Cap.9 Gritos de Luna.

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La bandera blanca.

En verdad era algo que no se veía muy a menudo en la guerra. De hecho si alguien levantaba la bandera blanca, lo más probable era que terminara muerto sin importar un mínimo la tregua. Sin embargo los Lee buscaban diversión, y si ver a Thomas Shelby presentándose en territorio enemigo, con armas en alto bajo una bandera blanca que buscaba tregua, era algo que sin duda ellos no perderían. Además Johnny estaba de intermediario.

La sangre, Victoria le había dado la clave. La familia para los Lee era cosa sagrada, para el gitano en sí lo primero era la familia, por familias se paraba la guerra o en este caso por la unión marital y la próxima formación de una familia.

Cuando juntabas a dos personas que no tenían norte, que estaban perdidas, podían suceder dos cosas... ambas terminaban perdidas o encontraban el equilibrio en equipo, funcionando como potencia. En este caso Thomas no permitiría que sucediera lo primero. Potenciaría a John y su necesidad de compañía con la tal Esme con la necesidad de control.

Unión a cambio de apoyo incondicional por parte de ambos y claramente liberación del Lee y de Victoria para la celebración con toda las familias completas. Pues de ahora en adelante estarían juntos en las buenas y en las malas y no se refería solo a John y Esme, sino a los Peaky Blinders y los Lee. Hasta que la muerte los separe. O Jonh escape, lo que sucediera primero.

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El inspector Campbell lo sabía, sabía que no podía tener mucho tiempo encerrada a la muchacha sin que Thomas Shelby se apareciera o peor ella hiciera algo desde adentro. La aparición de Thomas en la comisaría era algo temerario digno del nombre que se hizo. Pero el viejo jamás lo aceptaría.

Aceptar ir a hablar con el Peaky por la noche era algo sencillo para saber sí Thomas ya sabía algo de Grace y conseguir asustar al ojiazul.

El poder que le era concedido a él, no era del mismo origen del de Tommy. Mientras que a uno lo habían regalado, el otro lo había obtenido a origen de su sudor en la frente y mucha sangre ensuciando sus manos. Nadie se lo arrebatará porque con la misma ferocidad con que lo consiguió, lo defendería, pero al inspector sí que podían arrebatarselo, y lo harían; por eso debía ser rápido y conseguir mayores resultados. Para eso, qué mejor que optar por Thomas, la misma fuente de problemas le daría la solución.

Intentaba amenazar. Ridículo quedaba aquel hombre tratando de asustarlo con barbaridades que no tenían comparación con el horror de la guerra. Cosa que aquel no había vivido ni de cerca. Jugaba a ser el demonio, sin saber que estaba hablando con un incubo de alta jerarquía, y que estaba en ascendencia.

Miedo o seguridad, que era lo que debería ganarle para poder de una vez por todas matar al inspector. ¿Qué ganaba al momento de finalizar con el suplicio? Seguridad. Pero no podía ser impulsivo no cuando tantas personas dependían de él, Ada, Polly, su nuevo sobrino, Thorne, John, Arthur, Victoria... Victoria de la cual su confianza pendía de un hilo.

Victoria sentía que cada vez era un arma de doble filo. Podía confiar en ella con los ojos cerrados, pero también era impulsiva y muy desconfiada. Su plan podía salir bien, tenía todo para salir bien. Pero no contaba con que ella cooperara. Podía ser cabeza dura cuando quería. Le recordaba mucho a los caballos de guerra. Caballos que en naturaleza los eligen salvajes, son más fuertes, tienen mayor resistencia, pero son más difíciles de domar, podían estar sumisos bajo el ruido de un misil, pero no se sabía sí por el mismo ruido, se asustarán y terminarán enloqueciendo, incluso matando a su amo, se general, su sargento.

Pólvora. [Peaky Blinders]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora