ÚNICO CAPÍTULO

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Las bocas callaron.

Los periodistas no dijeron nada... si es que al menos podía decirse eso.

Los noticieros no decían nada.

Los periódicos no informaban nada, la primera plana era lo mismo: faltaban menos de 13 días para los Juegos Olímpicos, por lo que el país debía estar "preparado" para recibir a los competidores de todos los países.

Ja... bueno, si decía algo un periódico: Un mitin fue dispersado el día de ayer. Dispersado... ¿en serio?

En muchas casas, muchos miembros de sus familias ya no regresaron.

Amigos, hermanos, parejas... hijos, novios, novias, padres y madres... estudiantes, investigadores, profesores... incluso algunos policías habían renunciado a sus cargos por vergüenza y se habían unido a todas esas protestas...

Los que lo vivieron, pocos lo contaron...

Asesinados.

Torturados.

Desaparecidos.


...


- XiChen, necesitamos encontrarlo – decía el viejo maestro con el nudo en la garganta – no puede ser posible que en una noche toda una manifestación haya desaparecido como si nada y nadie se diera cuenta.

- ... tío... ya fui a la plaza... no hay nadie... pero...

- ¡XiChen, por favor habla, quiero saber qué hicieron con mi sobrino, con tu hermano!

- Tío... anoche llovió, pero... hay zapatos... hay hoyos en las paredes de los edificios... y algunos lugares están machados de rojo... - el mayor de los gemelos Lan no podía dar crédito a la soledad que había visto. El lugar donde su hermano menor había acompañado a su mejor amigo y otros compañeros no contenía una soledad cualquiera: era una soledad tenebrosa, una soledad que te permitió escuchar el aterrador sonido del silencio, era un frío desierto que calaba los huesos... era una soledad que todavía tenía atisbos rojos...

- ¡XiChen! Eso no puede ser cierto, Wen RuoHan y Jin GuangShan no llegarían a ese punto, ellos-

- Ellos necesitaban que las aguas se calmaran... nuestro país no debe ser la imagen de la reprehensión... ¿no es así? Fue lo que ellos dijeron en esa reunión...

- ...

- Nosotros lo sabíamos... y no hicimos nada... ¡TÍO, NO HICIMOS NADA POR SALVARLOS!

- XiChen... necesitamos encontrarlos... a todos... esto no puede quedar en silencio


...


Una madre permanece sentada en la mesa de su sala, espera por el regreso de su esposo que salió a buscar a su hijo. Con lágrimas en los ojos, abraza el suéter que su retoño usó el día anterior, mientras murmura repetidamente "estás bien, debes estar asustado" o "sé que volverás... volverás"

Al poco rato, el padre de familia regresa. Su rostro no da respuesta a las buenas noticias: en cuestión de horas sus ojos se han remarcado con un contorno rojizo oscuro, de seguro si su hijo lo viera diría que si ya ha empezado a adoptar el maquillaje que su hermano menor acostumbra a usar. Empieza a recordar esa pelea del día anterior... pelea que fue la última vez que le dirigió la palabra...


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- ¿¡A DÓNDE DIABLOS CREES QUE VAS!?

No los olvidaremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora