Somñoliento

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— Espera — dijo Jisung con dificultad — No... Basta — Minho lo abrazó — basta... Es mucha información de golpe — aquella criatura mantenía la mirada fija en el castaño, sus dorados y largos cabellos ondearon mientras llevaba todos sus recuerdos de vuelta.

Horas antes los cinco chicos caminaron a través de otro pasadizo subterráneo para poder volver a entrar en el búnker.

— Debemos estar cerca, manténgase alerta — sugirió Changbin.

— Ya se los dije, no nos encontraremos con nadie — les repitió por séptima vez, Seungmin — todos, sin excepción alguna, están en Klaridom esperando la hora de salida.

— ¿Y tú? — dijo Jeongjin con cierta saña.

— IN — lo silenció Jisung antes de que comenzarán a discutir de nuevo — Seungmin, aunque me encantaría creer en tu palabra, tengo una experiencia previa al confiar en persona que acabo de conocer — Seungmin guardó silencio un rato y comentó.

— No pretendo que confíes en mí, sé que no soy alguien de confianza — Changbin, quien iba en medio de los dos, se hundió en sus pensamientos mientras veía de reojo a Seungmin.

No tardaron más de medio día en llegar al límite del inicio de la capital, al final del camino subterráneo había claras señales de que quienes se encargaron del túnel intentaron traspasar los muros que se sumían en el suelo más allá de lo que cualquier habitantes del distrito de Dalia podrían pensar.

— Debemos subir a la superficie para poder entrar a la capital — dijo Minho hincado dándole de comer a Songie y Sonnie.

— ¿Es seguro? — preguntó Jisung sentado a su lado mientras acariciaba a Dori.

— Si, lo es — el castaño seguía impresionado porque el tono de voz de Minho siempre se dulcificaba mucho más cuando estaba cerca de sus bebés.

— ¿Quieres beber agua? — se acercó Changbin a Seungmin que se sentó más alejado de las parejas de amigos.

— Si, gracias — aceptó Seungmin.

— ¿Sigues molesto con Ji?

— Odio a tu amigo.

— No lo creo — Changbin se sentó a su lado, sonriendo como si nada.

— ¿Qué?

— No creo que lo odies. Cada que dices que lo odias no parece que lo dijeras con convicción.

— ¿Eres idiota?

— Si. Pero si sé algo, es que si lo odiaras realmente habrías hecho lo que Chan... Bangchan, habrías buscado la forma de deshacerte de él.

— ¿Y por qué piensas que no tengo planeado algo?

— Porque pudiste delatarnos en la base de vigilancia, o asesinarlo en el desierto, escapar en silencio cuando nos encontramos con la serpiente, o tomar a la fuerza algún arma. Pero no haz hecho nada. No pretendes hacer nada en contra de Ji, sólo quieres salvarte — Seungmin se quedó en silencio, no habria nunca pensado la seriedad con la que Changbin lo había observado.

— ¿Qué piensas obtener con lo que dices? — se rió desanimado.

— Nada. Dijiste que no buscabas que Ji confiara en ti, así que pensé que era porque tú tampoco confías en nadie.

— Ustedes son tan irritantes — Seungmin no pudo evitar soltar una pequeña risa — ¿Por qué eres el único que no parece odiarme?

— Yo nunca te odiaría.

— Que estupidez.

— Creí que habíamos asentado que soy idiota — Seungmin siguió riendo.

— De acuerdo. Gracias por eso.

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