Aviso: SIn querer hice maraton de tres cap hoy jeje
𝚇𝙻𝚅𝙸 𝙵𝚛𝚊𝚌𝚝𝚞𝚛𝚊
𝘗𝘰𝘳 𝘶𝘯𝘢 𝘧𝘳𝘢𝘤𝘵𝘶𝘳𝘢, 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘩𝘶𝘦𝘴𝘰.
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Veintinueve de Diciembre cuando Chay entró a su biblioteca preferida para comprar unos poemarios, quería obsequiárselos a Wolfgang principalmente porque Kim y él amaban escucharlo leer en las noches cuando llovía, se había vuelto una bonita costumbre, y ya había leído todos los que trajo de Rusia. Continuó caminando por las estanterías buscando los poemarios mas conocidos clásicos y también algunos contemporáneos.
Miró por encima de su hombro y suspiró, habían tres hombres siguiéndolo... desde ayer que Kim y Wolfgang llegaron al edificio, empezó a subir el número de guardaespaldas, ahora él tenía que salir a la calle en camioneta blindada, y al menos cinco guardaespaldas. Kim dijo (después de tener sexo anoche) que le diría a Kinn lo que estaba sucediendo para que ellos también tomaran medidas, de cualquier forma, nadie sabía cómo planeaba atacar Mikhail.
Mila también tenía un guardaespaldas de la familia y a Morris, que era el hombre de mas confianza que tenía Wolfgang... Chay sabía su temor, que usara a Mila para chantajearlo, Mikhail no tenía idea de que Kirill estaba en Bangkok así que esa era una ventaja. Chay tomó un poemario y comenzó a leer entre sus páginas mientras caminaba hacia la otra estantería.
– ¡Auch! – gimió Chay cayendo hacia atrás, había chocado con alguien. El estruendo de los libros alertó a los guardaespaldas.
– ¡Oh, mierda, mierda! – escuchó a un chico.
Porchay miró mientras uno de los guardaespaldas lo ponía de pie tirando hacia arriba por debajo de los brazos, recogía sus cosas y se las pasaba y otro alejaba al chico empujándolo firmemente por el pecho. Oh, pero...
– Hey, no – Chay interviene rápidamente – Es un amigo, déjenlo.
Los guardaespaldas repasaron al chico que parecía asustado, Chay sonrió acercándose para intentar tranquilizarlo.
– Barry – saludó amable – Hace mucho no te veía.
Barry parpadeó quedadamente – C-chay – musitó – Em... que gusto v-verte.
Porchay sonrió y se acercó, le acomodó las gafas que estaban torcidas, el chico se sonrojó violentamente... oh Barry, ¿todavía seguía gustando de él? ¿Después de todo?
– Así está mejor, no quiero que vuelvas a chocar – le dijo abrazando los poemarios – ¿Y cómo estás?
– Y-yo... bien, bien... – Barry tragó – ¿Y-y tú?
– Mm, bien... disfrutando las vacaciones pero ya quiero regresar – dijo Chay – Se hace mucho en la universidad ¿verdad?
Barry asintió – ¿T-te ayudo con...? – señaló los libros.