Sé fuerte (Bluey) [Pausada]

Capítulo 12: Silencioso

Bandit sujetaba la mano de sus dos hijas mientras paseaba por el parque. Les había prometido que las llevaría a pasear el fin de semana y no era quien para romper su promesa. Mientras pasaban por debajo de los árboles y eran acompañados por la suave brisa de la tarde, Bingo y Bluey vieron a lo lejos unos columpios, ambas voltearon a verse y después gritaron al unísono, preguntando a su padre si podían ir a jugar un rato.

Bandit subió y bajo la cabeza en señal de que si les estaba dando el permiso para ir. Ambas niñas salieron disparadas hacia la zona, mientras que su padre se acercó con mucha más calma y lentitud hacia una banca justo al frente de ellas.
Como alguien profundo, con muchas cosas en las que pensar y muchas otras que lamentar, Bandit decidió evitar jugar con sus hijas aquel día, no se sentiría comodo, ni tampoco podría concentrarse en hacerlo bien como solía ser parte de él. Las niñas lo aceptaron un poco decepcionadas, pero sabían que su papá no pasaba por un buen momento, por lo que lo mejor sería no hostigarlo demasiado.

Sus hijas, con el o sin el, igual se estaban divirtiendo, jugando entre ellas y con otros niños más que estaban allí también. Un peculiar sonido de crujido de ramas sorprendería a Bluey desde atrás de ella, cuando volteo la mirada no logro percibir nada con sus ojos, por lo que siguió jugando. Lo que no había visto Bluey, era alguien en específico, otro niño que se acercó detrás de ella en sigilo total, pero escapó pocos segundos antes de que ella logrará voltear.
La escena sería vista por Bandit. El comportamiento de aquel chico era extraño, si, pero no le parecía para nada sospechoso de ningún modo; después de todo eran solo niños, llenos de inocencia y energía.

Bingo estaba subida en la resbaladilla en el momento que vio a Bluey voltear abruptamente hacia atrás, pero al contrario de su hermana, ella si pudo ver al chico y logro seguirlo con la mirada mientras el caminaba erráticamente entre cada uno de los juegos, buscando algo o alguien mientras sostenía sus manos con timidez. A la joven perrita roja le intrigaba saber quién era este niño, resultaba atrapante mirar con curiosidad al cachorro de pelaje caneloso que se paseaba por el lugar, por lo que decidió acercarse a él para hablarle.

El peqieño no noto que Bingo se acercaba a él, seguía buscando a su madre con un poco de temor, sentía que ella lo había dejado allí con esa condición tan desventajosa. En ese momento sintió el dedo de Bingo en su espalda, le tocaba la parte trasera del hombro con el dedos repetidamente y luego entabló conversación.

—¿Hola? Perdón pero, ¿A quien estás buscando? ¡Quizá podría ayudarte! —Bingo sonreía amigablemente.

Lejos de responder con algún saludo o una frase, el cachorro solo movía las manos de forma ordenada pero un poco confusa para Bingo, quién sin entender porque sacudía sus dedos, empezó a soltar risitas que cubría con sus manos para no ser tan obvia.

—¿Por qué mueves así tus manos? Es un poco chistoso —dijo Bingo, limitando sus risas a un tono amigable sin ser burlesco.

El pequeño cachorro tampoco entendía a Bingo, no la podía escuchar después de todo, no podía usar las palabras tampoco. Se desespero por saber qué tanto había estado pregunta esta niña que intento alejarse, incomodado. Justo en ese momento, una señora con el pelaje color caramelo hizo aparición, tomando de la mano al pequeño e invitándolo a quedarse, haciendo unas señas parecidas a las que el pequeño había hecho hace unos segundos. Pero antes de caminar para alejarse la madre del pequeño noto la presencia de Bingo, que la veía igual de confundida.

—Oh, Hola pequeña... ¿Necesitas algo? —dijo aquella misteriosa mujer.

—¿Es usted la mamá de él? —Bingo señalaba con su dedo al niño tomado de la mano de su madre.

—Si, soy su mamá, ¿Conoces a mi hijo? —pregunto dándole una ojeada.

—No, enrealidad no, solo le quería preguntar si estaba bien, por qué parecía buscar a alguien pero no lo encontraba... —tomo un respiro— Y luego solo movía sus manos.