LA NOCHE QUE NOS CONOCIMOS

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Quizá este loca por si quiera dar pauta a esto que por mucho tiempo me rehuse a hacer, pero no mentiré al decir que la emoción de elaborarlo supera con creces mis temores que me retenían en primer lugar.

Ahora bien.. ¿Alguna vez has visto el cielo inmenso por las noches, cuando el viento sopla con fuerza, el sonido crepitante de los arboles no cesa, y pareciera que el tiempo no tiene espacio en aquel instante tan efímero, donde te sientes completamente lleno de lo que sea esa sensación tan especial abundante en tu pecho? Bien, si no lo has experimentado, antes que nada debo compadecerte, puesto que aquello es mágico en verdad , aunque mantengo la esperanza de que mi descripción haya fomentado a tu imaginación llevándote al menos a plantearte dicho escenario. Ahora bien, debo agregar que si dijeras que en efecto, no lo has vivido aun... no estarías más que diciendo una gran y rotunda mentira, pues la viviste mi querido amigo; la viviste la noche en la que nos conocimos.

Posiblemente no lo hayas notado, la llovizna de la tarde, la algarabía que abundaba en el lugar, y aquellas personas de las que me viste escapando, impedían verla como era realmente ¿pero que puedo decirte? Para mis ojos, que muchas veces buscan los detalles que son desapercibidos por la mayoría de las personas, así fue como aconteció.

Quizá pudiste darte cuenta de que soy una persona que no es sociable y... bueno, no, eso es mentira; es una mentira gigantesca que me he repetido tantas ocasiones, que a veces me cuesta pensar que solo son palabras carentes de verdad, el repetir muchas veces algo, no implica que sea veraz. Mi verdadero yo, no obstante, esa noche emergió de donde sea que se había ocultado, siendo después de tanto tiempo esa versión que tanto adoro de mi misma: autentica, sociable, despreocupada y feliz, sobre todo feliz.

Es por ello que aun sabiendo que todo fue verídico, aveces me es inverosímil procesar que fue así como me conociste y fue así como decidiste interactuar conmigo, cuando, claramente, no era tu obligación. ¿Como un chico tan idílico como tu fue capaz de dirigirme la palabra?¿Como es que logre merecer tal placer de tener mi primera balada de la noche contigo? Son respuestas que jamás obtendré, porque conociéndome... en realidad todas estas palabras son en vano. Jamás sería capaz de mandarte esto, pero en fin...

He vivido todo este tiempo a base del recuerdo de esa sonrisa tan gentil que tenias, ese vocabulario tan extenso con el cual lograbas expresarte a la perfección, ese tacto tan dulce de tus manos envolviendo las mías y de nuestros pies marcando un compas posiblemente erróneo, pues no soy una chica que dance precisamente bien, como te comente aquella noche. OH, y lo mejor de todo... el momento en el que me pasaste tu numero celular.

Pensé que seria solo esa noche, ya sabes, como esas historias que escuchas de vez en cuando en reuniones, en el que la chica loca y nada agraciada conoce a un partidazo que nunca vuelve a ver en la vida, y por ello me sentía aun más libre, después de todo si arruinaba algo no tendría que verte de nuevo, pero... tu me pasaste tu celular. DIOS, solo las estrellas son testigo de lo mucho que me emocione en aquel momento, de saber que podría seguir hablando con aquel joven tan agradable que había conocido.

El escribirte, a la fecha me pone los nervios de punta, tengo miedo de que puedas ver a través de mis palabras con tanta sencillez, encontrando en el proceso los defectos que quizá, de forma bastante impactante, pasaste por alto aquel día. Soy una chica que en ocasiones es difícil de diferenciar con una niña, pues su imaginación y elocuencia a veces es desbordante a niveles sin precedentes, aunque también lo suficientemente madura para tener la capacidad de atender ciertos asuntos con seriedad.

No tengo idea cual sea tu objetivo conmigo, quizá no había objetivo, nuna lo ha habido; quizá solo fue conseguir una buena amistad desde el inicio, o solo era un intento de socializar; o quizá... bueno, la otra opción es bastante improbable, tanto que dejare las palabras al vacío.

Por mi parte, yo no tengo un objetivo como tal, solo se que quiero ser dichosa de seguir viendo a nuestras ideas colisionar entre si, de poder ser yo misma un poco más, de carcajearme sin tener que disculparme de lo estruendosa que llega a ser mi risa y sobre todo de ser espectadora de ese hermoso matiz de colores que vi en aquella fiesta, y no, no solo hablo de mi atuendo que parecía arcoíris o de las luces de colores jajajajaja, si no del matiz que vi cuando interactuábamos, cosa que en verdad espero no haber sido la única en darse cuenta.

Esperando no estar redactando todo esto a un chico imaginario, me despido, aunque se que esto no pasara de mis manos, pero en fin... fingiendo que esto es completamente real...

Muy sinceramente, yo.

09/07/21

Baladas melancólicas, de todo lo que nunca fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora