28° Semilla

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Lianys

Han pasado veinte horas desde lo ocurrido en Mónaco, no tenemos noticias ni de Sasha ni de Bruno, tampoco del paradero de George Brown. Espero de todo corazón que haya muerto calcinado entre el fuego que rodeaba el galpón, este deseo de ver cómo cada uno de los integrantes de la OEFAM van perdiendo su último aliento, que al final vean mi rostro o el del Boss sabiendo que la Bratva sigue prevaleciendo hasta el fin de los tiempos.

Nos hallamos en la mansión principal de los Ivanov esperando que Akem despierte del sedante que Arabella le suministró. Al parecer la bala lastimó el tejido blando del abdomen, por lo tanto, no hubo órganos dañados. Sin embargo, el dolor era insoportable por lo que fue recomendable un sedante para que se relajara y durmiera un poco. Los años pasan facturas y más cuando has estado toda tu vida activo. Desde que llegamos aquí no se nada de Kaem o de Damon, el Boss se fue con Igor dejándome con la familia. Dani trata de sacarme conversación pero los ojos me pesan demasiado, tengo ganas de descansar por una semana si es posible pero hasta no saber noticias de mi cuñada o de Bruno no me quiero retirar.

Saskia me trae una taza de té de manzanilla para que me relaje, le ofrece una a su marido el cual acepta gustoso entre miradas cómplices.

Ella se sienta a mi lado dando un leve apretón a mi rodilla la cual tiene un pequeño raspón que la Reina quiso curar pero no le permití.

— Te notas cansada, bombón.

— Lo estoy, pero no me quiero ir sin antes saber de Sasha...

— Sabes que aquí siempre tendrás tu habitación, mi niña. — secunda Arabella — Mi nieto también debe descansar.

— Mi Koroleva — llama mi atención Dani —, la escolto hacia la recámara, debe descansar.

Asiento porque tienen razón. Además, no soporto el dolor en los pies.

Me despido de cada integrante, cuando abrazo a Mikhaila le susurro al oído «Todo estará bien» Sé lo mucho que está preocupada por su hermana y su... primo. Ella me regala una sonrisa de boca cerrada y me dispongo a subir las escaleras. Mi voyeviki me sigue unos escalones más abajo con demasiado silencio lo cual me sorprende de él.

Atravesamos dos pasillos hasta ubicarme en la puerta de la alcoba.

— Estaré aquí para lo que necesite.

— Tú también debes descansar, Dani.

— No se preocupe, usted descanse que lo necesita bastante.

Toco su hombro en señal amistosa.

— ¿Qué haría sin ti?

— Posiblemente estarías de malas, pero para eso estoy yo. — sube y baja las cejas haciéndome reír — Descanse.

— Gracias.

Ingreso en la habitación, me tiro a la cama para luego observar el techo. Hace meses atrás me hallaba aquí sin poder pegar un solo ojo la noche antes de mi boda y aquí ando ahora, casada y esperando el primogénito del Boss. Con una sonrisa en el rostro me voy quedando parcialmente dormida hasta que siento que estoy entre la nubes.

Siento que pasan mil años sobre mí, la habitación continúa a oscuras pero me relajo cuando veo al Boss durmiendo a mi lado tapando su rostro con unos de sus brazos. Sonrío mientras lo venero y admiro los rasgos físicos que logro enfocar, de repente, me dan ganas de orinar, por lo tanto, me levanto enseguida tropezandome con todo lo que consigo hasta llegar al baño. Me siento en el retrete con los ojos cerrados apreciando la relajación de vaciar mi vejiga, la puerta se abre de par en par mostrando a Kaem con cara de preocupación y ojos adormilados, se acerca a mi dirección para después hincarse. Al colocar su mano en mi rodilla me quejo por el raspón que yace ahí, él enseguida enciende la luz para examinarme notando lo inflamado de mi rodilla.

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora