su rubor y felicidad.

—Yo también estoy orgullosa de ti, no creas que Andy es el único —masculló estrujándole los hombros—. Tengo que confesar que hace una mes no pensé que fueras capaz de hacerlo, siempre supe que eras fuerte, pero...

El ocaso entre nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora