Amor Asesino (4)

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En la madrugada lo llevé a dormir, acostándolo en una pequeña cama que había sido preparada para mí, en cuanto yo, me senté en el corredor vigilando la noche.

Pensaba en mi desdicha, el chico realmente me gustaba, y no hablo de su físico, me gusta el chico que es por dentro, ese inocente que se ve obligado a ser egoísta. No sé cómo actuar ante esta situación, nunca tuve que lidiar con algo así, quizás, si no lo hubiera invitado a hablar en el Centro Comercial, posiblemente ya lo hubiera molido a golpes, y lo hubiera obligado a firmar esos documentos, y para mala suerte de él, al atardecer de mañana, ya le hubiera apagado la vida.

Estaba tan agotado que me quedé dormido en la silla . Dormí hasta que un sonido peculiar me despertó, abrí los ojos y el sol hirió mi vista, llevé mi mano a mis ojos, rápido me dirigí al sonido que provenía de la cocina. Vi a Thiago, ahí, preparando el desayuno.

Por un impulso toqué mi cintura buscando el arma, y ahí estaba, respiré profundo, medio sonreí, entonces él me vio y dijo:

—¡Buenos días, dormilón! Estoy preparando el desayuno.

—Ya veo.

—¿Cómo dormiste?

—Bien— Estiré mis brazos.

—¡Qué bueno! En tu cuarto dejaron un ventilador. ¿Qué ocultas, Takashi? ¿Quién te tiene tan consentido?

—Soy buen trabajador.

—Tu celular no paraba de sonar.

¡Qué torpe soy! ¿Cómo se me ocurrió alejarme de mi celular? Corrí hasta él. Tenía más de diez llamadas perdidas de cara de perro, rápido ví en llamadas salientes, necesitaba saber si Thiago, no había llamado a la policía, pero al parecer no llamó a nadie, y me preguntaba el porqué. Esa era su única salida, cuando alguien es secuestrado y tiene al alcance un celular, lo primero que hace es pedir auxilio. Justo le iba a preguntar el porqué, cuando recibí otra llamada de cara de perro. Tuve que contestar, para eso me alejé un poco de Thiago, y lo dejé cocinando.

—Buenos días, jefe. ¿Qué se le ofrece?

—Esos buenos días me gustan. ¿Qué información me tienes?

—El Objetivo, a colaborado, señor.

—¿Ya firmó los documentos?

—Sí—escuché la alegría de mi jefe en el otro lado. También veía que Thiago, desde la cocina, y con disimulo, trataba de escuchar, no sé si lograba entender lo que hablaba.

—¿Lo mataste?

—No. Lo haré hoy al mediodía. Quisiera divertirme un poco más con él, recuerde que es mi último Objetivo.

—Perfecto, no hay rollo, Takashi. Has con él lo que tú quieras... Entonces, debido a los resultados, nos veremos más pronto de lo planeado.

—Sí, posiblemente en la noche. Yo estaré avisando por aquí, así envían  el helicóptero.

—Chévere, no se diga más. Estoy orgulloso de contar contigo, Takashi.

Apreté el celular contra mi muslo, y lo colgué, no sabía qué hacer. Me encuentro en una situación que jamás se me había presentado. Debo matar a ese chico, solo llevo conociéndolo un día, no puedo unirme a un individuo tan débil, yo no soy así. Salí hasta él, ya el desayuno estaba servido.

—Listo. Mmm, arepas, con huevo frito, y un vaso con café— todo se veía delicioso. Me senté de inmediato a comer junto a él.

Me muté, no hablé nada. Era evidente que mi yo interior vagaba por dos opciones: acabar con Thiago, o dejarlo vivir. Si lo mataba, seré libre, cumpliré mis sueños, me iré a vivir a Nueva York junto a mi madre, felices y en paz. Si lo dejaba vivir, asesinaran a mi madre, y luego a mí, sin esperanza.

El Amor Asesino. Takashi (Completa. Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora