Capitulo 41

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—Mi señor, Miri Graycastle ha venido a verlo. —Dijo uno de los mayordomos de Arthur.

Adela y Liliana miraron a Arthur con el ceño fruncido, este soltó un suspiro y forzó una sonrisa.

—Haz que pase. —Dijo.

El mayordomo se inclinó y fue a buscar a la señorita.

—¿Que querrá Lady Miri? —Preguntó Adela.

—Si, Arthur. ¿Que querrá? —Preguntó Liliana.

Winston tenía una sonrisa forzada al ver las expresiones de estás señoritas.

—Dioses, tengan piedad con esta pobre alma. —Pensó Winston refiriéndose a Arthur.

El mayordomo llegó poco después abriendo la puerta y permitiéndole el paso a una joven. Por supuesto, era Miri.

Ella se asombró mucho al ver a Adela y a Liliana. Feliz por la primera, preocupada por la segunda. Había escuchado que Liliana era una chica despiadada y cruel que le encantaba torturar a quien le mirase y obligaba a sus caballeros a trabajar por y para ella, de lo contrario asesinaría sin piedad a sus familias.

¿Entonces, que hacia ella aquí?

—Buenos días, Lady Miri. Que gusto me da recibirla en mi hogar. —Sonrió Arthur.

—E-El gusto es mío, Sir Arthur. Señorita Adela. P-Princesa... —Miri se inclinó educadamente y saludó a cada uno.

—Es raro ver a la hija del conde Preston fuera de casa... ¿Que le trae por aquí Lady Miri? —Frunció el ceño Liliana.

—Y-Yo solo estoy de visita majestad. —Respondió Miri.

—¿Hm? ¿Y porque de todos los lugares eligió visitar Orley? —Preguntó Liliana entre cerrando aún más los ojos.

—Y-Yo... Err... —Miri estaba demasiado nerviosa como para responder.

Al ver el ceño fruncido de la princesa, Miri quería llorar. Pensó que si no le respondía la mataría o peor.

—Suficiente, estás incomodando a nuestra invitada. —Dijo Arthur.

Liliana suspiró y se acomodó en su asiento.

—Solo quería asegurarme de que no estuviera aquí como espía. No tengo nada en contra de ella.—Aclaró.

—¿Y-Yo? ¿Una espía? —preguntó Miri.

—Así es. —Asintió Liliana—. Hemos tenido muchos problemas lidiando con estos tontos que quieren colarse solo para saber que secretos ocultamos. —Explicó.

Arthur forzó una sonrisa, ellas no han hecho nada para evitarlo, le daban todo el trabajo a Arthur.

—B-Bueno... Yo no sé nada de espionaje, mi papá me sugirió venir y me pareció una idea maravillosa. —Aclaró.

Tanto Liliana como Adela forzaron sus sonrisas. ¡Está espía era peor de lo que pensaban! No quería robar información, ¡venía a robarles a Arthur!

—¡Sobre mi cadáver! —Pensaron ambas.

Arthur por otro lado asintió con la cabeza y sonrió.

—Eres bienvenida en Orley, Miri. ¿Que te parece lo que has visto hasta ahora? —Preguntó Arthur.

Miri sonrió brillantemente.

—Todo es increíble, Sir Arthur. La comida, su gente, el ambiente. Todo está en orden y limpio, me encanta lo que ha hecho con este lugar. —Asintió Miri.

Arthur sonrió satisfecho.

—Me alegra mucho escucharlo. Por favor, siéntate. —Dijo.

—O-Ok... —Dijo nerviosa.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora