capítulo 21: qué fácil.

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Bueno marto lo que acabas de ver fue un beso. Respondí con ovbiedad.

Eso lo noté Juan Pablo Pero que es lo que estás haciendo? No me digas que todo esto fue porque viste a isaza besándose con aquella chica en el parque. Dijo y pude ver la cara de decepción que puso alejo.

Por supuesto que no tiene nada que ver con eso; esmás, si no me lo hubieras dicho no me hubiera enterado. Les juro que iba a matar a Martín en cuanto tuviera la oportunidad.

Mira Juan Pablo, yo solo espero que no juegues con Alejandro porque él no tiene la culpa de los errores que han cometido Isaza, Simón y tú. Ya relájate Martín y no veas cosas donde no las hay. Le repliqué enojado y él por su parte le lanzó una mirada a Alejandro que yo no entendí y él se la devolvió.

Luego de un rato de esas miradas cómplices entre Martín y Alejandro, decidí que ya era hora de volver a casa, con el último mencionado, obviamente.

Oye Juan Pablo, yo voy a comprar algunas cosas y ya regreso. Dijo una vez que estuvimos en casa y logramos dormir a las gemelas.

No te preocupes Alejo, dime lo que necesitas y yo voy por eso; así tú te quedas cuidando de las gemelas, ya sabes que se llevan mucho mejor contigo que conmigo. Sugerí y él accedió y me dio una lista con algunas cosas que faltaban en la casa.

Ya en el supermercado, tomé una cesta y me dispuse a buscar todas y cada una de las cosas que me había pedido alejo, Como por ejemplo, huevos, pasta, azúcar, café, pañales para las gemelas, leche, etcétera. Y luego de tener todo lo necesario me fui a la caja a pagar y salí corriendo de allí.

Iva por medio camino cuando de pronto me crucé con isaza Y aunque hice todo lo que estuvo en mis manos para que no se me acercara, nada me dio resultado pues en el siguiente momento, ya lo tenía justo frente a mí.

Hola hola Juan Pablo. Me saludó deteniendo mi avance con su mano.

Hola piñeros. Respondí secamente intentando seguir caminando Pero él me detuvo otra vez.

A dónde vas con tanta prisa?. Interrogó con una sonrisa pícara en su rostro.

Pues a mi casa, así que por favor déjame pasar. Dije y lo volví a empujar fuera de mi camino.

Oye Papo, acércate que yo no muerdo. Debo confesarles que la cercanía con isaza me estaba poniendo un poco nervioso.

Qué... Qué... Qué demonios quieres Juan Pablo?.

Mmm, Veo que te pongo nervioso. Dijo acariciando mis mejillas con sus manos y yo por mi parte solté todo lo que tenía en mis manos.

Por supuesto que no. Rebatí volviendo a tomar las bolsas de compras.

Bueno si tú lo dices...

Ya déjame en paz. Dije y como pude salí corriendo de allí Como alma que se la lleva el diablo.

Llegué por fin a la casa y puse las bolsas en la mesa tratando de que no se notara lo nervioso que estaba pero Alejandro sabía descifrarme muy bien y con solo ver mi actitud lo notó.

Pasa algo Villamil?. Interrogó ayudándome a poner lo que había comprado en su respectivo lugar.

no, no, por qué lo preguntas?.

Porque te veo muy nervioso.

Aaaaaa, lo que pasa es que... Eeeeem... Yo... Yo te quería invitar a cenar algo; ya sabes ahora que las gemelas están dormidas y si se despiertan pues les decimos a mis papás que nos colaboren cuidándolas. Respondí para tranquilizarlo pero mi actitud no ayudaba en nada, además que él no era ningún idiota y sabía que había algo detrás de todo esto.

Listo está bien; entonces me cambio y te alcanzo.

Sí, sí; oye, si quieres yo me voy adelantando y te paso la dirección. Propuse y él se quedó un poco confundido pero igualmente aceptó.

Me fui corriendo de esa casa a buscar un buen restaurante para cenar y en cuanto lo encontré, le pasé la dirección a Alejo y me encaminé hacia lo que sería nuestra primera cita, mas con lo que yo no contaba, era que Isaza pondría todos mis planes patas arriba, otra vez.

Creíste que te ibas a escapar de mí así de fácil papo?. Interrogó el chico del sombrero quién había aparecido frente a mí y me había tomado por los hombros.

Déjame ir por favor Juan Pablo. Supliqué intentando safarme de su agarre.

Nooooo no noo. Tú no te bas a ningún lado, recuerda que aún seguimos casados y...

No. Lo corté. Te pido por favor que me dejes en paz Juan Pablo. Yo estoy en una nueva relación y quiero disfrutarla al máximo porque Alejo es una gran persona y se merece que yo le devuelva todo el amor que el me ha dado, así que vete y déjame vivir mi vida sin ti.

Hay por favor Villamil, tú y yo sabemos perfectamente que ese romance que tienes con Alejo, es sólo porque estás enojado conmigo e intentas olvidar lo que pasó entre tú y yo, porque aún me amas y te sientes mal por eso. Dijo y se acercó a besarme pero yo lo alejé rápidamente.

Qué fácil fue para ti enredarme y luego soltarme, que fácil fue para ti ilusionarme y luego olvidarme y hoy que hay otro en tu lugar, dices que vas a cambiarme la vida pero todo es mentira... Empecé pero el me cortó con un beso.

Nos separamos del beso por falta de aire y en cuanto estuve lejos de sus labios, impacté mi mano contra su megilla derecha y le dije:

Que sea la última vez que tú vuelvas a hacer eso Juan Pablo Isaza piñeros; ya te dije que yo estoy con Alejandro y soy feliz con él aunque solo llevamos poco tiempo. Se nota que no me conoces y que crees que puedes hacer conmigo lo que te dé la gana pero una vez más te equivocaste. Con solo un beso pensaste que Por ti yo iba a recaer y ahora realmente me doy cuenta que tu mismo ego no te deja ver que ya yo no te quiero; y aunque no estabas conmigo igual no podías verme con alguien más, pues déjame decirte que no soy tuyo y nunca lo he sido, esa es la realidad aunque te parezca cruel, así es.

Al parecer, a Juan Pablo no le importtaron para nada mis palabras porque en cuanto terminé de hablar, me tomó entre sus brazos me monto en el carro y me llevo hasta su casa.

Al entrar, Juan Pablo me llevó cargado hasta su cuarto y me acostó en la cama.

No te preocupes por Alejandro Papo, solamente disfruta esta noche porque puede ser la última. Dijo y me besó como si en el mundo no existiera nada ni nadie más y así fue como sin pensarlo dos veces, me entregué completamente a isaza, olvidando que alguien me esperaba esa noche.

Me desperté al día siguiente pensando que él nunca se enteraría de nada pero una vez más me equivoqué.

Rápidamente me levanté de la cama sin que Juan Pablo se despertara y me fui corriendo hasta mi casa. Al entrar, pude ver a Alejandro sentado en el sofá y cuando intenté acercarme a él, simplemente me empujó, se levantó dándome la espalda y se encaminó hasta el cuarto.

Sin pensarlo dos veces lo seguí y en cuanto estuvimos los dos solos, lo tomé por los hombros y lo empujé haciendo que se sentara en la cama y en cuanto miré sus ojos, pude observar que los tenía completamente rojos.

Intenté hablar con él pero no logré decir ni una palabra ya que él me hizo una seña para que guardara silencio y me dijo esas palabras que no quería escuchar.

Esto se acabó Juan Pablo villamil Cortés y esta vez es en serio.

amor sin contrato (Isamil).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora