Diferencia.

736 79 4
                                    

Para muchas personas, Aemond Targaryen era el tipo de omega que no se debía ser.

Aemond era un omega independiente, a sus 30 años había logrado lo que más deseaba.

Manejaba la empresa familiar, no tenía hijos y era medianamente feliz.

Ser un omega como Aemond era demasiado jodido en el mundo, se suponía que los omegas debían ser lindos, pequeños, tiernos y tener muchos cachorros con su alfa.

Las ganas del omega por tener un alfa eran grandes, pero si tener una pareja le iba a dejar sin libertad, entonces preferiría no ceder.

Eso no evitaba que su omega interno se sintiera mal y no solo eso, sino que también el mismo se sentía fatal.

Cuando se acostaba con alfas o betas eran porque ya estaban lo suficientemente ebrios como para ver el hombre que estaban poseyendo.

En cuánto a sus celos. Siempre los pasaba solo, no permitiría que alguien lo viera de su forma más vulnerable.

Por todas esas razones y más no se encontraba capaz de procesar cómo es que termino debajo de ese joven alfa, gimiendo su nombre.

••••

-- Un whisky por favor -- y ahí estaba de nuevo Aemond, bebiendo y analizando cuál sería el próximo en darle un buen orgasmo.

-- Dos cervezas -- hablo alguien a su lado, normalmente le daría igual, pero ese maldito olor a océano, llamó su atención.

Sin poder evitarlo vio al alfa, Aemond le calculo 25 años, era alto, de cabellos rizado largos y espalda ancha. El omega amaba a los hombres de espalda ancha, ya que así podría arañar y marcar levemente a sus encuentros.

El alfa lo miro y le sonrió, sonrisa que el devolvió, por primera vez no quiso acostarse con alguien embriagado.

Pero quién se fijaría en un omega como el, antes tenía la esperanza de que alguien lo iba a querer así. Con frecuencia las mujeres betas se le acercaban para coquetear y solo bastaba con decir que era omega, para que se burlaran y se fueran riendo.

Hubo un tiempo en el que se sentaba por horas frente a un espejo divisando las partes de su cuerpo poco atractivas. Lentamente empezó a creer en todas ellas, pero pese a ello jamás oculto lo que era, podría ser un omega feo para los demás, pero jamás perdió la esperanza de que llegaría su alfa ideal.

-- Soy Lucerys -- el alfa extendió su mano y Aemond la estrecho, quería con el, se veía prometedor.

-- Aemond -- solo atino a decir su nombre, porque por su mente pasaba mil formas de como el alfa podria cogerlo.

-- Hermoso nombre -- Lucerys le guiño el ojo y luego de que la beta llegará con su pedido se marchó.

Habían pasado horas y el seguía bebiendo, su resistencia al alcohol era muy buena y no se sentía orgulloso de ello, porque eso solo le recordaba lo miserable de su vida.

Con sus ganas de mirar a tope se dirigió al baño, dónde maniobrando hizo su mejor sentadilla en resistencia y meo.

Cuando salió del cubículo del baño fue directo a lavarse las manos, se iba a ir, su polvo fue arruinado al ver cómo el alfa del que se había flechado en la noche se sentaba con muchas mujeres a su lado.

Cuando alzo la vista y miro su reflejo en el espejo dió un brinco de miedo, no solo se vio a el también vio al alfa que no dejaba de rondar en su cabeza.

El tipo que portaba el nombre de Lucerys se acercó a él y lo abrazo por la espalda, Aemond congelado solo veia todo por él espejo.

-- No sabes las ganas tan grandes que tenía que entraras al baño -- el alfa se hundió en su cuello y aspiro todo su olor.

Diferencia -Lucemond-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora