Capítulo 9

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Harry despertó antes de que sonara el tomate.

Sintiéndose de alguna forma triunfante, estiró una mano y lo puso en posición de 'apagado', ignorando el ojo que lo siguió al hacerlo, y se giró, miró silenciosamente a Ginny, quien dormía a su lado. O eso pensó él.

"¿Qué sucede?", murmuró ella, alzándose y casi desapareciendo en una cortina de cabello.

Harry la miró en la semi oscuridad. "Nada", susurró, mirándola y tomándole un momento darse cuenta de que, en realidad, no está muy lejos de ser verdad. Lo cual es raro. Su mundo ha sido completamente puesto de cabeza, y sin embargo, se siente descansado y el dolor de cabeza de ayer ha cesado.

Ginny se estiró y se sentó. "Te ves aliviado", dijo suavemente.

Harry se mordió el labio y puso su mirada culpable sobre la colcha. "No es lo único que estoy sintiendo, créeme".

"Es un cambio agradable oír algo sobre cómo te sientes", dijo Ginny secamente.

"¿No es un poco temprano para preguntas profundas?", se quejó Harry, girándose para esconder su incomodidad en hacer el show de ponerse los anteojos y bajar los pies al frío suelo.

"Probablemente", suspiró ella después de un momento. "Lo siento, Harry. Siento que me desperté y de repente no sabía cómo hablarte de ahora en adelante. Sé que suena estúpido".

Harry respiró profundo, tratando de bajar el nudo en su garganta. "No, no lo es".

Hubo un sonido de sábanas corridas detrás de él cuando Ginny salió de la cama. "¿Qué sugieres?"

"¿Qué sugiero?, para ser honesto, Gin, aún estoy desconcertado de que no me hayas destripado, pero si estás segura... creo que debemos hablarnos como buenos amigos".

Ginny gruñó por lo bajo. "Has sido mi mejor amigo por mucho tiempo".

"Entonces supongo que puedes hacerlo", dijo Harry, girándose para verla a los ojos.

Su sonrisa era un poco temblorosa, pero genuina. "Supongo que puedo hacerlo".

"Bien. No sé qué haría si te pierdo", dijo Harry de un tirón, sin importarle cómo sonara.

"No es tan fácil deshacerse de mí", le aconsejó Ginny. "Sin embargo", dijo ella, dándole un beso suave en la mejilla y poniéndose de pie, "Tengo que ir a trabajar. Las reuniones del jueves en la mañana no esperan por ninguna persona... o duende".

Harry la vio desaparecer en el baño, preguntándose si él tenía también alguna reunión esta mañana. Alguna para la cual estaría, al parecer, completamente falto de preparación. Era sorprendentemente difícil que le importara. Ligeramente, agarró su reloj de tomate y lo hizo girar en perezosos círculos alrededor de su cabeza; Ginny salió del baño, su túnica agitándose, trayendo una ola de fragancia fresca y floral. El jabón de baño de Draco siempre olía a limón, le ofrece su mente, junto a la chocantemente vívida memoria de la piel desnuda de Draco con el agua escurriendo y sus invitaciones para que Harry se le uniera.

Su concentración falló, cedió el hechizo que mantenía el reloj tomate en el aire y cayó, golpeando su frente con un sonido doloroso, y luego cayó en la cama con un chillido de 'seis treinta y ocho' que asustó a Ginny, causando que se detuviera en abotonar su camisa y le diera a Harry una mirada interrogadora.

"¿Qué estás haciendo?"

Harry frunció el ceño y se sobó un punto de la cabeza. "No tengo ni idea. No me hagas caso".

Cuando Ginny finalmente salió a trabajar, su cabello brillante y su túnica presionada, con un breve abrazo que tanto le causó dolor como fortaleció a Harry, él se obligó a salir de la cama y mirar tristemente el mar de marrón que era su guardarropa. Irritado, agarró un suéter y un pantalón que parecían más nuevos que el resto y se miró frente al espejo, mirando su reflejo con creciente insatisfacción. Cuando metió su varita en su cinturón, tenía una idea. Posiblemente no una muy buena, pero una idea al menos.

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