Era de día, un niño estaba jugando con su pelota hasta que queda atrapada en un árbol en medio de el bosque.
El vio a una mujer de casi 10 pies de altura, piel muy pálida, pelo largo y negro, con un vestido y por último un sombrero blanco.
La mujer le baja la pelota de el árbol y luego se va sin decir ningúna palabra, eso si, sus pisadas hacían un sonido, como "po, po, po".
El niño la miro irse y luego se fue a decirle a sus abuelos lo que vio y a preguntar quien era ya que no la había visto nunca por el pequeño pueblo.
El entró a la casa y fue con su abuela. -Abuela, abuela.- El dijo agarrandola de la mano.-Dime.- Dijo la abuela con una cálida sonrisa.-¿Hay una chica nueva en el pueblo?- Dijo confundido.-¿Que? No, ¿porque lo preguntas?- Dijo confundida. -Esque estaba jugando con mi pelota, mi pelota se quedó en el arbol y vi a una mujer de casi 10 pies de altura, piel muy pálida, pelo largo y negro, con un vestido y por último un sombrero blanco y me bajo la pelota. -Dijo.
La abuela lo miró en shock, no lo podía creer. -E-esa es Hachishakusama, un demonio que rapta niños... Tu eres su próxima víctima.- Dijo, ella no quería que su nieto desapareciera como paso hace muchísimo tiempo. -Q-que...- Dijo el niño con un profundo terror.
La abuela le aviso a el abuelo y al día siguiente por la noche vino una sacerdote, ella se dirigió a el niño de 8 años y le dijo. -Ok, tranquilo, esto se solucionará.- Dijo sonriendo, ella estaba segura de que funcionaria. -O-ok, ¿q-que tengo que hacer?- Dijo asustado, no se podía calmar. -Estaras en tu habitación toda la noche, NO salgas hasta que sea las 7:00, ni siquiera si te dicen que lo hagas, si te empiezas a escuchar "po, po, po", que te digan que salgas o ruidos, reza a Buda.- Dijo con seriedad. El niño asintió y se encerró en la habitación.
En la habitación había una figura de Buda, un pergamino, cuatro cuencos con sal, cada uno en una esquina de la habitación, el niño se sentó y espero a que fuese de día.
En la noche escucho una voz diciéndole que salga, el estaba a punto de abrir hasta que recordó lo que le dijo la sacerdote, fue corriendo a el Buda, rezó y rezó.
Se hizo de día, el niño se despertó, solo durmió una hora, miro el reloj y eran las 7:00, la sal de los cuencos estaba negra, muy oscura, eso significaba que funcionó.
El salió de la habitación y fue con sus abuelos, los abrazo llorando.
Luego se fue de el pueblo en coche, tenía la cabeza mirando a el suelo con los ojos cerrados pero abrió uno y la vio por la ventana de el coche, lloro y cerró el ojo.
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leyendas de terror de Japón
HorrorEl título lo explica todo. Estas leyendas serán contadas narrandolas.