Capitulo 38

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—Que bien se siente estar en casa. —Sonrió Robert.

Arthur asintió con la cabeza, Adela vio la sonrisa de Arthur y al verlo feliz ella también se sintió feliz.

Un gran grupo de personas vinieron a recibirlos a todos con tanta alegría que pareciera que fuesen a llorar.

Feyton, André, Erina, Emma, Faila, y muchas personas más rodearon a Arthur. Otras personas por otro lado se acercaron a los soldados buscando a sus amigos o familiares, se alegraron mucho al verlos a todos a salvo.

—¿Alguna novedad? —Preguntó Arthur.

—¿Ilgini nividid? —Gruñó Faila—. Maldita sea por lo menos di que nos extrañaste.

Arthur soltó una risa.

—Ja, ja, ja, solo me fui por un par de semanas, no es para tanto. —Sonrió.

—¡Te fuiste mes y medio! —Regañó Faila.

Arthur forzó una sonrisa y asintió con la cabeza.

—Los extrañé a todos amigos. No hubo día ni noche en el que no me preguntase como estaban. —Dijo Arthur.

Todos asintieron satisfechos.

—Bueno, dejando de lado el hecho de que mucha gente intentó colarse, no pasó nada más. —Dijo Feyton.

Arthur asintió con la cabeza.

—¿Señorita Adela, se va a mudar a Orley? —Preguntó Erina.

Adela asintió con la cabeza.

—Así es, he decidido mudarme a vuestro pueblo para que mi trabajo con Arthur sea mucho más fácil. —Mencionó Adela.

—Nos alegra mucho tenerla con nosotros, señorita Adela. Si necesita algo, todo Orley estará con usted. —Afirmó Faila con una sonrisa.

—Yo... Gracias. —Dijo Adela algo sorprendida por el trato recibido.

Adela miró a Arthur quien la miraba con una pequeña sonrisa, frunció ligeramente el ceño pero no dijo nada.

—Bien, muchachos. El tiempo eso oro. —Dijo Arthur—. Cómo sabrán, Orley abrirá las puertas a Glideric dentro de poco así que tenemos mucho trabajo que hacer.

La gente suspiró cuando escucharon que debían deshacerse del vidrio, pero confiaba en su señor y harían lo que fuese por él sin dudar. Lo segundo, por sugerencia de Adela, fue construir varías posadas y tiendas.

—Alegrate André, aprovecharemos para mejorar aún más tu forja. —Sonrió Arthur.

Los ojos del viejo brillaron cuando escuchó con eso. No solo mejoraría su herrería sino que también podia vender armas.y armaduras.

Le alegraba el hecho de que una vez más podía ser de ayuda para su pueblo.

Dado que iba a hacer de Orley un buen sitio para comerciar, Arthur tenía planes de construir muchas cosas. Telares y tiendas de ropa, tiendas de pintura dónde la gente podría comprar o vender sus cuadros...

Pero para eso Arthur tenía que hacer fábricas de pintura para los tintes y demás así que lo dejó para después. Lo que si Arthur construyó fue un ayuntamiento donde se haría el registro de todo lo cívico, principalmente el registro de cada persona.

Por supuesto, mientras todo esto se construía, Arthur fabricó decenas de libros y puso a sus amigos a trabajar. Cada Orliano hacia una fila, después de explicarles lo del C.I, entendieron su importancia casi al instante.

Así que pusieron todo de sí mismos para obtener sus identidades cuánto antes, también se alegraron por saber que podían elegir un apellido, les hizo sentir más únicos e importantes.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora