☬ ¿Por qué no me querrías? ☬

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Llevaba años sobrio, era una de sus fortalezas. Le había tomado mucha fuerza de voluntad resistirse a las tentaciones de Thor y sus amigos, se había convertido en un buen bebedor. Pero esa noche caminó a ese bar con un solo propósito: olvidarse de ti, aunque sea por unas horas.

No había pasado ni una semana desde el incidente, y ya estabas restregándole en la cara a tu nuevo novio. Quería culparte, pero en el fondo sabía que el único culpable era él, y Stark por hacer esa broma que terminó por delatar que estaba enamorado de ti. 

Esa mañana estabas sentada con Loki haciendo las bromas habituales y jugando ajedrez con él mientras esperaban a que los demás vengadores llegaran. De repente, Tony llegó e hizo un comentario insinuando que Loki tenía sentimientos por ti, pero Thor no escuchó bien y terminó revelando que era verdad, confesando estar aliviado por no tener que guardar más su secreto. Todos en la sala enmudecieron, viendo cómo Loki se desaparecía sonrojado y humillado.

Desde entonces, te había estado evitando. A decir verdad, no habías insistido mucho en ir detrás de él, después de todo, querías darle su espacio. Pero las cosas habían llegado al extremo en que no se presentaba en una reunión si tú estabas presente. Simplemente estaba muy avergonzado para hablar contigo. Mas no pensó que eso te diera la libertad de estar con otro chico, pues más temprano ese día, cuando todos se despidieron por el fin de semana, te vio abrazar a un chico con la misma sonrisa que le dabas a la gente cercana a ti. Era claro que era alguien especial en tu vida, y para colmo te besó en la mejilla, sin importarle que Loki estuviera parado a unos metros de donde estaban. 

Loki revivía estas imágenes con cada trago que pedía, hasta que el de la barra se negó a seguirle sirviendo, considerando seriamente en llamar a una ambulancia para que lo revisaran; realmente no estaba tan ebrio, pero siendo un dios, consumía mucho más alcohol que un humano normal podría soportar. 

Por suerte, no estaba solo, Steve, Thor y Banner le estaban haciendo compañía.

—Hermano, tómatelo tranquilo, la gente está empezando a vernos raro —murmuró Thor, un tanto avergonzado.

—Me importa una mierda —rio—. Llevamos dos botellas y todavía la recuerdo.

—Eso es porque no es una chica cualquiera, Loki. Realmente te enamoraste de ella —insistió Steve. Había tratado de explicárselo toda la noche.

—Amor, claro —siguió burlándose de sus propios sentimientos—. ¿En serio vas a decirme que el amor es así de cruel?

—Sí, lo es —agregó Banner—. Por eso hay que disfrutarlo mientras dure. Debiste decirle como te sentías hace tiempo.

Loki le dedicó una mirada llena de odio antes de pararse de su asiento y tomarlo por la camisa.

—Tú qué sabes, bestia.

—Hey, tranquilo —Steve los separó—. Solo queremos ayudarte.

—¿Ayudarme? Entonces bórrenla de mis recuerdos.

—Sin ofender, hermano, pero estoy seguro de que, si pudiéramos hacer eso, volverías a ser un villano. 

—Todavía soy un villano —rio, luego se quedó callado por varios minutos antes de tomar un último trago y sonreír con malicia—. Claro, tomo lo que quiero. Simplemente lo hago.

—Hermano, ¡no!

Pero ya era muy tarde, Loki se transportó a tu departamento, decidido. Nunca antes había estado ahí, así que se tomó su tiempo admirando la sala, tus fotografías, inclusive tu refrigerador y las sobras que tenías ahí guardadas; le encantaba tu comida. Pero finalmente te encontró, durmiendo plácidamente en la comodidad de tu cama.

Observó tu rostro con nostalgia por varios minutos, acariciando tu mejilla y besando tu frente. Por un momento, se arrepintió del solo pensamiento de privarte de tu libertad y obligarte a estar con él, pero después vio la fotografía que había en tu buró. Eran tú y ese chico, abrazados. 

La ira volvió a invadirlo, y sin desperdiciar otro segundo, te cargó y te puso en su espalda, despertándote. Gritaste del miedo, pero en cuanto fueron transportados a la habitación de un hotel te tranquilizaste; era el único a quien conocías que podía hacer eso.

—Loki —te tallaste los ojos—. ¿Qué estás haciendo?

Te sentó en la cama y luego hizo que te acostaras, poniéndose sobre ti, aprisionando tus brazos con los suyos, ambas piernas a tus costados.

—Eres mía, (T/N) —murmuró contra tus labios.

—¿Disculpa?

—Soy un dios, ¿recuerdas? —cambió su apariencia citadina por su traje asgardiano—. Soy un príncipe, además.

—Sí, lo sé. ¿Qué hay con eso?

—¿Qué hay con eso? —rio secamente—. Que puedo tener lo que yo quiera. Puedo llevarme a quien quiera.

—No necesitas secuestrarme para que estemos juntos, Loki —reíste. No entendías la seriedad de la situación.

—Al parecer sí, pequeña —se acercó peligrosamente a tu rostro, rosándote con su aliento—. Yo soy Loki Odinson, dios de las mentiras y heredero del trono Asgardiano. He peleado batallas gloriosas y visitado reinos que no te imaginas. ¿Por qué no me querrías?

A pesar de su arrogancia y la seguridad sobre sí mismo, pudiste ver un destello de tristeza en sus ojos. Parecía buscar tu aprobación, tu cariño. 

—¿Por qué no me querrías? —dijo una vez más, escondiendo su rostro en tu clavícula, respirando pesadamente. 

Dejó su cuerpo recargarse contra el tuyo, sin lastimarte. Pese a que su piel siempre era fría, esa noche, particularmente, sentiste su calor más que nunca. Colocaste una mano en su nuca, acariciándolo con los ojos cerrados y una sonrisa tímida en tus labios.

—Pero claro que te quiero, mi rey —susurraste—. Si te hubieras molestado en hablar conmigo después de lo que pasó, lo sabrías desde hace días.

Loki se apartó de ti para mirarte a los ojos, con las cejas alzadas y los labios entre abiertos.

—No me mientas —apretó su agarre en tu muñeca—. Te vi con ese chico.

—¿Qué chico? —bufaste.

—El de hace rato. El que está en la foto en tu buró.

—¿Alejandro? —te echaste a reír, enfureciéndolo más—. Es mi primo.

Loki suavizó su expresión, uniéndose a tus carcajadas y abrazándote con fuerza. Ahora estaba incluso más avergonzado que antes, pero definitivamente había aprendido su lección. 

Quiso disculparse contigo, pero pudiste ver todo lo que no podía decir en su expresión. Se acercó a tus labios y te besó apasionadamente, aferrándose a tu cintura mientras una pequeña lágrima de alivio corría por su mejilla helada.

—Tenías razón en una cosa, Loki —murmuraste contra su oreja cuando se separaron para tomar aire—. Soy tuya. 

Loki y tú: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora