𝙻𝙸𝚅 𝙺𝚒𝚖𝙲𝚑𝚊𝚢𝚆𝚘𝚕𝚏𝚒

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𝙻𝙸𝚅 𝙺𝚒𝚖𝙲𝚑𝚊𝚢𝚆𝚘𝚕𝚏𝚒

𝘔𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘯

Kim se quedó quieto por un momento que pareció eterno

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Kim se quedó quieto por un momento que pareció eterno. Dos pares de ojos, unos avellanas y otros azules, lo miraban con tanta dulzura que el pecho le dolió pero esta vez por amor, por esperanza, por alegría, por entusiasmo, esta vez era diferente.

 Dio un paso hacia adelante sin saber muy bien que hacer o decir, por primera vez Kim se sentía perdido de buena manera, quería hacer todo a la vez, saltar encima de ellos, besarlos, abrazarlos, tocarlos, olerlos, quería todo y ni siquiera sabía por donde empezar.

– Lo siento, phi, no podemos esperar más – Chay corre hacia él y lo enreda en sus brazos, luego llega Wolfgang uniéndose a ese abrazo que Kim pensó que jamás llegaría. ¿Estaría dormido?

Después de un momento parpadeó y se apretó a ellos sintiéndolos por todas partes, en lo profundo de su pecho, en cada célula, en cada poro, en cada parte de él, allí estaban ambos y era tan hermoso como se sentía abrazarlos de nuevo, era tan bonito sentir esa protección en sus brazos, Kim estaba en medio recibiendo todo lo que había soñado desde que se marcharon, sintiéndose amado de nuevo.

– Te extrañamos tanto – susurró Wolfgang en su oido, su piel se erizó – No sabes cómo nos sentíamos sin ti.

Kim gimió, su voz estaba allí, su aliento contra la piel de su cuello, sus manos subiendo suavemente por su espalda, el aroma frutal en el cabello de Chay, su piel suave y aromatizada, había extrañado tanto eso y ni siquiera podía creer que realmente estaban allí y no era obra de su maldita cabeza, varias veces... cuando tenía los ataques se imaginó que ellos llegaban y lo salvaban, pero nunca aparecían.

– Phi, dinos algo – sollozó Chay acariciando su cabello – Lo que sea, necesitamos escucharte.

Kim no sabía como hacerlo, lo único que hizo fue mover su cabeza y abrazarlos más fuertes, se relamió los labios y respiró profundo, buscando la suficiente fuerza para poder hablarles, para que ellos supieran también que ese momento era tan real, que él era real.

– Es que... – carraspeó y subió un poco la voz porque estaba seguro que habló para si mismo – no puedo creer que estén aquí...

Sintió a Chay sonreír y después solo se separaron para poder mirarse sin dejar de tocarse los brazos, las mejillas, el cuello, retirando pequeñas lágrimas de felicidad que ni sabía que había soltado... todo era tan intenso que no tenía control de sus propias acciones.

– Estamos aquí, contigo – puntualizó Wolfgang acariciándole la mejilla – Y no volveremos a dejarte ir, no volveremos a alejarte, amor, nunca.

Kim sonrió suavemente – No pueden – aclaró – No pueden volver a dejarme.

AMOR ES AMOR - KIMCHAYWOLFIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora