Por Favor

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Esta aparentaba ser una historia de amor como cualquier otra, desde que cursaban la secundaria Levi Ackerman y Hanji Zoe, sentían una conexión especial y contaban con una química única, tenían una relación tan platónica qué hasta resultaba irreal qué ellos dos, se llevarán tan bien apesar de ser tan diferentes.

Él era callado.

Ella era extrovertida.

Al llegar a la escuela media superior, ambos comenzaron una relación más íntima, sin llegar a lo romántico o lo sexual. Podrían discutir, tener diferencias, aun así, el cariño que había en ambos era único.

Los días de preparatoria lo vivieron juntos, cualquier problema era resuelto, todas las alegrías y penas, no importaba cuan difícil fuese, siempre estuvieron juntos, ya no eran amigos, tampoco eran novios ¿entonces que eran?

La respuesta llegó, el día de su graduación.

—¡Se mi novia!—exclamó el varón de repente, frente a la multitud.

Hange quedó sorprendida, hasta el punto de sonrojarse, ella invadida por la felicidad respondió de inmediato con un "esta bien" seguido de un beso.

Y al iniciar su etapa adulta, iniciaron un noviazgo.

Todo bien hasta aquí ¿cierto?

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Al pasar algunos años, específicamente seis, ellos ya habían llegado hasta un punto crucial en su vida y relación. Con la edad de 24 años, la castaña y el azabache ya habían terminado de estudiar sus respectivas profesiones, Levi era el que preveía en el hogar, mientras Hange ayudaba en el hogar, porque ella trabajaba pocas horas; incluso ya estaban casados. Su vida de matrimonio era perfecto. Hasta ahora nadie había logrado separlos.

—Puedo sentirlo, el mocoso se está moviendo—comentó el Ackerman, acariciando el hinchado vientre de su esposa.

—No le digas así enano—corrigió la castaña enfatizando la última palabra—. Es tu hijo.

Un "tks" salió de los labios del hombre, para luego darle un hermoso collar a su mujer, en muestra de amor. Ya faltaba poco, en unas semanas, su preciado hijo nacería.

En un inicio de semana como cualquier otro, Levi se despidió de la castaña con una caricia en la cabeza. Diciendo "volveré pronto" salió de su casa para luego subir a su auto e irse a su lugar de trabajo.

El joven Ackerman trabaja muy a las afueras de la cuidad, así que se tardaba como mínimo una hora.

Su trabajo consistía en administrar los productos de un almacén de una empresa reconocida de alimentos, pero como recién se había graduado de su licenciatura solo se encargaba de hacer cuentas y similares. Todo parecía normal, su día pasó como cualquier otro.

—Parece que se acerca una tormenta—comentó uno de sus compañeros mirando hacia los grades ventanales—. Malditos pronósticos, nunca le atinan a nada...

«Espero, poder llegar a casa» pensó Levi observando a las oscuras nubes, casi ignorando las quejas de su compañero.

Él siguió trabajando sin problemas, hasta que, las horas de trabajo llegaron a su fin, Todos guardaron y recogieron sus documentos y prosiguieron a irse, aunque el viento resoplava y la lluvia se manifestaba.

Los días de tormentas siguieron días posteriores.

El fin de semana llegó junto con su paga, Levi, subió a su auto y dio un suspiro de alivio. Sacó un maletín en el cual había demasiado efectivo y guardo lo que había recibido ese día. Miró el dinero con gran alegría, en sus labios se marco una pequeña sonrisa.

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