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Valentin sabía que las ideas que se estaban cruzando por su mente estaban tremendamente mal, no lo podía controlar, las mismas pasaban una y otra vez por su cabeza. El nunca había sido un chico celoso, sin embargo, nunca había visto al chico del cual estaba enamorado desde chiquito en una relación.

Para su suerte, los años pasaban, los cursos avanzaban, cada vez aprendía más de trucos y pociones, mientras Agustín seguía siendo el chico de sus sueños, todavía disponible para que algún día sus ojos se posaran en él. Tal vez algún día fueran sus pecas, o su pelo colorado, o su piel clarita, lo que le llamaran la atención y lograran darle un lugar en la vida del de rulos.

Pero no habían sido ninguno de esos rasgos los que cautivaron a quien en su cabeza era el amor de su vida. Había sido un chico bajito como el, pero este con un pelo oscuro y lacio, una sonrisa que a sus ojos era un tanto rara y con una piel más oscura que la suya. Ningún rastro de pecas, solo un raro bigote que crecía cada tanto, así como cada otro tanto desaparecía. Desde que había escuchado los rumores Valentín tenía a Luka bien estudiado. Tal vez ya no podía sacarle los ojos de encima, como si hacer eso lograra que se volviera invisible y los ojos de Agustín volvieran a estar disponibles de nuevo, solo para él.

Para su mala suerte, Valentín todavía no había aprendido todo lo que le gustaría, porque si pudiera elegir, desearía mandar a Luka a la otra punta del mundo para nunca jamás tener que volver a cruzárselo y sentir que su corazón se partía en mil pedazos. También le gustaba la idea de poder hacer algo más que peinarse y lavarse la cara para que el de ojos verdes se fije en él.

Sabía que había cosas que podía hacer, después de todo el seguía siendo un mago, un tanto desordenado y descuidado, pero los poderes estaban dentro suyo y por eso se encontraba en un colegio de magia.

La cuestión lo tenía fastidioso, interrumpía todos los aspectos de su vida. El jueves había confundido un liquido azul con un liquido rojo, haciendo que la mezcla explote en su cara y le borre algunas pecas. El solo quería tirarle la mezcla a Luka en la cabeza para que se quedara pelado. El viernes, su lechuza decidió rebelarse y mordisquearle todo el brazo, lo único que quería hacer era mandar esa carta pidiéndole un consejo a su madre sobre como enamorar al chico que le gustaba. Parecía que seguiría sin descubrirlo pronto, ya que nada le estaba saliendo bien.

Para el sábado, en su día libre, las ideas empezaron a volverse más y más alocadas. Sabía que había hechizos para unir personas, también sabía que había hechizos para separalas. ¿Tan mal estaba si quería volver a ver a Agustín soltero de nuevo? Ni siquiera estaba pensando en hacer que el chico se enamore de él, simplemente, no soportaba verlo con alguien más. Tal vez podía juntar a Luka con su amigo Facundo que estaba igual de solo que él.

-Sabes que es moralmente dudoso lo que queres hacer.- Juzgó a su lado el plan de Valentín mirándolo con sus ojos grandes, con algunos libros en la mano a pesar de no tener clases ese día. El colorado no entendía porque los llevaba para todos lados.

-Dale boludo, pensa, todos sabemos que Matías hizo algo para que Alejo se enamore de él. De un día para el otro estaban juntos. No puede ser tan grave.- Se defendió el de pecas poniendo otra relación como excusa y ejemplo. Su amigo rodó los ojos, no tenía ganas de escuchar sobre esos dos.

-Si vos queres pedirle consejos al loco de Matías, anda tranquilo.- Facundo dobló en el pasillo para conducirse a las habitaciones, un poco cansado del tema ya que Valentín no podía pensar en otra cosa hace una semana. -Igual tenes razón, no entiendo como un pibe tan bueno como Alejo se pudo enamorar de él. Algo debe haber hecho.

Valentín levantó los hombros. Era preferible no saber. Menos pregunta Dios y perdona.

Aunque era verdad que se decía que Matías tenía una gran cantidad de trucos para tener a todos los chicos que quería. Primero Federico, después Enzo, ahora Alejo. Valentín deseaba ser aunque sea un 5% de encantador de lo que el más alto era, con su sonrisa radiante y con sus notas perfectas. Más de uno sabía que era así de bueno porque algún que otro profesor le había dado clases particulares.

sobre pecas y magia - valen x agus x lukaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora