Un regalo de Navidad. Una historia dulce y corta. Entre dos almas opuestas que se atraen. Un cuento juvenil que le dedico a mis amigas.
Espero les de risa y les guste este mini cuento que escribí y disculpen los errores.
Para:
Gigi
Nuni
Y Dannae
Fel...
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Una sala blanca, cortinas parecidas al algodón se movían por el viento. Las ventanas estaban completamente abiertas y la luz del sol tocaba el piso de madera. Calentando ese aula de música. Ahí estaban algunos instrumentos musicales. Estaban siendo inundados por el polvo. El tiempo estaba presente en las paredes, en el techo. Pero aun así conservaba su magia. O eso pensaba Catarina, una joven estudiante de la academia, que por su gran curiosidad llegó al aula que nadie usaba. Aparte del silencio y las lágrimas ajenas. Entró en esta aula llevando en su mano su estuche, trajo a su mejor amigo, quería distraerse de las clases que siempre la agotaban.
- Muy bien, hora de salir. - Dijo con voz melodiosa mientras sacaba un bello violin color café y toques verdes como si fuera un ojito de gato. Lo limpió y sacó el arco, pasó con su mano el polvo en las cerdas para que este funcionará mejor. Lo ajustó de buena manera. Se paró y buscó donde poner sus partituras, hasta que un sonido detrás de ella la asustó.
Un chico un poco más alto a ella había entrado a la sala, se había asustado al ver su presencia en la sala. - ¿Te asusté? - preguntó Catarina algo preocupada. El chico asintió suavemente. - ¿Ibas a tocar? Lo lamento no sabía que nadie más venía aquí. - Dijo Catarina con algo de pena. - Puedes quedarte, ¿eres música, no? Entonces este es tu lugar. - Dijo el chico algo tímido casi como un susurro. - Oh está bien... Soy Catarina por cierto. - dio una pequeña reverencia. - Yo soy Antonello pero me dicen Anton. - Respondió el chico.
Lo que ambos no sabían es que se verían seguido en esa sala de música, tocando obras o intercambiando miradas. Talvez algunos pensarían que ellos dos estaban destinados a estar juntos. Pero la música misma tenía otros planes.
