Heeseung es el príncipe de un pequeño reino, donde todo parecía funcionar, con el apoyo de su guardian Niki y su mejor amigo Jake sería coronado ese año al cumplir la mayoría de edad. Al menos hasta que una figura misteriosa se presenta en el castil...
Heeseung tocó la puerta un par de veces, pero se impacientó al no recibir respuesta, así que la abrió con un leve empujón.
Sunoo estaba en el suelo de su habitación, recortando páginas, seguramente de los libros y mapas que su padre cuidadosamente había almacenado por años. Heeseung no entendía a veces qué pasaba por su mente.
-¿Qué haces? ¿Te dije que podías entrar?- Sunoo alzó los brazos exasperado, era su hermano mayor, pero a veces parecía que creía tener derecho sobre todos, ninguna noción de respeto por nada.
-El rey puede hacer lo que debe hacer.
Sunoo sacó aire entre dientes- Todavía no eres rey.
Heeseung miró alrededor con fastidio, pero tomó asiento cerca de la puerta - Escucha bien, sé que no tenemos la mejor relación desde que nuestros padres murieron, pero necesito que hagas caso esta vez.
-"Hacer caso" es obedecer ciegamente a lo que dices, estoy cansado de vivir bajo tus expectativas, ¿Qué obtengo yo? Generalmente nada - bufó sunoo indignado.
-Expectativas o no, eres un príncipe, aún así tienes deberes ante tu pueblo... Como sea, lo que quiero decir es que por nada del mundo debes salir del castillo, hay seres extraños acechando el pueblo y podrían intentar entrar aquí. Y cuando vayas a los jardines avisa a la guardia real, debemos estar alerta.
Sunoo miró incrédulo, por un segundo quiso contarle lo que le había pasado... pero ya imaginaba a Heeseung diciéndole que debía dejar de leer cuentos porque empezaba a inventarlos.
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Así que solo dijo - Como sea, no tengo a dónde ir. Ni siquiera tengo amigos desde... hace años.
Heeseung se dio por satisfecho con esa respuesta. -Y lleva contigo la daga que te dio niki el jefe de la guardia real, todo el tiempo, ¿oíste?
Sunoo hizo un gesto de asentimiento flojo, así que Heeseung suspiró se levantó y en la puerta quiso decir algo más, pero negó con la cabeza y salió sin más.
Sunoo molesto lanzó lejos la navaja y los papeles - ¿Por qué me sigue viendo como un niño? Es decir, ni siquiera es mucho más grande que yo. Como si pudiera reemplazar a nuestros padres, todo el tiempo actuando tan sabio... Confío más en Jake que no es mi hermano de sangre.
Se arrepintió de lanzar los papeles y los acomodó, estaba construyendo un libro de recortes, sobre el cuento que leyó ese día en la biblioteca y sobre todas las historias de seres míticos de la oscuridad que pudo encontrar. Pero a pesar de intentarlo, no llegaba a saber qué habría sido lo que lo asustó ese día en la biblioteca.
Esa noche Sunoo no podía dormir, dio vueltas en su cama hasta decidir levantarse. Bajó de la cama y buscó su libro de recortes, pero no lo encontró donde lo había dejado por última vez.
La luna llena iluminaba su habitación, así que se puso a abrir sus cajones y buscó bajo la cama, pero el libro no aparecía.
-Ugh, debo estar soñando. Saldré a ver si me despierto. Después de todo mi madre era sonámbula ¿eso se hereda?
Sunoo abrió la puerta, el pasillo estaba en completa oscuridad, caminó con una vela hacia el salón principal, entraba una fuerte corriente de aire que le helaba los tobillos.
Llegando al salón principal, la chimenea ya estaba apagada, señal de que los sirvientes se fueron a dormir por hoy. Pero había algo inusual, una ventana estaba abierta de par en par.
-Se supone que las dejan cerradas, hasta con trancas cuando hay peligro.
Sunoo dejó su vela en la mesa y cerró la ventana, pero tuvo que hacerlo a la fuerza ya que una gran corriente empujó en contra. Por fin logró cerrar con un suspiro, cuando volvió a mirar tras de sí la vela se había apagado... pero había una silueta en la mesa junto a ella.
La figura chasqueó sus dedos y apareció, como por magia, una pequeña flama de luz.
-Su alteza, creo que debería... tener una fuente extra de luz. Ya sabe lo que dicen, la oscuridad es peligrosa.
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