En la boca del lobo
Oscuridad.
Eso fue lo primero que vi al despertar, mi espalda estaba sobre una superficie suave, mi cuerpo dolía y mi cabeza parecía querer estallar.
Intenté sentarme lentamente y lo logré con esfuerzo, boté un gemido de dolor e inmediatamente sentí dolencia en lo bajo de mi barbilla, y entonces fue como si de la nada hallan trasladado un montón de información a mi cabeza. Recordé todo.
Me paré sin que me importara que me doliera todo y miré alrededor tratando de hallar alguna salida inundada del pánico, pero como si esto hubiese estado bien planeado no había nada, solo una puerta, y era demasiado obvio que iba estar bien cerrada, pero de alguna manera quise intentarlo y fracase.
Pasé las manos por mi cabeza con desesperación. Necesitaba salir de aquí, me desesperaba hallarme en la profunda oscuridad de este lugar.
Golpeé las paredes, alcé el colchón viejo y sucio en el que me habían acostado y miré si había algo ahí, pero nada, no había nada ni siquiera una fisura en la pared.
Arg!!
Restregué mis brazos, el frio era intenso y mi ropa estaba húmeda, pesada y hedionda a humedad.
Llevé mis manos a la cabeza con frustración, entonces sentí algo ahí, era una horquilla, le sonreí a la vida y fui directo hacia la puerta para intentar abrir la cerradura.
Jamás había amado usar horquillas hasta hoy.
Desparramé la horquilla y la hundí en el agujero de la cerradura di unas cuantas vueltas y la puerta se abrió. Sonreí satisfecha de haberlo logrado y la guardé en el bolsillo de mi short para conservarla por si la llegaba a volver a necesitarla.
Tratando de hacer el menor ruido posible abrí la puerta y observé afuera, no había nadie, era como un pasillito solitario y muy pequeño donde apenas entraba la luz. Caminé a paso lento intentando de contener mi acelerada respiración.
Era una cabaña, había paredes de madera, pero también había unas hechas de ladrillos. No había mucho que apreciar, era muy común. Una de salita pequeña, solo había un sillón, una chimenea, una mesa cuadrada de madera de cuatro sillas y a lado de esta había un pequeño mesón con unos cuantos cajones y una cocina algo vieja, lo que sorprendía era lo limpió que se encontraba todo. Había esperado hallar suciedad y un revoltijo de basura tirada por todos lados.
Salí con cautela mirando a mi alrededor buscando algo para defenderme, y tomé uno de los cuchillos que se encontraban junto a los cubiertos y me dirigí hacia a la puerta principal, giré la cerradura y abrió, me sorprendí, pero supongo que jamás debieron a ver pensado que podía escapar de ese cuartucho oscuro.
Cuando canté victoria me detuve asombrada.
Madre mía.
No estaba en la ciudad y debí suponerlo cuando vi que me encontraba en una cabañita. A mi alrededor solo había árboles, el suelo estaba húmedo y lodoso, pero lo que me sorprendió haciéndome creer que mi mandíbula tocaría el suelo fue ver como ante mis ojos se encontraban tres largos senderos.
Maldición es que estoy viendo bien.
¿Qué sendero debía seguir?
El bosque estaba oscuro aún, la mañana recién estaba dando inicio al parecer, por lo tanto, se veía demasiado aterrador, y todo en el gritaba una grandísima advertencia de muerte segura.
Ok Bridget piensa, piensa.
Aquí es cuando me daba mucho miedo coger el sendero equivocado y morir picada por insectos venenosos o comida por lobos hambrientos, porque de algo estaba segura es que este bosque estaba cundido de ellos, y las huellas el suelo lodoso me lo confirmaban.
ESTÁS LEYENDO
El Plan Perfecto
Science FictionBridget Jonhson es una chica tímida, soñadora, frágil como el pétalo de una flor, aunque hermosa y única en medio de un jardín, con un gran futuro por delante por ser miembro de la prestigiosa familia Jonhson, pero todo se ve interrumpido cuando es...