☬ Dos pueden jugar a ese juego ☬

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Ahí estaba otra vez, esa chica Asgardiana que era amiga de Thor y parecía llevarse tan bien con Loki últimamente. Había llegado de visita a la Tierra unas semanas atrás, y desde entonces pasaba todo su tiempo en el cuartel, haciendo reír a todos, menos a ti.

El problema era que era demasiado afectiva, especialmente con Loki, no podía quitarle las manos de encima. Es cierto que tú y él no eran nada oficial todavía, pero se coqueteaban regularmente y hasta hace poco pensabas que no faltaba mucho para que se dieran su primer beso. Claramente estabas equivocada, porque Loki disfrutaba de la compañía de esta mujer más de lo que debería.

En tu inocencia, no te diste cuenta de cómo Loki te estaba manipulando. Él no era tan cercano con esa chica, pero desde el momento en que se dio cuenta de cómo la fulminabas con la mirada, decidió mantenerla cerca para causarte celos. Estaba disfrutando cada momento de tu sufrimiento silencioso, y ansiaba el instante en que no pudieras contenerte más y le armaras una escena de celos, finalmente confesando que estabas loca por él.

Su plan estaba funcionando perfectamente, hasta que una mañana tuviste suficiente de lamentarte en silencio y volviste a acercarte a tu buen amigo Steve, reviviendo esa chispa que habían dejado atrás hace tiempo.

Antes de que tú y el dios del engaño se volvieran cercanos, Steve pasaba todo su tiempo contigo. Le tomó mucho a Loki apartarlo de tu lado para poder convivir contigo, y hasta el día de hoy lo resentía bastante por haberte querido solo para él. Bastó que te sentaras junto a él en la mesa para llamar la atención no solo de Loki, sino de todo el grupo. Le murmuraste algunas palabras al oído, y después él a ti, para consecuentemente carcajearse tal como en los viejos tiempos. Comenzaron a entablar una conversación en la que sus tonos de voz permanecían imperceptibles para los demás, pero era obvio por sus expresiones y risas que estaban pasándolo increíble.

Loki resistió hacer algo al respecto ese día, pero a la mañana siguiente, cuando llegaste al cuartel, Steve te recibió con tus flores favoritas, a lo que agradeciste besando su mejilla. Loki había enfurecido tanto que se olvidó de guardar apariencias, y su camuflaje de humano desapareció por completo, revelando su verdadera forma azul y desquiciada. 

Ya lo habían visto así antes, pero cuando estaba en peligro en alguna misión. Nunca se había enfadado tanto en el cuartel, lo que llamó la atención de todos y lo hizo regresar a la normalidad. Pero su ira aún seguía latente, con su mirada fija en ustedes dos y la forma en que se miraban. 

A pesar de su despliegue de ira, no se atrevió a intervenir de inmediato, tal vez temiendo que empeoraría la situación. Sabía que tú habías estado sufriendo por su cercanía con la Asgardiana, pero ahora la situación se había vuelto un juego de venganzas.

El día transcurrió con una tensión constante en el aire. Loki y tú evitaban cruzar miradas, pero era evidente que la situación no se resolvería por sí sola. El resto del equipo intentaba mantenerse al margen, preocupado por el conflicto que se desarrollaba frente a sus ojos. En la tarde, cuando todos se reunieron para una reunión estratégica, la tensión llegó a su punto máximo. Loki estaba allí, todavía enfadado, y tú y Steve estaban sentados juntos, hablando en voz baja. La Asgardiana también estaba presente, aunque parecía no estar al tanto de la intriga que había surgido.

Para el tercer día, Loki estaba tan enfadado por la situación que decidió hacerse pasar por Steve, esperándote a que llegaras al cuartel. Cuando entraste por la puerta, le entregaste el café que habías traído para él, con un mensaje que decía: para el trasero de américa. Esto seguido de un corazoncito y un beso que habías pintado con tu labial.

Por supuesto que esto sacó a Loki de sus casillas, pero no había tiempo para armar una escena, el resto del equipo llegaría pronto y todos empezarían a preguntarse dónde se había metido. Es así que, rápidamente, te convenció de ir a un lugar privado para hablar contigo, a lo que lo seguiste sin mayor sospecha ni preocupación.

De repente, cerró la puerta tras de sí y te acorraló contra la pared, rosándote con su aliento impaciente. Sus narices se tocaron, y entonces supiste lo que iba a pasar, no sin que antes él te mirara a los ojos y te preguntara: —Dime, T/N. Te gusto, ¿no es así? —relamió sus labios, temeroso de tu respuesta—. Solo dímelo, y sellaré nuestro amor con mis labios.

Pero tú no contestaste, sonreíste complacida y te colgaste de su cuello, acortando la distancia entre ustedes. Aunque intentaste hacer que el beso se tornara mucho más apasionado, Loki estaba estupefacto por la forma en que te comportabas, y más que eso, tenía el corazón roto por haber jugado con tus sentimientos de esa manera. Te había perdido por una estupidez y ahora tu creías estar besando a otro hombre.

Quería corresponder, en verdad que quería seguir el juego y corresponder, pero permaneció congelado desde su posición, con tus labios insistentes y apasionados sobre los suyos, inmóviles. Finalmente te separaste, pero tu sonrisa aún no desaparecía.

—Hola, Loki —revelaste saber quién era todo este tiempo, él desactivó la ilusión de Steve y te miró con sus ojos bien abiertos y sorprendidos.

Días antes, tu buen amigo Banner no había soportado verte así de miserable y una mañana decidió hablarte de lo que el dios del engaño estaba haciendo. Al principio, te molestaste mucho, pero también entendiste que Loki, en su mente juguetona e infantil, no creía que realmente estaba haciéndote sufrir, y solo disfrutaba de tu inseguridad. Es por eso que entendiste que la única forma de detenerlo era dándole una probada de su propia medicina, por lo que te acercaste con tu mejor amigo, que además era el más recientemente archienemigo de Loki.

Steve accedió a seguirte el juego, pese a sus principios, porque estaba de acuerdo con que Loki necesitaba una lección, y supiste que habías cumplido tu objetivo cuando se lanzó sobre ti para abrazarte contra su pecho, oliendo el aroma de tu perfume mientras contenía las ganas de llorar, aliviado. Finalmente, volvió a encontrarse con tu rostro, sosteniéndolo entre sus manos para acortar la distancia una última vez en un beso largo y apasionado. 

Tú te aferrabas a su nuca y él a tu cintura, hasta que alguien abrió la puerta de golpe. Todos los vengadores estaban detrás de la puerta con expresiones sorprendidas, no porque finalmente estuvieran juntos, sino por la inesperada y evidente erección de Loki, que se volvió aún más vergonzosa cuando Steve se abrió paso, vistiendo nada más que unos boxers, exigiendo su ropa de vuelta. Pero antes de que pudiera regresársela Stark tomó una foto de recuerdo, contigo riendo descontrolada mientras tu nuevo novio cubría su erección mientras miraba al trasero de américa casi como dios lo había traído el mundo.

Una cosa era clara: Loki nunca más intentaría ponerte celosa. 

Loki y tú: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora