Capitulo 13—¿Que haces aquí?–Pregunto ella, ahogando una risa. Con la cara oculta en el hombro del hermano que le sacaba más de una cabeza de altura.
—¿Que? ¿No puedo venir de visita a mi propia casa?
—Tu me dijiste que no vendrías –Le acuso.
Y era cierto. En la fiesta de año nuevo, cuando ambos se vieron en la casa de la abuela luego de largos meses comunicándose por teléfono, él le aseguro que esas vacaciones no regresaría a casa. Se quedaría en aquella ciudad, de todas formas había conseguido un empleo y aunque no fuera la gran cosa, no deseaba dejarlo tan pronto. Ly sabía que en realidad Julio no tenía muchas razones para regresar a casa, aquella declaración le había caído como un balde de agua fría pero había sabido entenderlo, aunque eso solo la entristeciera aún más.
Julio nego, con una sonrisa complaciente.
—Ese era el plan, pero lo pensé mejor y ¿Crees que me perdería tu cumpleaños?
Ly se zafó del abrazo. Lo miro directamente a los ojos.
—Lo dices como si nunca te hubieras perdido ni uno de mis cumpleaños ¿En dónde te metiste cuando cumplí catorce?
—Y aún me siento culpable por eso –declaró él, lastimero– además, los catorce no son iguales que los dieciséis. Ya te estás convirtiendo en una mujercita.
Ella rodó los ojos.
—No comiences con tus dramas ¿Cuánto tiempo te vas a quedar?
Se sentó en una de las sillas del comedor a mirarlo fijamente y él regreso al tomate que estaba cortando. El cielo azul se veía a través de la ventana panorámica, las nubes esponjosas y simpáticas. Luego de unos segundos de silencio él contesto.
—Un mes, creo. Retomaré las clases en mayo, pero me gustaría estar allá antes porque la tía Claudia dijo que me ayudaría a conseguir un trabajo mejor en...
—¿Que paso con lo de ser pasillero de supermercado? ¿Te botaron? ¿Se dieron cuenta que no sabes diferenciar la izquierda de la derecha?
A Julio le causó verdadera diversión.
—Lo lamento rayito, pero eso ya lo memorice hace mucho, tendrás que buscar otro defecto.
—Ah, eso no será muy difícil.
—¡Cada vez eres más respondona!–Se giro para verla– Mejor cuéntame bien todo eso de la obra de teatro, tu vida ha estado más interesante estos meses que la mía... Pero antes ayúdame con ésto genia de la cocina.
—Apenas se tostar un pan.
—¡No quiero quejas! Si no trabajas, no comes.
Ella le obedeció a regañadientes. Tal vez era extraño, pero su hermano era un especie de figura paternal para ella, o por lo menos una especie de figura paternal a la que no le debía el "respeto" que si le debía a su verdadero padre. Le contó entonces todo lo que había acontecido desde el primer día de clases. Que la profesora Marcela había elegido su obra, todo lo que habían estado trabajando en ella desde entonces, la absurda idea de poner un número musical al final y como ahora frecuentaba a menudo la casa de los mellizos Parra. A Julio le gusto escuchar que su hermana había estado socializando más en ese tiempo, pero se intranquilizo cuando ella le contó que a veces prefería pedirle un aventón en las mañanas a Iván y aceptar al mediodía el de los Parra, antes que andar sola en bici. No era difícil encontrarse a los de 4to en el camino hasta su casa o a la escuela, muchos de esos chicos, incluidos Joel, vivían en su vecindario. Desde lo que había pasado aquel día de diciembre tenía un seguro presentimiento de que linchar la llanta de su bici no les había parecido suficiente venganza.
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Gracia
Teen FictionSegún ella, la vida no le estaba dando más opción que ser lo que era. Una desencantada adolescente, malhumorada y sin sueños ni ánimos para el futuro. Cuando conoce al chico nuevo, que parece ser aficionado a su banda favorita -esa que marcó su inf...