Había una vez, cierto continente caracterizado por una vasta flora y fauna en cada pequeño rincón de sus tierras.
Tierras, donde habitaban cientos de razas y especies diferentes de distintos humanoides, y de donde era una pequeña princesa de todos estos seres.
En cierto reino, cada cierto tiempo ella vagaba.
Dicha princesa iba y venía desde los callejones más pobres y marginados de dicho reino, donde existía una clara diferencia de los que eran residentes reales y los que no.
Mucho tiempo a tras se decía que sin la sangre mixta entre el hombre y las bestias, no hubiera existido un futuro para ambos; era una realidad que el mestizaje había salvado al ser humano de la extinción, pero ahora, que no existían estos conflictos ni enemigo en común que unieran a todas las razas, empezó a existir la discriminación.
La gran similitud entre las criaturas del cataclismo y los mestizos o híbridos, había creado poco a poco una cicatriz en los corazones de las personas, viendo su pasado convivir con ellos.
La gente ya no quería ver humanos deformados con partes de animales o monstruos, los llamaban "Monstruos" a estos seres que solo fueron un arma para ganar la guerra.
Ya no era bien visto ver a un hombre con ojos de insecto, patas en lugar de manos, colas o siendo de la cintura para bajo el cuerpo de una araña, era visto con miedo y asco, considerados fenómenos; la gente que tenía relaciones o parejas con mestizos o híbridos eran llamados locos o repugnantes, discriminados por el simple hecho de "Amar una aberración", que en cierta forma, era un ser humano también, pero un poco diferente.
¿Que hacías con un arma después de una guerra?
Simplemente la desechabas.
Pero esta pequeña princesa, la cual escapaba hacia estos lugares repletos de estos seres no era consciente de todo ello.
Ni de que ella era un arma también.
— ¡Hasta luego señora Bemby!— La pequeña niña se despidió de una mujer Însēctaë, la cual era una hibrida abeja, ella sale sonrió feliz de vuelta mientras se despedía de la pequeña princesa con su mano exoesqueletica.
Ella corría entre la multitud de las distintas personas de distintas formas, colores y tamaños que iban y venían desde distintas avenidas y callejones.
" Jijiji~ jejeje~"La pequeña princesa sonreía contenta al obtener una gran bolsa de dulces hechos con miel y leche de una auténtica mujer Însēctaë abeja, eran sus dulces favoritos.
A diferencia de los productos obtenidos de las bestias con las que nacieron los Híbridos o Mestizos, los productos que estos humanoides podían producir con sus cualidades eran de la más fina calidad y muy solicitados, mezclando lo mejor del ser humano con lo mejor de la bestia o insecto.
La pequeña princesa daba brincos con suma felicidad al dirigirse a su próximo objetivo.
Los barrios marginados de los Bêstāës he Însēctaës no contaban con siquiera asfalto o algún suelo, era simplemente tierra dura dentro de las murallas de aquel reino, las casas estaban hechas por sus propios residentes; madera de Glön, piedras de distintos tipos y grava amontonada eran los materiales más comunes.
Estas colonias no contaban con un sistema de tuberías o drenaje, por lo que usaban fosas comunes o cisternas para reemplazarlo, también cada vez que llovía formaba un lodo único duro y a la vez resbaladizo, la clase obrera era sobreexplotada es lo que abundaba en esta área; y aunque los bloques se diferenciaban entre Bêstāës he Însēctaës por su arquitectura y necesidades distintas, realmente no había distinción en sus colonias; ya que solo había una etiqueta para describirlas, "Pobres".
ESTÁS LEYENDO
Reencarnando en una niña dragona
FantasyLa histria trata de un joven con cancer que muere envisperas de año nuevo. Despertando en un cuerpo extraño de una niña mestiza, en un mundo extraño donde no existen las leyes y el sistema esta retocido, con un idioma que no entiende. Se encuentra e...