XXI

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— Swiss, espera, ya te dije que no — hablaba Sodo con cansancio, forcejeando con el mayor, tratando de bajarse de su regazo.

— Vamos, Sodi, solo una vez más — insistió Swiss, acariciando las caderas de Sodo con sus manos.

— Dormimos solo 3 horas, y tienes que regresar con tu novio, así que no — Sodo cruzó los brazos y desvió la mirada.

— Bueno, entonces al menos modela esa ropita que traías ayer — Swiss sacó la lengua juguetón, provocando que el menor se ruborizara.

— No me lo recuerdes, no sé en qué estaba pensando — cubrió su rostro sonrojado con las palmas.

Swiss con ternura tomó las manos de Sodo y las colocó sobre las suyas, acariciándolas con sus dedos.

— Te veías precioso — sonrió y besó las manos

Sodo sintió su pecho arder y su cara ruborizarse aún más. Incapaz de resistirse a la fuerza de Swiss, se acomodó en su pecho, ocultando su rostro.

— Ahora te avergüenzas, pero quién te viera ayer, todo un...

No pudo terminar de burlarse, ya que Sodo mordió su pecho. Swiss soltó sus manos para abrazarlo y tirarlo a la cama, poniéndose encima de él; comenzando a hacerle cosquillas en las costillas.

Sodo no pudo evitar reír pidiendo que parara, Swiss no hizo caso y al ver la negación del mayor, lo tomó del cuello y lo acercó para besarlo.

Este aun sorprendido, correspondió al beso, saboreando los dulces labios rojos de Sodo.

— ...amo — susurró el menor en medio del beso.

— ¿Qué? — se separó, sorprendido, con el corazón latiendo con fuerza y una agradable calidez en el pecho.

— Que amo tu olor — Sodo arregló nerviosamente, observando a Swiss.

— Oh — Swiss sintió una leve decepción, aunque no estaba seguro de qué esperaba.

Sodo apretó los labios, negándose a decir más. Swiss lo miró desafiante y comenzó a besar sus labios nuevamente, mordiéndolos con cierta rudeza, arrancando pequeños gemidos al menor.

— D-duraznos — finalmente habló.

El mayor sonrió. La ternura que sentía era inexplicable, y el palpitar de su corazón cada vez que veía a Sodo era un sentimiento hermoso.

No estaba seguro de cuándo comenzó a sentir esto, ni si sería algo pasajero o duradero. Muchos pensamientos revolvían su mente, pero los guardó para sí mismo, centrándose en el presente.

Mientras, fuera de su cabeza continuaban los besos apasionados, Swiss profundizó el beso colocando sus manos sobre la cabeza de Sodo para intensificar el momento.

— Y tú hueles a brisa y café amargo — habló a su oído, para luego dejar ver su sonrisa cálida.

Sodo abrió los ojos aún más, sus mejillas tornándose carmesí. Evitó la mirada de Swiss, agradeciendo por el cumplido. El último comenzó a reír, lo que irritó a Sodo y lo llevó a forcejear nuevamente.

Era un lindo momento, de verdad no pensaban en nadie mas, solo eran sus risas y sus cuerpos desnudos jugando entre las sabanas. Con los corazones de ambos tranquilos y sus pensamientos enfocados en el otro

Pero la encantadora escena fue interrumpida por un golpeteo en la puerta.

— Desayuno — anunció el mayor emocionado, dejando libre a su amante.

— ¿Pediste servicio a la habitación?

— Sí, también para ti, no te preocupes — Swiss guiñó un ojo y se puso una bata para cubrir su desnudo cuerpo. Sodo solo rodó los ojos y volvió a esconderse bajo las sábanas, intentando volver a dormir.

Primera de muchas (Swissxsodo Omergaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora