5. Estas en el lugar correcto?

5 2 0
                                    

Volver a verlo y tan cerca alteró la química en el cerebro de Edgar, cómo podía verse tan bien?

- Yo...

- Te pregunté si estabas bien?

Esta vez no se había quedado dormido en el autobús verdad?

- Sí, solo...

- Solo...?

- Nada, lo siento, te golpee cuando me senté?

- No, solo estabas como ido, como si estuvieras en trance.

- No, solo... fue un... fue un día difícil.

- Entiendo, bueno, sea lo que sea ojalá se solucione.

- Gracias.

- Seguro.

Edgar estaba inquieto, sentía que era su momento para entablar una conversación, tal vez era una señal del destino, no siempre podía irle mal.

- Oye...

- Sí?

Y ahora que le decía?

Bajo la mirada y noto una especie de mochila ancha, parecía un rollito gigante, así que decidió encaminar hacía allí la conversación.

- Haces ejercicio?

- Sí, baile.

- Lo sabía!

- Disculpa?

Lo había dicho en voz alta?

- Me refiero a que, si lo parece.

- Sí parece que bailo?

- Ajá.

- Y cómo lo supusiste?

- Por tu cuerpo.

- Mi cuerpo?

Oh no.

- Me refiero a que... bueno...

- Estamos sentados y esta cosa tapa todo, como haz visto mi cuerpo?

- Es por el otro día cuando... amm...

- El otro día?

- Te vi hace algunos meses, igual en un autobús, y bueno, yo...

- Me observaste con detenimiento.

- Algo así... Se escucha muy creepy?

- Sí, pero... no me haz visto en el gimnasio o si?

- No, solo hace unos meses en el autobús.

- Ah, es que, en el gimnasio al que voy hay un tipo que acosa a prácticamente todos los que asistimos, es el acosador panda.

- El acosador panda?

- Sí, siempre está vestido como en blanco y negro, pero de verdad parece un panda, da miedo, sobre todo cuando se acerca a los aparatos que acabas de usar y recolecta... sudor.

- Eso es asqueroso.

- Lo sé, ya lo hemos reportado varias veces, pero el tipo sigue viniendo.

- No estará loco o algo así?

- Lo esta, de eso no cabe la menor duda.

- Y... a ti también te ha...

- Acosado? Sí, al inicio, ya no tanto, dicen que no soy su tipo.

- Que locura, de quién no serias el... me refiero a que... bueno... no eres... no que yo... es que... bueno... y saben quién es el sujeto?

El chico sonreía.

- No, casi siempre lleva el rostro cubierto, por eso te pregunté... aunque ahora que lo pienso aunque lo fueras no me lo dirías.

- No, pero de verdad no soy yo, hasta hoy no tenía tiempo ni para ir al baño, menos a un gimnasio a acosar personas.

- Por qué no tenías tiempo de nada?

- Por la escuela y mi trabajo.

- En qué trabajas?

- Trabajaba en un restaurante.

- Renunciaste hoy?

- No, el lugar quebró y tuvieron que cerrar, hoy nos dijeron y fue... mi último día.

- Lo lamento.

- Descuida.

- Y... necesitas un nuevo empleo?

- De hecho si, necesito pagar la universidad, solo tengo media beca.

- Bueno... qué sabes hacer?

- Bueno, en el restaurante aprendí bastante de limpieza, servicio al cliente, atención y algo de cocina.

- Bien, un amigo esta haciendo su propio negocio, le diré sobre ti.

- En serio?

- Ajá.

- Apenas nos conocimos.

- Lo sé... pero, me caíste bien.

- Ah si?

- Sí.

- Vaya, gracias.

- Seguro... oye esta es mi parada debo bajar.

- Ah si.

De un momento a otro, en medio de enredos con una mujer y sus hijos y una ancianita que bajaban donde mismo, Edgar terminó bajando por accidente allí también.

- Bajaste aquí?

- Al parecer.

Edgar estaba algo preocupado y el chico del autobús le sonreía.

- No sabia que bajábamos donde mismo.

- Sí... ni yo...

- Oye, ya que estas aquí, donde puedo contactarte?

- Qué?

- Para lo del empleo, con mi amigo.

- Aaaah... si...

Edgar le dio su número al chico y comenzó a seguirlo por temor del lugar donde estaba, seguía muy lejos de su casa.

- Estas en el lugar correcto?

El chico del autobús ahora parecía algo tenso.

- Es que yo... me baje por error...

- Y?

- Y no sé dónde está la parada de autobús aquí y... no conozco... este lugar...

- Ah, te vas a ir en el mismo que el que íbamos?

- Ajá...

- Ven, te llevaré a la parada.

Una vez que llegaron el autobús tardó solo 5 minutos en llegar y Edgar se despidió del chico del autobús.

- Oye universitario medio becado!

Edgar se giró.

- Me llamó Noel.

Dame tu manoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora