Me encontraba ahí, tumbado en la cama, con un extraño sobre mi cuerpo. Un extraño que lo único que deseaba era mi cuerpo y yo a cambio tendría dinero. No
disfrutaba hacerlo, pero la necesidad me había llevado a esa situación. Cuando me encontraba de aquella forma con alguien, cerraba mis ojos y dejaba que mi
mente vagara. Lo único que podía pensar era que pronto se acabaría, me daría el dinero y me iría a casa.
Cuando por fin terminó conmigo, con un grotesco gemido en mi oído, lo aparté de mí y comencé a poner mi ropa. Tenía que salir de ahí lo más pronto que pudiera,
de aquel hotel de mala muerte en donde cada noche lo pasaba con un extraño. Donde solo había malos recuerdos.
Miré al hombre y extendí mi mano para que me diera el dinero. Éste me miró como enojado, quería que me quedara un poco más, pero ya era suficiente. Ni un
minuto más podía quedarme. Me dio el dinero y después de eso salí de ahí.
Comencé a caminar hacia mi casa, mientras de mis ojos salían unas cuantas lagrimas. Me sentía sucio y asqueado. Sabía que esa no era una buena vida, pero me
había tocado vivirla así.
Muchas personas, al conocer mi vida me juzgarían; para las personas era fácil juzgar, pero nunca conocerían el porqué de mi situación. No me gustaba hacerlo, no
me gusta ser un chico de programa¹, sin embargo, las personas dicen "es que le gusta el sexo", "es que es un chico facil", cuando en realidad era la única manera en la
que podía sobrevivir. Bien podría ser un delincuente o una vividor, pero no, me ganaba mi dinero de una forma honrada. Aun así, nunca podría darle el gusto a nadie.
Llegué a mi casa, un pequeño departamento, en un vecindario a las afueras de la ciudad. No estaba mal, pero debo admitir que tampoco era lo mejor, aunque no
me quejaba. El dinero que ganaba lo gastaba en la renta de ese lugar, bueno solo la mitad, y la otra mitad... digamos que lo utilizaba para mis "lujos". Así como las
personas ricas gastan en un par de zapatos de marca, coches e incluso casas, yo también lo gastaba pero en otro tipo de lujo.
Me quité la ropa que traía encima hasta quedar en ropa interior. Por la habitación comencé a buscar algo que necesitaba con urgencia. Había estado todo el día
fuera. Encontré el pequeño sobre de plástico sobre la mesita de noche. Un polvo blanquecino estaba dentro del sobre, pero había muy poco. Al día siguiente compraría más con el dinero que esa noche gané, no tenía de que preocuparme. Me tumbé en la cama y miré el sobre unos segundos, después deposité el polvo
en mi muñeca, todo lo que quedaba. Al inhalarlo sentí una sensación de euforia, dejé que mi cabeza se fuera hacia atrás disfrutando del momento. Me sentía feliz,
me sentía como nunca. Cada vez que inhalaba cocaína me producía la mejor sensación en el mundo, incluso mejor que el sexo que practicaba a diario.
La cocaína hacía que me sintiera mejor, después de sentirme mal por las cosas que hacía, me animaba, me hacía feliz. Me llevaba a un estado en donde nadie
podía quitarme la sonrisa de la cara, a un mundo donde todo estaba bien, una realidad alterna que me hacía sentirme mejor. Alejándome de todos mis males y
mis tristezas.
Después de sentirme eufórico, un estado de relajación me invadió y me dejé caer en un profundo sueño.
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De nuevo era noche y yo me encontraba otra vez en aquel vacio lugar. Una calle totalmente deshabitada, por donde solo pocos coches pasaban. El frió me estaba
calando los huesos, temblaba y castañeaba los dientes. El abrigo no me estaba calentando y mis esfuerzos por calentarme a mi mismo fueron inútiles.
Miré a mí alrededor, un grupo de chicos iban acercándose, estaban ahí por lo mismo que yo. Me puse en cuclillas, comencé a jugar con el asfalto suelto de la calle.
Tenía que esperar a que los clientes llegaran y ya estaba muy cansado de estar parado. Entonces dos coches se
acercaron y se estacionaron justo enfrente de todas nosotros. Apresurado me levanté y comencé a caminar hacia el coche. De los coches salieron varios hombres, adultos de entre treinta y tantos o mas. Uno de ellos se acercó a mi y me tomo por la cintura ,odiaba que me tomaran como un objeto ,pero no podia quejarme o perderia dinero esa noche. Mi mejor opcion era soportarlo.El hombre acarició mejilla. -Estas muy lindo, debes de cobrar bastante - me susurró. -200 por hora - murmuré apartando mi vista de su rostro. -¿Qué? Ya sé que estas bonito pero no es para tanto - se quejó. Me levante un poco mi abrigo y di una vuelta para que el hombre pueda ver mi trasero. El hombre sonrió. -Pues merecerá la pena - enarcó una ceja como evaluándome con deseo. Yo entorné los ojos con fastidio. Entonces una luz proveniente de un coche me cegó, y al parecer a mi acompañante también. Y cuando pude observar mejor me di cuenta de que era un auto muy lujoso, digno de una estrella de cine o un cantante. No se veían esos coches por esos rumbos, y cuando lo hacían era demasiado extraño. Un joven bajó de la puerta de atrás y decidido se acercó. Quería zafarme del hombre que me tenía aprisionada por sus fuertes manos, seguramente el chico estaba dispuesto a pagar mas pero si no me escogia perderia dos clientes y seria dificil encontrarme con alguien mas. No aposte nada,asique me quede ahi sin moverme. El hombre se había distraído poniendo la atención en el chico rico. Unos cuantos chicos se arriesgaron y fueron hasta él, pero el chico los apartó. Entonces pude verlo bien, yo conocía a ese chico. Lo miré con ojos entrecerrados y él me miró. Sus ojos brillantes los recordaría siempre, era Niall, el chico del pan. ¿El me recordaría a mí? Se acercó a mí con preocupación y me tomó del brazo. -Lo quiero a el - dijo Niall. No podía creerlo, Niall era de esos que se metían con cualquiera, nunca lo hubiera pensado. Me decepcionó un poco saber que era así. -¡Hey! - dijo el hombre apretándome más contra su cuerpo - El es mío, consíguete a otro. -Pero... No quería irme con él, lo conocía y no podría... Simplemente con él no podía irme. Mi buen concepto sobre él iba a desaparecer por completo. -Él llegó primero - le dije agachando la cabeza apenado - Ahí hay más - al parecer muchos observaban la escena. -Estoy dispuesto a pagar lo que sea - protestó Niall. Entonces lo miré interesado. -No lo creo, esta belleza tiene sus precios altos - dijo el hombre, que me dio un beso en la mejilla. -Tu precio te lo multiplico por 10 - murmuró Niall mirándome con ojos suplicantes. Mi expresión fue de sorpresa, mi mirada fue de Niall hasta el hombre que aun me aferraba, quien también tenía la misma expresión de sorprendido. No podía desaprovechar aquello, era mucho dinero y lo necesitaba. Maldita sea, porque tenía que ser Niall. Pero me resignaría. Me solté del agarre del tipo con brusquedad y él no se opuso. -¿No puedes superar eso? - le pregunté al tipo. Y negó, pude notar una mirada de furia hacia mí y luego a Niall. -Está bien - asentí en dirección a Niall.
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The A Team ||Gay Niall Horan y tú
Teen FictionSiempre he pensado que cuando yo muera nadie lo sabra , nadie derramaria siquiera una lagrima por mi.