¡La moto, la playa y la nota!

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Después de la aventura junto a Mario y al comprobar que la señora Mirko ya no está en la residencia, me apresuro a dirigirme con el dinero robado para conseguir todas las piezas necesarias para reemplazar las destrozadas partes de la motocicleta de Ethan. Recorro toda la ciudad, sorteando obstáculos y manteniendo un perfil bajo para evitar cualquier tipo de problema.

— ¿Crees que puedes darme un mejor precio por el faro?— pregunto al mecánico, un tipo grande con un mono manchado de grasa y una barba que parece un estropajo.

— Niña, no estás comprando piezas de bicicleta. Pero sí, creo que puedo hacer algo— responde, echándole un vistazo de arriba abajo.

Me siento aliviada al escuchar sus palabras y entonces le explico mi situación.

— Mira... mi amigo tuvo un accidente con su moto y necesito reemplazar algunas partes. Tenemos un presupuesto justo, pero haré lo que sea necesario para conseguir lo que necesita. ¿Puedes ayudarme?

El mecánico me mira con atención, evaluando mis palabras.

— Un accidente, ya veo... ¿No habrás sido más bien tú? —pregunta, rascándose la barba.

Me tenso un poco ante su pregunta, pero decido mantener la compostura y asiento con firmeza.

— Esta bien. Sí, fui yo. Pero eso no importa ahora. Lo importante es que necesito arreglar la moto de mi amigo.

El mecánico me miró con una mezcla de curiosidad y comprensión, luego asintió lentamente.

— Entiendo. Bueno, te ayudaré en lo que pueda. Ven conmigo, te mostraré lo que tengo disponible.

Con las piezas necesarias en mi poder, regreso al garaje donde guardamos la moto destrozada. Mi prima Naomi me espera allí, lista para ayudar en la tarea de reconstrucción.

— Valentina, esto es peor de lo que imaginaba —dice Naomi con preocupación mientras examina las piezas dañadas de la moto—. No sé si deberíamos meternos en esto. Esta moto es demasiado cara y no quiero ser parte del problema si algo sale mal.

La expresión de Naomi es seria, pero sé que puedo convencerla de lo contrario.

— Lo entiendo, Naomi. Pero si no arreglamos esta moto, Ethan me despedirá. Y no quiero ni pensar en las consecuencias si la policía se entera de lo que hice. Tenemos que hacer esto, juntas.

Naomi me mira dubitativa, pero finalmente asiente con resignación.

— Está bien, Valentina. Haré lo que pueda para ayudar. Pero será un trabajo difícil, y no puedo garantizar que todo salga perfecto.

Nos ponemos manos a la obra, cada una haciendo lo mejor que puede para reconstruir la moto destrozada. Con paciencia y determinación, vamos ensamblando las piezas, ajustando tornillos, soldando y puliendo hasta que la moto comienza a tomar forma una vez más.

— ¡Lo estamos logrando, Naomi! —exclamo, emocionada, mientras veo cómo la moto cobra vida poco a poco.

— Sí, parece que lo estamos haciendo —responde Naomi, con una sonrisa de satisfacción en su rostro—. Pero no te hagas ilusiones, Valentina. Todavía queda mucho trabajo por hacer.

Trabajamos incansablemente durante horas, concentradas en nuestra tarea y dispuestas a superar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino.

Finalmente, cuando el sol comienza a ponerse en el horizonte, damos el último ajuste y encendemos el motor de la moto. Un rugido poderoso llena el garaje, y ambas nos miramos con orgullo y satisfacción.

— ¡Lo hicimos, Naomi! —exclamo, emocionada—. La moto está lista para volver a rodar.

— Sí, parece que sí —responde Naomi, con una sonrisa—. Espero que valga la pena todo este esfuerzo.

Limpia, acelera y... ¡Corre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora