Capítulo 70

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NARRA DELPHINI:

Voldemort sólo había estado retrasando lo inevitable. Me encontré atada mágicamente, de rodillas y con las manos inmovilizadas a la espalda. Recién despertaba después de haberme ido a dormir la noche anterior, y lo primero que vi fue a una temblorosa y llorona Tn de 12 años delante de mí, con varita en mano.

Todos los mortífagos estaban reunidos a nuestro alrededor. Mattheo también estaba inmovilizado por nuestra madre, quién la obligaba a ver todo lo que sucedía con un hechizo. Él también lloraba.

Apreté los labios con impotencia. No había forma de escapar de esta. Noté que había algún hechizo extra en mis ataduras que me impedían transformarme en mi forma animaga.

Él lo sabía. Sabía lo que yo era.

Mi padre estaba detrás de Tn.

-Si hubieras matado a esa escoria, esto no habría pasado -estaba diciendo él a mi pequeña -. Todo podría haber seguido igual, y tú te habrías quedado con tu querida Delphini...

Era mentira. Si Tn no se atrevía a hacerlo, o sino tuviera que hacerlo ella, de todas formas él buscaría la forma de terminar conmigo. No podía permitirse que yo estuviera viva.

Pero por suerte para él, yo ya estaba preparada para esto.

-Mátala, y te convertirás oficialmente en mi heredera. Ella es lo único que te está impidiendo subir al poder -siguió insistiendo mi padre. Tn no quería subir al poder, pero yo había notado que ella estaba disfrutando el hecho de que por ser la aprendiz de Voldemort, era inmune por primera vez en su vida, y no sólo le habían quitado todos los castigos, sino que además podía aplicarlos ella misma a todos esos mortífagos que alguna vez le hicieron daño.

Yo pensé que eso podría ser un incentivo para que me matase, pero vi en su mirada que eso le daba completamente igual. Lo único que necesitaba era a Mattheo y a mí, los únicos que siempre hemos estado ahí para ella.

Recuerda el encantamiento» -le murmuré en pársel a Tn -. «'Nunca podré irme'».

Ella dudó, estaba claro que seguía pensando que se trataba de una forma de decir que en espíritu siempre estaría junto a ella, como decía todo el mundo a sus seres queridos antes de morir. Cómo me hubiera gustado que ella entendiera que me refería a físicamente...

Ayúdame...» -me suplicó. No quería matarme.

-¡Mátala! -gritó Voldemort, habiendo escuchado lo que le había dicho, y pensando la misma cursilería que su aprendiz.

-Mátame -gruñí yo, lo suficientemente alto para que todos me oyeran.

Mattheo lloriqueó más fuerte en algún punto detrás de mí.

-No lo hagas... -pidió, pero enseguida Bellatrix le había sellado la boca con un hechizo.

-Hazlo. -La miré con seriedad -. Tn, tienes que hacerlo.

-No quiero perderte... -La mano le temblaba tanto que la varita se le caería en cualquier momento.

-Sí no lo haces, moriremos los tres. ¿Quieres que Mattheo también muera? ¿O prefieres que sólo muera uno?

-No quiero que ninguno muera, joder... -sollozó.

-Mátame -volví a insistir.

Voldemort ya no estaba tan seguro de lo que quería que Tn hiciera, a juzgar por la duda en su expresión ante mi insistencia.

Tn dudó. La punta de su varita brilló en premonición. Y...

-N-No puedo. -Bajó su varita.

-¡MÁTAME, COJONES! MALDITA IDIOTA. ¿¡NO PUEDES HACER NADA BIEN!? LLORIQUEANDO TODA TU PUTA VIDA PORQUE TE HACÍAN DAÑO Y AÚN SIGUES SIENDO LA MISMA CRÍA INEPTA DE SIEMPRE. HAZ ALGO BIEN POR UNA PUTA VEZ Y MÁTAME SIN JODIDOS REMORDIMIENTOS, JODIDA MIERDA.

Tn Potter: la serpiente perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora