14-febrero-2020
Mirando al cielo no puedo deducir quien está más decepcionada de mí: las constelaciones, la luna o yo. Hacía tan solo un momento que todo había ocurrido, mi corazón seguía latiendo con fuerza cada vez que emanaba en mi mente el recuerdo de tu rostro tan cerca del mío, de tus manos envolviendo las mías, de tus ojos desviándose a mis labios y de ese pequeño momento que yo denomine como nuestro, y que acabe con el descaro de mi indiferencia que encubría mi temor.
Solo somos amigos, pero a veces me da la impresión de que el sentir mis mejillas ruborizarse cuando tienes detalles conmigo, de ponerme nerviosa con tu tacto y de la inexplicable razón del porque sonrió cuando te veo... es mucho más que eso. Mejor dicho, esa es una afirmación porque es cierto, es mucho más que eso, aunque admitirlo en voz alta siempre me será imposible, porque, ¿cómo explicas que caíste por tu amigo?
Eres esa persona que siempre está para mí, ese chico al que le tengo un gran cariño incondicional. El de cabellos rizados, de ojos deslumbrantes, de sonrisa brillante, de corazón sincero, y con valores de oro; el mismo que hace temblar mi mundo, de hacerme replantear muchas cosas y que crea un pequeño nudo en mi estómago.
Odio los abrazos, aunque no los odio en serio, solo aparentando, pero no me gusta hacerlo para ti, así que supongo que tus abrazos me agradan. Odio los halagos, porque los considero nefastos, y más que nefastos son escalofriantes porque nunca sé que decir, pero como adoro cuando salen de tus labios rosados.
Detesto los detalles, pero en secreto los guardo muy cerca de mi corazón porque me da miedo que los usen para lastimarme, y ahí es donde todos los pequeños gestos de tu parte están guardados. No me gusta bajar la guardia con nadie porque no confió en las personas, pero es mentira porque no hay escudo que no hayas librado con éxito y no hay obstáculo que te haya puesto.
Eres mi amigo, pero ya también dudo de esa afirmación, porque muy en el fondo de mi corazón sé que ya no solo eres eso. Y hoy me siento en conflicto al recordar tus palabras, al recordar las caricias de tus manos en mis mejillas, de tu mirada honesta, de esa burbuja mágica que habíamos formado. Me preguntó si todo lo he imaginado, puede que sea así, siempre he sido soñadora, pero si fue real he sido una cobarde extremista, porque estoy segura de que, si todo fue cierto, yo tuve que haberte besado.
-L

ESTÁS LEYENDO
Baladas melancólicas, de todo lo que nunca fue
PoesíaEn un mar de emociones, a veces solo existen letras para explicarlo, quizá de forma ambigua, pero funcional. Los poemas, las cartas, o notas escritas de madrugada, simbolizan todo lo que pudo y no fue, todo lo que pensé y no pude decir. Para quien...