Axel David Garza Cantú
Monterrey, México.
Caro definitivamente estaba más que loca y eso a mí me gustaba mucho, nunca hubiera pensado esta locura de subirme al toro mecánico y de pasarla tan bien en una feria de aquí del pueblo. A mi primo Dorian le pasó lo mismo y era obvio que ambos tuvimos una participación muy mediocre en montar al toro mecánico, al menos en mi defensa podía decir que era la primera vez que hacía algo así y no me había desagradado para nada.
–Primo, creo que nos hemos fijado en dos chicas que no son muy cuerdas que se pueda decir – dijo Dorian – casi nos matamos en el toro mecánico, eso sí ha sido muy divertido.
–Sí, primo, en todo lo que dices tienes razón. Vera y Caro se van a llevar bien y eso no debería de preocuparnos porque las dos están locas, ¿te diste cuenta cómo se reían de nosotros en las gradas? Fuimos su diversión.
Estaban encantadas con nuestro sufrimiento, las dos se confabularon para que nosotros nos montáramos al dichoso toro y ellas felices de la vida. Son tremendas, pero a mí me encanta esa forma tan genuina y espontánea de ser de Carolina, ella es lo máximo.
–Sí, las vi reírse. Esto nos lo tendrán que compensar muy bien porque nos la hicieron muy buena y míralas, ahí vienen caminando como si no hubieran hecho nada las muy condenadas.
Levanté la mirada y vi a ambas a Caro y a Vera que venían caminando a encontrarse con mi primo Dorian y conmigo. Las dos, se estaban riendo tal y como dijo Dorian y lo que era peor que no se molestaban en lo más mínimo ni en disimularlo. Venían seguramente a decirnos que no nos quedáramos para ver quién gana porque no seríamos ni mi primo, ni yo.
–Chicos, lo sentimos mucho – dijeron las dos – no tienen talento necesario para esto del toro.
–Lo sabemos, ustedes al menos se han divertido – dijo Dorian riéndose – no importa, nosotros también la pasamos bien, aun sabiendo que de verdad no ganamos nada.
Por lo menos no fuimos los únicos que se cayeron, aunque si no íbamos a ganar nada de todos modos, pero lo importante fue que nos divertimos y las chicas también. A ver si no nos daban un premio por ser los peores jinetes de toro mecánico.
–Ahora si se lucieron con esto que hicieron – besé a Caro tiernamente – lo bueno es que nos la pasamos bien y yo sí quiero quedarme a ver quién ganó. Además, en una de esas por ser los peores jinetes del toro puede que nos premien.
–No lo creo, Axel David – dijo Caro – la chica que montó el toro antes de ustedes, ella lo hizo muy bien y creo que ella va a ganar, coincido contigo, yo no me quiero ir hasta saber quién es quién ha ganado en esto.
No vamos a quedar a ver quién es el dichoso ganador de este juego, y sí, Caro tiene razón, esa chica lo ha hecho muy bien, puede que sea la ganadora del concurso.
–Está bien, vamos a las gradas a sentarnos y veremos los resultados – dijo Vera – vengan, espero no se sientan muy apenados cuando digan que ha ganado esa chica.
Es lo más probable que ella se lleve el premio mayor y se lo merece, ha estado genial. Mucho mejor que varios que también duraron bastante tiempo encima del toro.
–No des nada, por hecho, mi amor – la besó Dorian – mi primo tiene razón, si se abre el premio al peor jinete, él y yo estamos peleando por él.
Todos nos reímos y nos encaminamos a las gradas, me encantaba que Caro sí me daba la mano y era muy cariñosa conmigo. No tenía miedo a mostrar sus sentimientos y eso era algo que yo llevaba por mucho tiempo esperando, a una persona como ella que me demostrara el amor y que no solo viviera de las apariencias y queriendo ser perfecta como lo era Paula.
–Miren ya van a dar los resultados – dijo Caro – mucha suerte, chicos.
Caro no dejaba de burlarse de nosotros, como si hubiéramos hecho un buen papel, pero no me molestaba con eso, sé de lo que soy capaz y de lo que no y con lo del toro se pudieron dar cuenta que no es mi fuerte.
–Sí, mucha suerte – Vera se burló – seguramente si les van a dar algo, al menos un premio a la participación.
Dorian y yo reíamos con las ocurrencias de nuestras chicas y tenían razón que la ganadora del toro mecánico fue la chica que lo montó antes que Dorian y que yo y todos aplaudieron llenos de emoción, hasta mi primo y yo. Ni hablar, nosotros no habíamos resultado para este tipo de eventos y después de saciar la curiosidad de todos de saber quién ganaba, seguimos recorriendo la feria y nos fuimos a la zona de los juegos, nos fuimos directo al tiro al blanco y de inmediato pedí unos dardos para jugar.
–Vamos Caro, demuéstrame de lo que estás hecha amor – le dije a mi chica – ya que tú me metiste a lo del toro, quiero ver si puedes ganar un premio.
Ahora nos toca a nosotros ver las hazañas de nuestras chicas, ellas tienen que superar ahora lo que nosotros habíamos hecho, aquí no era nada peligroso y esperaba que se lucieran ganando alguno de los peluches. Será divertido para Dorian y para mí ver la puntería de nuestras chicas.
–Nunca he jugado esto, Axel David y ya estoy viendo que eres vengativo – ella empezó a reír – de todos modos, lo pienso intentar.
No hay ninguna dificultad en ese juego, y yo no era vengativo, ellas también tenían que participar en algo, para eso habíamos venido para divertirnos los 4, a lo mejor y hasta ellas ganan algo para nosotros dos, los jinetes del toro mecánico.
–No es difícil Caro – dijo Vera – obsérvame, yo esta noche de aquí no saldré sin un premio y no te puedes quedar atrás.
Dorian sonreía viendo las capacidades de tiro de Vera y yo me reía de ver que Caro estaba sorprendida viendo que la novia de mi primo sí sabía tirar y se ganó un premio en su primera ronda. Mi chica después de varias rondas apenas ganó un premio pequeño y yo no quería que ella se desanimara, así que jugué yo y le saqué un premio como el que había sacado, Vera era un oso enorme de peluche y se lo di en su mano.
–Caro, es para ti, preciosa.
La vi súper emocionada con el peluche que había ganado para ella, me encanta lo linda que se ve, sus ojos brillantes de felicidad. Ahora veo que las cosas sencillas son en verdad lo mejor. No hay que alardear de nada y obtienes una de las mejores sonrisas como agradecimiento. Cada vez estoy muy agradecido de que me quitarán a Paula de encima.
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Apuesta por amor
RomanceApuesta por amor A sus 22 años, Carolina Isabella, tiene grandes amigas y grandes sueños. Está en bancarrota, pero quiere ser parte de una sociedad con sus amigas al no tener el dinero para su parte de la cafetería, en un giro inesperado del destino...